Escritura
A todos nos gusta recibir regalos. Yo sé que a mí, sí me encanta recibirlos. Me acuerdo cuando era niño, que los regalos que más me gustaban, no eran aquellos que yo necesitaba, sino los que deseaba. Y esos regalos a veces, no tenían ningún valor para nadie, sino únicamente para mí. Quizás mis tíos y tías me regalaban ropa que tanto necesitaba; quizás me compraban libros para avanzar mi educación; quizás me compraban zapatos o perfumes. Todos estos eran regalos que costaban algo de dinero, sin embargo lo que yo deseaba era jugar. En ese entonces no me importaba si mis pantalones estaban rotos: yo los prefería así, especialmente si eran blue jeans. Yo no tenía novia así que, qué me importaba si daba buen olor o no. Y en cuanto a los libros, yo los consideraba más bien como una tortura; acaso no eran suficientes los libros que me daban en la escuela. Mil veces prefería un juguete, una navaja o una pelota con que jugar; esas eran cosas que yo deseaba. No las necesitaba, ni tenían gran valor, pero eran cosas que yo quería tener.
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