Escritura
Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. 25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 31 El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
Todo el mundo creía que era bueno, cuando solo había oscuridad en su corazón. Hoy continuaremos con la serie “Vida Nueva” y el mensaje de este estudio se titula “Simple apariencia” con ustedes su amigo y pastor Paúl Tinoco. Alejandro I, emperador de Rusia, tenía grandes deseos de que la Biblia fuese difundida por todas las partes de su Imperio. Un día, estando de viaje, vio por una ventana una Biblia abierta en San Mateo. Entró en la casa y preguntó al hombre que ahí estaba si leía el libro, y él le respondió que sí. Mientras se fue el hombre para dar agua a los caballos del monarca, este puso un billete de 100 rublos en Efesios 4, donde dice: «Por lo cual, dejada la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo». Cuando llegó la hora de partir, el zar dirigió algunas palabras de amonestación al hombre y emprendió su camino. Al cabo de un tiempo, volvió Alejandro I a pasar por allí, y otra vez se interesó por saber si el labriego leía la Biblia. Este le contestó otra vez que sí. —¿En qué punto estás de tu lectura? Le pregunto —Ahora en Apocalipsis —le dijo el hombre. Entonces, el monarca, acercándose a la Biblia, la abrió y buscó el lugar donde había colocado los 100 rublos, y los encontró todavía allí.—¡Mira, embustero, lo que hubieras hallado si hubieras leído la Biblia! Y no solo esto, sino tesoros mayores que el dinero. El pobre hombre recibió una buena lección. Es de creer que quedó por mucho tiempo curado de su hipocresía. ¿Sabía ustedes que la palabra hipócrita proviene de las antiguas obras de teatro griegas? El actor se ponía una máscara grande, que tenía una amplia sonrisa, y decía sus líneas cómicas mientras el público se reía a carcajadas. El actor luego se iba tras bastidores y se ponía una enorme máscara con el ceño fruncido y expresión triste, y volvía para decir líneas trágicas mientras el público gemía y lloraba. ¿Adivine como lo llamaban? Hipócritos, uno que lleva una máscara. Hoy estudiaremos la vida de un hombre que por mucho tiempo utilizo una máscara, todos lo consideraban un hombre ejemplar y respetable, un hijo que amaba profundamente a su padre, sin embargo, en lo más profundo de su corazón solo había amargura, odio, venganza y resentimiento. les invito a abrir la Palabra de Dios en el libro de Lucas capítulo 15:15-32, hoy estudiaremos la segunda parte de una historia fascinante, una parábola que contó nuestro Señor Jesucristo. A lo largo del ministerio de Jesús, siempre que enseñaba estaba rodeado de personas de diferente clase social, estado espiritual y vida moral, especialmente de las personas más marginadas en la sociedad, personas que en su estado buscaban ayuda, personas como los cobradores de impuestos, los ladrones y las prostitutas. Sin embargo, esto en vez de causar alegría en los Escribas y Fariseos quienes eran la gente más religiosa de su tiempo, les causaba enojo e ira a tal punto que comenzaron a criticar a Jesús diciendo “este hombre no es nada más que amigo de pecadores” Creo que estas palabras reflejaban muy bien el concepto que ellos decían tener de sí mismo, ellos se creían hombres justos y decentes, hombres que guardaban la ley de Dios, hombres dignos del cielo. Pero ¡cuán equivocados estaban! Esta es la razón por la cual Jesús les narra la siguiente historia “un hombre tenía dos hijos” el primero que aparece en el relato es el hijo menor más conocido como el hijo pródigo, un joven rebelde que menosprecio a su padre, menosprecio su herencia y menosprecio su nación, un joven que vivió una vida perdida y cuando se encontraba en medio de la miseria más terrible decidió volver a su padre con un corazón arrepentido. Hoy estudiaremos al segundo hijo, el hijo mayor. Aunque al comienzo de la historia brilla por su ausencia podemos llegar a ciertas conclusiones viento el contexto de la historia. Cuando el hijo menor de forma descarada pidió la herencia a su padre, me pregunto ¿Dónde estuvo el hijo mayor para defender el honor de su Padre ante las irresponsables acciones de su hermano menor? La respuesta es bien sencilla, simplemente no estaba ahí. No estaba ahí porque no amaba verdaderamente a su padre, no se interesaba en él ni en los problemas que este pudiera enfrentar. Y cuando el hijo menor se fue a una provincia apartada, en el cual malgasto todo lo que tenía, me pregunto ¿Dónde estaba el hermano mayor quien debía de haber intervenido para evitar que su hermano menor arruinara su vida y llenara de vergüenza a todo el mundo? ¿acaso no debía ir corriendo y conversar con él? ¿acaso no debía corregirlo con amor? Eso debía hacer, sin embargo, no lo hizo, no lo hizo ya que tampoco amaba a su hermano. Seguido a esto vemos como el hermano menor arrepentido va donde su Padre quien lo estaba buscando, quien corre a él y lo recibe con brazos de gracia y misericordia. Hace una fiesta en su honor e invita a toda la aldea. ¿Dónde se encontraba el hijo mayor mientras esto pasaba? Dice el texto “Y su hijo mayor estaba en el campo” él se encontraba supervisando a los trabajadores en el campo lejos de la aldea donde se realizaba la fiesta. “y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.” El hermano mayor no estaba al tanto de la fiesta, aunque él como primogénito tenía el deber y la responsabilidad de planificarla, ya que eran sus bienes los que se estaban usando en la fiesta, recuerden que al comienzo de la historia su Padre distribuyo sus bienes sobre sus dos hijos tocándoles las dos terceras partes al hijo mayor. Legalmente el Padre no tenía que pedirle permiso a su hijo mayor para usar los recursos ya que él todavía tenía el control de los bienes mientras estaba vivo. Pero ¿Cuál fue la razón por la cual el Padre no consulto al hijo mayor? La respuesta es muy sencilla. El hermano mayor no tenía ninguna relación con su Padre y menos con su hermano menor. Este simplemente era insensible ante las necesidades y alegrías de su familia. Ante la pregunta del hermano mayor uno de sus siervos respondió lo siguiente “Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó, y no quería entrar.” Ante la respuesta del siervo el hermano mayor debió de saltar de alegría y llenarse de gozo ya que su hermano quien se creía que estaba muerto había regresado, sin embargo, sucedió todo lo contrario, en vez de alegrarse se enojó y en vez de apoyar a su Padre se enfureció con él, estaba enfurecido de que su Padre se reconciliase con su hermano y haya hecho la paz con él. Este hubiese preferido que su padre le hiciese trabajar arduamente y que hiciese restitución por su derroche y su pecado. Uno puede aparentar espiritualidad por mucho tiempo, pero tarde o temprano se manifestará verdaderamente quienes somos. El hijo mayor por mucho tiempo había ocultado el odio y el desprecio que tenía a su padre y a su hermano menor, sin embargo, en esta escena se evidencio claramente su corazón. ¿A quién representa el hermano mayor? No hay duda de que representa a los escribas y fariseos, quienes al ver a Jesús comiendo con publicanos y pecadores y alcanzándolos con el evangelio, en vez de alegrase sintieron repugnancia y odio al maestro. Por fuera aparentaban una vida moral recta y respetable, pero por dentro estaban lleno de odio, celos e ira. En contraste con el legalista religioso y mostrando la misma paciencia compasiva que tuvo con su hijo menor. “Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.” Así como Dios en Cristo ruega a los pecadores para que se acerquen a él, de la misma forma actuó el Padre con su hijo mayor. Sin embargo, el hijo mayor en vez de aceptar el consejo del Padre, niega de forma irrespetuosa dirigirse a él como Padre y sin rodeos le dice “He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Aquí notamos varias características del hijo mayor, en primer lugar, para el hijo mayor el servir a su padre por tantos años no era más que una carga y una esclavitud, no existía amor ni consideración por su Padre, solo lo servía por interés, esperando con ansias que su padre muriera para así quedarse con todo. En segundo lugar, notamos que el hijo mayor se creía una persona buena, Así como los fariseos se creían personas buenas y justas, de la misma forma pensaba el hijo mayor, él creía que nunca había desobedecido a su padre, sin embargo, ese mismo día rechazó hacer la voluntad de su padre, evidenciando con ello que era un mentiroso e hipócrita. En tercer lugar, se queja de que su padre nunca le felicito por su legalismo. En realidad, el cielo nunca hará fiesta por alguien que se cree justo, sino solo por aquellos que humildemente reconocen su pecado y se acercan en arrepentimiento y fe a Dios. En cuarto lugar, vemos que las personas que más le importaban al hijo mayor no eran su Padre ni su hermano, sino sus amigos. Esto es muy interesante ya que los fariseos nunca se relacionaban con la gente que realmente necesitaba ayuda, es más creían que al relacionarse con publicanos y pecadores solo manchaban su manto religioso y se contaminaban ceremonialmente. Esta es la razón por la cual solo se reunían con otros fariseos, y a pesar de que decía creer en Dios y vivir para él, su corazón se encontraba lejos de él. En quinto lugar, vemos la falta de amor que tenía con su hermano. No se dirige a él como hermano sino lo llana de forma despectiva “este tu hijo, que consumió sus bienes con rameras” ¿Cómo sabia esto el hijo mayor? muy probablemente cuando el hermano menor se fue de la casa, alguien el paso la voz de donde estaba su hermano y que estaba haciendo, sin embargo, el simplemente fue indiferente y nunca fue tras su hermano menor quien más lo necesitaba. Nunca fue en busca de él simplemente porque no lo amaba. Qué imagen más triste y aterradora, el hermano mayor que ofende ves tras ves a su amado y compasivo Padre. Este hijo era una representación exacta de los escribas y fariseos quienes a pesar de estar tan cerca de Dios, estaban tal lejos de él, a tal punto de que cuando Dios se hizo carne en la persona de Jesucristo, en vez de amarlo y respetarlo, solo murmuraban de él, lo injuriaban y lo despreciaban. A pesar de todo el desprecio de parte del hijo mayor la historia termina con las palabras amorosas del Padre quien le dice a su hijo “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Más era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.” A pesar del lindo final con esas palabras llenas de gracia, creo que todos nos hemos preguntado ¿Cómo habrá acabado esta historia? ¿Cómo habrá respondido el hijo mayor? ¿se habrá reconciliado con su padre? o ¿Qué habrá pasado? Estoy seguro de que los fariseos y los escribas se hicieron las mismas preguntas y estoy seguro de que si ellos se acercaban donde Jesús a preguntarle sobre el asunto, el respondería “el final la escribirán ustedes” La respuesta definitiva que los fariseos le dieron a Jesús escribiría el final de la historia. Ya que la figura del padre representa a Cristo y el hermano mayor representa a la élite religiosa de Israel, el verdadero final de la historia la escribieron los mismos escribas y fariseos, una final más o menos así “el hijo mayor estaba indignado con su padre por haber perdonado a su hermano, entonces agarro un pedazo de madera y lo mató a golpes frente a todos” fin de la historia. ¿Cómo sabemos que así acabo la historia? Porque eso fue lo que hicieron los Fariseos con Jesús, quien representa al padre amoroso. Lo capturaron, lo golpearon y lo clavaron en una cruz. ¿Qué de nosotros querido amigo? Tal vez simplemente seamos un vivo reflejo del hijo mayor. Personas que hemos crecido en una familia muy religiosa en la cual todos aparentan espiritualidad y una vida moral respetable, delante de todos sabemos cómo comportarnos y que palabras decir, creemos que no necesitamos salvación ya que no hay nada que salvar. Nos creemos personas justas y buenas y creemos que por nuestras buenas acciones llegaremos al cielo. Sin embargo, todo es una farsa, no somos más que religiosos hipócritas que por fuera nos vemos bien frente a la sociedad, sin embargo, por dentro solo hay pecado en nuestras vidas. ¿Qué podemos hacer al respecto? Eso depende de nosotros. Podemos reconocer nuestra miseria delante de Jesús, clamar misericordia y alcanzar la vida eterna o podemos hacer lo que hicieron los fariseos, engañarnos a nosotros mismos, desechar y quitar a Dios de nuestra vida y pasar la eternidad en el infierno y en el tormento eterno ¿Cuál será el final de nuestra historia? Eso depende de nosotros. ¿Porque no vienes a él querido amigo? ¿Por qué no te acercas ante el Padre lleno de toda misericordia y compasión? ¿Por qué en vez confiar en tus buenas obras, no dejas aun lado tu justicia personal y reconoces que no eres más que un pecador, un religioso hipócrita que necesita de salvación? Ven a él mientras todavía haya tiempo. Ven a él querido amigo.
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