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Enseñando Para Cambiar Vidas
Lección Uno - El Rico Y Lázaro
Pastor - Paul Tinoco
(Centro De Vida)
Duración: 00:20:28 Minutes
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253
Aired on Mar 08, 2020

Escritura

Lucas 16:19-31

Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.

Un hombre no puede descender más bajo que cuando deposita toda su esperanza en las riquezas. Hoy iniciaremos la serie titulada: “Vida Nueva” y el mensaje de este estudio se titula “El rico y Lázaro” con ustedes su amigo y pastor Paúl Tinoco.   Hola queridos amigos, les invito a abrir la Palabra de Dios en el libro de Lucas 16:19-31. Se cuenta que cierto día un hombre bastante rico como para poder adquirir todo lo que deseara, por curiosidad fue a visitar a un hombre piadoso que vivía voluntariamente en la pobreza. El rico le manifestó su aprecio y le dijo: - ¡cuán grande es tu renunciamiento! Pero el pobre repuso: - El tuyo es más grande. - ¿Qué quieres decir con esto? ¿Es una broma? Pregunto su interlocutor. De ningún modo –respondió- yo sólo renuncio al mundo temporal, pero tú renuncias a lo que es eterno.   En el día de hoy ¡Cuántos hombres se preocupan en ganar todo el mundo!  Sin embargo, al final de sus días pierden su alma. Dedican toda su energía en asuntos temporales y al final descuidan lo que es eterno.  En el mensaje de hoy veremos un ejemplo de ello.   Estudiaremos la vida del rico y lázaro y el contraste que había entre estos dos hombres. un contraste material, un contraste espiritual y un contraste eterno.   La palabra de Dios dice “Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.” En primer lugar, vemos un contraste material. Por un lado, tenemos a un hombre extremadamente rico. Su vestimenta era prueba de ello, se vestía de púrpura. El tinte de color púrpura era un tinte muy costoso ya que se extraía de la secreción de los caracoles marinos, para producir un gramo de púrpura se necesitaban 9000 moluscos aproximadamente por lo que su uso se limitaba únicamente a artículos y prendas de lujo. Por su parte el lino fino era una tela egipcia de excelente calidad reservado únicamente para la realeza.   También dice el texto que este hombre “hacia cada día banquete con esplendidez” Recuerdo que mientras estaba en Seminario, cierto día después de una graduación los directivos nos llevaron a mí y a mis compañeros a un restaurante muy lujoso, donde había un banquete que nos estaba esperando. Había todo tipo de comidas y uno podía comer todo lo que quisiera. sin embrago este agasajo no se daba todos los días sino únicamente después de un acontecimiento importante ¿se imaginan a un hombre que al despertar cada mañana se encontraba rodeado de los platos más suculentos que este mundo podría concebir? Así era la condición del hombre de esta historia.   Por otro lado, había un mendigo, un hombre que se encontraba en la ruina y en la más extrema pobreza. Su nombre era Lázaro. Este hombre tenía ciertas características, en primer lugar, estaba echado a la puerta de la casa del hombre rico, era un indigente que aparentemente tenía parálisis de las extremidades motivo por el cual era incapaz de abastecer sus propias necesidades. Fue echado a la puerta del hombre rico con la única esperanza de que este tuviera misericordia de él.   Lo segundo que notamos es que estaba lleno de llagas, tenía una enfermedad cuya característica eran las úlceras, lesiones abiertas muy dolorosas y purulentas que cubrían todo su cuerpo. En tercer lugar, vemos que “ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico” Lázaro veía de lejos esas pequeñas porciones de pan que caían de las mesas y en su interior las anhelaba intensamente, pero nada parece indicar que tenía siquiera acceso a ellas. Muy probablemente esperaba a que los sirvientes recogieran estas migajas del suelo y lo tiraran a la basura para poder recién comerlas.   Y si esto fuera poco venían a él perros pestilentes e inmundos que le lamían las llagas, recuerden que en tiempos bíblicos los perros no eran mascotas con los cuales uno podía convivir, sino animales semisalvajes. La boca de un perro es muy contaminada y al lamer las heridas de Lázaro simplemente empeoraban e infectaban las lesiones que él tenía.   En segundo lugar, notamos un contraste espiritual. El rico tenía una oportunidad grande de ejercer misericordia, pero no lo hizo. Su corazón sin Dios solo estaba lleno de codicia y egoísmo, el mundo giraba alrededor de él y no había espacio ni cabida para pensar en los demás. Cada día pasaba por su puerta y de seguro miraba a Lázaro, sin embargo, su corazón no regenerado solo expresaba desprecio e indiferencia. Por el contrario, Lázaro en su angustia y miseria puso su confianza en Dios, descanso en él y Dios tuvo misericordia de él. Con esto hizo honor a su nombre que literalmente significa “a quien Dios ha ayudado”.   En tercer lugar, notamos un contraste eterno. La palabra de Dios dice “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.” El hombre rico murió y fue sepultado, estoy seguro que, con muchos lujos y pompas, seguro mucha gente se reunió para despedirlo, canciones y palabras hermosas fueron expresados ese día, no cabe duda que su cuerpo muerto se encontraba rodeado de flores y hermosos presentes. Sin embargo, tanta belleza quedo en el óvido cuando al abrir los ojos se encontró en un lugar lleno de tormento.   Por otro lado, también murió el mendigo, nada se dice de su muerte, si en vida nadie tuvo misericordia de él menos en aún en su muerte. Seguramente su cuerpo fue tirado al basurero de la ciudad para más tarde ser quemado en el fuego. Fue tristemente olvidado por el mundo, pero no por Dios. Cuando Lázaro dio su último suspiro los ángeles lo tomaron y fue llevado a la morada celestial. Alguien dijo lo siguiente “La muerte no es el extinguir la luz de un cristiano, sino simplemente el apagar la lámpara porque ha llegado el amanecer” eso es lo que le ocurrió a Lázaro.   Si hay algo seguro es que un día no muy lejano todos vamos a partir de este mundo. Pobres y ricos, mendigos y profesionales, jóvenes y ancianos, todos experimentaremos la muerte física. Te pregunto ¿estás preparado para cuando llegue ese día? ¿sabes con certeza donde pasarás la eternidad?  Seguido a esto vemos una conversación entre el rico y Abraham. la palabra de Dios dice “Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.”   Tan pronto el corazón del hombre rico dejo de latir, la luz y la gloria que tanto ostentaba paso a un segundo plano.  El hades o el infierno era ahora su nuevo hogar. Y estando en ese lugar de tormento dice el texto que “alzo sus ojos y vio de lejos a Abraham” no hay duda que el hombre rico estaba consiente de todo lo que pasaba a su alrededor, sabía dónde estaba, sabia porque se encontraba en ese lugar e incluso pudo reconocer a Abraham y a Lázaro a quienes vio de lejos.   Fue entonces cuando suplico misericordia. Suplico que Abraham envíe a lázaro para que este moje la punta de su dedo en agua y así pueda mitigar un poco su sed. A lo largo de toda su vida el hombre rico nunca había mostrado misericordia a otros, sin embargo, ahora la exigía, es más el concepto que tenia de Lázaro no había cambiado, todavía lo veía como un ser tan bajo e insignificante que solamente servía para hacer mandados. Esto es evidencia de que el infierno no cambia la condición pecaminosa en el corazón del hombre.   Seguido a esto el hombre rico explica la razón del porque debían de tener consideración con él. El texto dice “porque estoy atormentado en esta llama” no hay duda de que no hay mejor forma de describir el infierno que esta: un lugar de tormento. Un lugar en el cual los incrédulos serán abandonados y desterrados de la presencia de Dios, un lugar donde será el lloro y el crujir de dientes, un lugar de agonía eterna, un lugar donde el fuego es insaciable y nunca se consume, un lugar donde la gente deseará morir, pero la muerte huirá de ellos.   Estoy seguro de que cuando Jesús contó esta historia los judíos hipócritas, especialmente los Fariseos quienes lo estaban oyendo se quedaron con la boca abierta, ya que ellos pensaban que la salud y la riqueza que un hombre poseía era simplemente un reflejo de la bendición de Dios sobre una persona y por el contrario la enfermedad y la pobreza era sencillamente la maldición y el abandono de Dios hacia alguien.  Seguramente se decían ¿Cómo un ser tan miserable como Lázaro puede gozar del cielo y no solo eso sino tener el honor de estar al lado de nuestro padre Abraham? Eso era algo que seguramente no lo podían entender.   Lo mismo pasa en nuestros días, muchos miden el éxito y la felicidad en base a la salud, posición y bienes materiales. ¡Cuanto más tenga uno más grande es¡, es la proclama de nuestra sociedad en el día de hoy. Sin embargo, esto no es verdad.   Uno pudiera tener todo lo que este mundo puede ofrecer, pero si no tiene a Dios no tiene absolutamente nada y en contraste uno pudiera carecer de salud, fama, posición y una gran cuenta bancaria, pero si tiene a Dios lo tiene todo.   La respuesta de Abraham fue sorprendente. Él le dijo “Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.”   Abraham miró al hombre rico y le dijo que su situación presente era simplemente la consecuencia de su vida sin Dios. Alguien dijo lo siguiente “si vives la vida lejos de Dios en este mundo, pasaras toda la eternidad de la misma manera.” Y esto es verdad. El hombre rico había puesto en el trono de su vida al dinero, al placer y a la comodidad, y eso le pago factura más adelante. Por el contrario, Lázaro que en su miseria se refugió en Dios ahora gozaba de paz y consolación eterna.   Además de esto dice Abraham “una gran sima esta puesta entre nosotros y vosotros” en otras palabras es imposible que después de llegar al cielo o al infierno, una persona pueda pasar de un lugar a otro.   Seguido a esto el hombre rico le dice a Abraham “Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, aunque alguno se levantare de los muertos.” El hombre rico conocía muy bien a sus hermanos, sabía que ellos habían seguido sus pasos y que no eran creyentes y que tarde o temprano se encontrarían en el mismo lugar de tormento. Sin embargo, también sabía que sus corazones eran tan duros que si no sucedía una señal espectacular no creerían, esta es la razón por la cual pide que alguien resucite de los muertos y les testifique. La respuesta de Abraham es realmente impresionante. “A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos”. El Antiguo Testamento básicamente tiene dos divisiones: el pentateuco o los libros de la ley que fue escrito por Moisés y los libros proféticos. Si pudiéramos parafrasear las palabras de Abraham para nuestro tiempo, esta sería. “ahí tienen la Biblia, léanla y encontrarán el camino a la salvación” no hay duda que la Biblia, la palabra de Dios es suficiente para todos los problemas del hombre.   El Dr. Edwin San John Ward explicaba que cuando era director del Hospital Americano en Beirut acudió un paciente con una enfermedad muy extraña. Explicó que, siendo atacado por un grupo de bandidos, al verlos venir metió mano a su bolsillo y, sacando 26 monedas de oro del valor de una libra esterlina cada una, se las tragó, y ello le produjo una indigestión de oro que temía le llevara a la muerte. El cirujano le operó y, sacando el oro de su estómago, salvó su vida. Usando este ejemplo, solía decir el Dr. Edwin cuando regresó a América: «Hay muchas personas en este país que están tan llenas de oro en sus mentes y corazones que no pueden apreciar ni digerir las enseñanzas espirituales de la Palabra de Dios, que son las más importantes de la vida»   ¿Qué de ti querido amigo? Tal vez tu vida se asemeje a la vida del hombre rico, vives solo pensando en ti, y el acumular riquezas se ha convertido en el propósito de tu vida. ¿no te das cuenta de que dentro de muy poco tu corazón dejará de latir? ¿no te das cuenta de que si sigues ese camino el infierno será tu casa eternamente?  Por qué no dejas a un lado tus juguetes y con un corazón arrepentido comienzas a confiar en Dios. Lázaro lo hizo. Tú puedes hacerlo también. Dios los bendiga.

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