Copyright 2016-2019 Lifeword
¿Por Qué Debo Orar?
Debemos Orar Porque La Oración Complace a Dios
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 13, 2022
Dic 11, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
34

Escritura

Hebreos 11:6

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

A todos nos gusta recibir regalos. Yo sé que, a mí, sí me encanta recibirlos. Me acuerdo cuando era niño, que los regalos que más me gustaban, no eran aquellos que yo necesitaba, sino los que deseaba. Y esos regalos a veces, no tenían ningún valor para nadie, sino únicamente para mí. Quizás mis tíos y tías me regalaban ropa que tanto necesitaba; quizás me compraban libros para avanzar mi educación; quizás me compraban zapatos o perfumes. Todos estos eran regalos que costaban algo de dinero, sin embargo, lo que yo deseaba era jugar. En ese entonces no me importaba si mis pantalones estaban rotos: yo los prefería así, especialmente si eran blue jeans. Yo no tenía novia así que, qué me importaba si daba buen olor o no. Y en cuanto a los libros, pues yo más bien los consideraba como una tortura; acaso no eran suficientes los libros que me daban en la escuela. Mil veces prefería un juguete, una navaja o una pelota con que jugar; esas eran cosas que yo deseaba. No las necesitaba, ni tenían gran valor, pero eran cosas que yo quería tener.   En esta serie de estudios, estamos analizando el por qué tú y yo, debemos orar. En nuestro pasado estudio vimos que debemos orar porque es un mandato de Dios. Vimos que Dios quiere tener compañerismo con nosotros y que tenemos un enemigo que quiere hacernos caer, y por eso es que Dios manda que oremos, para que las vías de comunicación entre Él y nosotros estén siempre abiertas. Hoy vamos a ver otro motivo por el cual debemos orar. Tú y yo debemos orar constantemente, porque a Dios le agrada que lo hagamos. Para Él no es necesario que oremos, pues Él no necesita nuestra ayuda. Él no tiene necesidad que le expliquemos lo que queremos que Él haga. Él ya sabe lo que necesitamos antes de que el pensamiento llegue a nuestra mente. Tampoco es asunto de gran sacrificio o valor, la oración. No cuesta dinero; no cuesta sangre. Diariamente pasamos largas horas hablando con nosotros mismos, así que nada nos costaría dirigir nuestros pensamientos a Dios. Entonces, ¿por qué es que a Dios le agrada la oración? Y esto es lo que quiero que estudiemos hoy. Vamos a ver el por qué a Dios le agrada la oración. Tal vez, si nos damos cuenta del por qué le gusta, podemos comenzar a orar con más constancia. Quizás nos motive pasar más tiempo en oración. Para saber por qué a Dios le gusta la oración, necesitamos preguntarle a Él. De nada nos sirve saber lo que yo pienso concerniente a la razón del por qué. Necesitamos saber lo que Dios mismo dice acerca del asunto. Y la única manera de que Dios nos va a hablar, es por medio de su Palabra. Así que vamos a la Biblia, al libro de Hebreos, capítulo 11, para leer el versículo 6, y vamos a ver si podemos aprender algo. Hebreos 11:6, dice así: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Aquí observamos que es imposible agradar a Dios sin fe. Nos explica Dios, que Él quiere que cuando uno se dirija a Él, no venga con la duda de que exista, sino que de verás crea en Él. Y, por último, vemos que Dios quiere que la persona que venga a Él se dé cuenta, de que Él hará justicia a los que de veras le busca, por las razones correctas y de la manera correcta. A Dios le agrada la oración, porque para realizar la oración uno tiene que tener fe. Y como vimos en nuestro texto es imposible agradar a Dios sin fe. Fe es simplemente creer en algo, aunque uno no lo pueda ver. Es estar convencido de algo, aunque uno no lo pueda entender. Cuando Eva estaba en el Jardín del Edén, y la serpiente se le acercó para tentarla, diciendo que no moriría si comía del fruto del conocimiento del bien y del mal, ella no confió en la palabra de Dios. Dios le había dicho que ella moriría. Eva no sabía lo que era muerte; ella nunca había visto a nadie morir, pero hubiera tenido fe de que Dios le estaba diciendo la verdad. Ella hubiera confiado en la palabra de Dios; sin embargo, no lo hizo y esto desagradó a Dios, porque era llamarle mentiroso. Cuando oramos estamos demostrando fe. El mundo se ríe de nosotros. Un sin número de personas al verme orar han hecho comentarios como: “se volvió a dormir”. Pero el asunto es que no importa lo que me dicen, o cuántas veces se rían de mí, si yo tengo fe, yo voy a orar, no importa lo que suceda. Y esto agrada a Dios, porque Dios ve que yo tengo en más estima su palabra, que la palabra del hombre. Fe es más que creer, en la mente, que Dios existe; es actuar sobre lo que creo. Si yo creo que una piedra va a caer del cielo sobren el preciso lugar donde estoy parado, me quito. El hecho de quitarme, muestro que creo que una piedra va a caer. Si me quedo parado en el mismo lugar, muestra todo lo contrario; muestra que no creo. Lo mismo es con la oración. Si de veras creo que Dios existe y contesta la oración, voy a orar. Pero, por otro lado, si no tengo fe en la palabra de Dios y no creo que Él conteste la oración, no voy a hacerlo. Así es de sencillo. Lo que estoy diciendo es que, si no oramos, es porque no creemos en la oración. Porque si de veras creyéramos en la oración, la practicaríamos. Dios no quiere que dudemos de su existencia. Él no quiere que pretendamos que Él existe. Él no quiere que juguemos al creador y la creación. Él quiere que sepamos que Él existe, y que actuemos de acuerdo a ese saber. Aquí es donde entra nuestra fe. Yo no he visto a Dios, tú no has visto a Dios, pero Dios ha dejado suficiente prueba de su existencia. Nos ha dado su Palabra y su Espíritu Santo para dirigirnos a esta verdad, además de la creación, y un sin número de otras pruebas. Cuando venimos a Él, debemos acercarnos a Él en oración, sabiendo que nos oye y que dará respuesta a nuestra oración, sea positiva o negativa. Aunque no le vemos, sabemos que Él está ahí, por esto es que oramos, y esto es precisamente lo que le agrada, el hecho de que nosotros le creemos. Él dice que está ahí. Él dice que si oramos Él contestará nuestras oraciones. Nosotros le creemos, y esto es fe, y por eso es que a Dios le agrada la oración. Otra cosa que le gusta a Dios cuando se habla de la oración, es que le estamos reconociendo como el Supremo ser de justicia. Cuando vemos el mal que hay en el mundo, y sabemos que no hay nada que nosotros no podemos ser en cuanto a ello, venimos a Él. Leemos su palabra, intentamos vivir de acuerdo a su Palabra y esperamos con fe que Él cumplirá su parte. O sea que, cuando oro, vengo a Él reconociendo su máxima autoridad sobre todas las cosas y no importa lo que el mundo haga, estoy demostrando que yo sé quién es el que está en control. Estoy demostrando que yo he escogido vivir de acuerdo a sus principios, sin importarme el hecho de que todos los demás me llamen loco. Yo creo en Dios. Sé que existe. Y prefiero vivir de acuerdo a sus reglas, porque sé que Él es justo y que, al fin y al cabo, los que viven de acuerdo a su palabra, son los que van a tener la victoria. No vengo a Él con sobornos; vengo a Él como el Creador de todas las cosas, sometiéndome a su voluntad y misericordia. No vengo a Él pidiéndole cosas sin haberme sometido a su dirección y gobierno en mi vida. Vengo a Él porque sé quién es. Vengo a Él porque sé que no hay otro. Vengo a Él antes de ir a ninguna otra parte u otra persona. Vengo pidiéndole dirección e iluminación, sabiendo que Él me ayudará. Dios quiere que vengamos a Él, con toda seguridad y confianza. A Él le agrada la oración por la sencilla razón que involucra fe. Satanás no quiere que oremos. Él quiere que dudemos de la existencia de Dios. Él no quiere que aceptemos su autoridad en nuestra vida. Él nos hará pensar que orar es perder el tiempo, insertando en cada momento libre que tengamos, otra actividad, con tal de que no podamos pasar tiempo en oración. Cada vez que intentemos orar, él traerá pensamientos que interrumpan nuestra comunicación, para que no logremos practicar esto que tanto agrada a Dios. Tú y yo debemos orar por la sencilla razón de que a Dios le agrada. Él ha hecho tanto por nosotros, y si a Él le gusta la oración, pues deberíamos orar continuamente. Y con esto, llegamos al final de nuestro estudio hoy.   Así que, vamos a orar. Padre, gracias por la oración. Antes que todo quiero pedirte perdón por no orar como yo debiera. Tú has sido tan bueno y misericordioso conmigo. Siento mucho cuando no vivo como debiera para ti. Padre, ayúdame a ser un verdadero guerrero de oración; yo sé que eso te agrada, y quiero que estes orgulloso de mí. Te lo pido, en el nombre de Jesús. Amén.

Otros archivos en esta serie