Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.

En el contexto del pasaje podemos observar cómo en tiempos del exilio, algunos ancianos de Israel vinieron a visitar a Ezequiel para que por medio de él pudiesen consultar a Dios, sin embargo, la respuesta inicial de Dios fue un rotundo no. Dios conocía el corazón de aquellos hombres y no veía arrepentimiento sino una profunda hipocresía, fingían querer conocer el consejo de Dios, sin embargo, con sus vidas estaban resueltos a seguir su propio camino. Seguido a esto Dios les recuerda por que causa es que se encuentran en esa situación. Al parecer ellos lo habían olvidado, sin embargo, Dios no, les recuerda las múltiples ocasiones en la que él fue bueno y misericordioso con ellos y como ellos le pagaron con rebeldía, idolatría, contaminación y desobediencia. La nación de Israel se había apartado tanto de Dios que se decían entre ellos “seamos como las demás naciones, como las demás familias de la tierra” Dios había escogido a Israel para ser luz a las naciones, para marcar la diferencia entre todos los pueblos y naciones de la tierra, les dio su cuidado, su protección, les dio sus leyes y la forma de como ellos tenían que conducirse, sin embargo, Israel menosprecio el amor de Dios, menosprecio su palabra, y menosprecio sus leyes. Miraban a las demás naciones como un ejemplo para ellos, miraban su iniquidad y su desenfreno y se decían “seamos como ellos, seamos como esas familias donde cada cual hace lo que quiere, donde no hay autoridad en la casa y los hijos viven como mejor les plazca, seamos como esas familias que se dedican a la acumulación de bienes y no a al servicio de Dios, seamos como esas familias cuyo fin es la fama, la fortuna y el placer, y para lograrlo invierten todas sus energías y su tiempo en ese propósito, seamos como esas familias cuyo dios es un ídolo de palo y de piedra, un dios que no les dice lo que tienen que hacer ni cómo vivir, un dios que es indiferente a sus pecados, un dios que tolera todo y se conforma con unas cuantas misas y procesiones, seamos como esas familias en la cual no hay un compromiso serio, sino que conviven por un poco de tiempo y ante cualquier problema cada quien sigue su camino, seamos como esas familias homosexuales que rechazan la naturaleza misma que se les ha concedido tomando una identidad que no les corresponde, seamos como esas familias donde cada quien va por su propio camino. Este era el sentir del Pueblo. A lo que Dios respondió: “eso que piensas nunca sucederá” Dios nunca iba a aceptar ese tipo de conducta, Dios nunca iba a aceptar ese tipo proceder, sino por el contrario él se encargaría de que ningún rebelde, ninguno que no haya sido renovado y transformado por el espíritu sea participe de su reino mesiánico. Dentro de muy poco nuestro Señor Jesucristo volverá a la tierra y en este lugar establecerá su reino, un reino como nunca, un reino de justicia, un reino de paz, un reino de misericordia y bondad, un reino en el que su pueblo le servirá de todo su corazón y será una nación unida que se dedica a rendir adoración al Señor. ¿En dónde estará nuestra familia cuando ello pase?¿estaremos con los rebeldes y desobedientes en el infierno o estaremos con su amado pueblo en el reino milenial? Dios los bendiga. Corpus Unum.