(Centro De Vida)
Escritura
y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe. Filipenses 3:9 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. 2 Corintios 5:21
En la escala de uno al diez, ¿Qué tan justo eres tú? Vamos a buscar la respuesta de esa pregunta, por medio de investigar el trabajo convencedor del Espíritu Santo, concerniente a la justicia. Jesús dijo, que cuando el Espíritu viniera al mundo, convencería al hombre del pecado de la incredulidad, de la clase de justicia que Dios aceptaría y del hecho de un juicio final. En los últimos estudios, hemos visto cómo el Espíritu Santo nos convence de nuestra necesidad de ser hechos justos, de nuestra falta de justicia verdadera, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, de la única clase de justicia que Dios acepta y de que esa justicia se tiene que recibir por medio de fe de la persona en Cristo Jesús. Hoy quiero que vayamos más allá para hacernos la pregunta ¿qué tan justa queda la persona que ha sido salva por medio de su fe en Jesús? Filipenses 3:9 nos dice que “Nosotros somos hechos justicia de Dios en Él”. El versículo nos dice que “Somos hallados en Él, no teniendo nuestra propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe”. En realidad, lo mejor que podemos hacer bajo nuestros propios esfuerzos es llegar a tener cierto grado de justicia religiosa, por medio de obedecer parcialmente las leyes de Dios. Pero cuando recibimos a Cristo, por medio de fe, recibimos una justicia genuina, la clase de justicia que es aceptada por Dios, y que produce una correcta conducta delante de los hombres. Conste que la Biblia no dice, que los que recibimos a Jesús, somos hechos capaces de hacer el bien, esto nos es impartido por la justicia de Dios mismo, es su justicia, no nuestra justicia, y la recibimos por medio de depositar nuestra confianza en Cristo. Todo esto tiene fundamento en lo que Dios obró en la muerte y resurrección de Jesús. 2 Corintios 5:21 nos dice “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. 1 de Corintios 1:30 dice “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”. Él lo hizo, todo es de Dios, la salvación es de Jehová, por la gracia de Dios es que somos los que somos hoy. Como cristianos, nosotros no dependemos de nuestra auto justicia, no dependemos de lo que nosotros podemos hacer por esfuerzo propio, como creyentes en Jesús, nosotros somos los recipientes de Dios mismo, nosotros somos hechos justicia de Dios en Él, lo bueno que hacemos como creyentes en Jesús, aquí en este mundo es la justicia de Dios, llevando a cabo sus frutos en nosotros; por eso es que la Biblia nos dice en 2 Corintios 9:10 “Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia”. Dios no solo nos hace justos en relación con Él, sino que también nos permite vivir una vida de buenas obras, las cuales demuestran la verdad de nuestra relación con Él, por medio de Cristo Jesús, la naturaleza del árbol determina el fruto que el árbol produce. Un árbol de manzanas producirá manzanas, un árbol de naranjas producirá naranjas, y el estilo de vida santa del que cree en Jesús, es el resultado de la santidad de Dios que ha sido sembrado en el espíritu humano del creyente, cuando se convirtió a Cristo. Somos justos, porque el Espíritu de Dios quien es justo habita en nosotros y produce la vida de Dios en nosotros. ¿A qué quiero llegar con todo esto? Quiero que sepas que, si hay algo bueno en la vida del creyente en Cristo, si hay algo digno de alabanza eso proviene de Dios; ningún hombre merece recibir crédito por vivir una vida buena; ¿por qué?, porque todo proviene de Dios. La justicia de Dios es perfecta y completa, ningún hombre puede jactarse de algo semejante, porque la justicia del hombre no es perfecta ni es completa, siempre la justicia del hombre está manchada en algún lugar u otro, pero no es así con Jesús, Él nunca pecó. Según Hebreos 10:14 cuando nosotros recibimos la justicia de Jesús, somos hechos “perfectos para siempre”, cuando recibimos la justicia de Jesús somos tan aceptables a Dios como lo es Él, y eso es motivo de gran gozo. Nosotros no podemos añadirle a la justicia de Dios que recibimos en Jesús, su justicia es tan perfecta que no puede ser mejorada, nosotros vivimos santamente y mostramos la realidad de su gracia en nosotros, la cual nos ha hecho justos delante de Él y delante de los hombres; así como el espejo refleja la imagen de una persona, nosotros reflejamos la Gloria de Dios mientras que vivimos conforme a sus principios de justicia, somos completos en su justicia. La Biblia nos dice en Colosenses 2:9 y 10 “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”. Para explicártelo mejor, Cristo Jesús tenía todo lo de Dios en su cuerpo humano y eso significa que tú y yo quienes creemos en Cristo, estamos llenos de la completa deidad en Jesús; piensa en eso, por medio de la unión que tenemos en Cristo Jesús, habiéndole aceptado como nuestro Salvador, estamos llenos de Dios. No hay nada que podemos hacer ni que debemos hacer para ser más justos de lo que ahora somos en Cristo Jesús, ya hemos recibido la totalidad de la deidad, y digo firmemente con convicción, que cuando Dios nos ha dado su todo, ni Dios tiene más que dar, por lo consiguiente nosotros debemos vivir en la provisión que Dios nos ha dado, y te digo que su provisión es suficiente, no necesitamos más; Él ha provisto todo lo que necesitamos para vivir una vida santa y piadosa. Quiero darte la clave para entender el asunto de la justicia, nosotros no somos aceptados delante de Dios a base de lo que nosotros hacemos, lo que quiero decir con esto es que Dios no nos acepta, si nosotros nos comportamos bien, ni nos rechaza si fracasamos en algún área de nuestra vida. Dios nos acepta a base de la justicia de Jesús, que nos es impartida cuando le recibimos como nuestro Salvador y espero que entiendas esto. Te pregunto otra vez, en la escala del uno al diez, ¿Qué tan justo estas tú delante de Dios en esos momentos? Ahora si eres cristiano tu respuesta es “yo soy un diez” y ¿Cómo es posible esto?, porque no se basa Dios en mi justicia que nunca podría alcanzar la perfección, sino en la justicia de mi Salvador de Cristo Jesús. Si no eres cristiano, entonces hay problemas, hay problemas porque tú por ti mismo nunca llegarás a tener perfecta justicia, tú tienes necesidad de un Salvador y para esto solo hay uno. Hechos 4:12 dice “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado por los hombres, en que podamos ser salvos”. El versículo, mi amigo, está hablando de Jesús, Él es el único que puede darte vida eterna y debes venir a Él ¡Ya! En este momento, inclina tu cabeza y dile: Señor yo sé que soy pecador, pero en estos momentos me arrepiento de todos mis pecados, ya no quiero vivir de la manera en que he estado viviendo, yo creo con todo mi corazón, que tu moriste por mí en la cruz del calvario y que pagaste la cuenta de mis pecados y ahora en este momento, te pido que entres en mi corazón, yo te acepto como si Salvador único y suficiente. Mi amigo, si tú haces esto con todo tu corazón, yo te prometo que Él entrará en este mismo instante, te salvará e impartirá su justicia en ti, y entonces Dios te aceptará como su hijo. Vamos a orar. Padre, la salvación es tan fácil y sin embargo tan difícil, te pido en estos momentos que abra los ojos de mi amigo, para que pueda comprender su situación, y que pueda llegar a entender que es grave. Te pido que en estos momentos tu Espíritu toque su corazón para que pueda venir a tus pies en arrepentimiento y recibiendo la justicia de Jesús, porque te lo pido en nombre de mi señor. Amén.
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