Copyright 2016-2019 Lifeword
Trabajando Unánimes
La Dificultad De Trabajar Juntos
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 26, 2022
Dic 26, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
0

Escritura

Juan 17:20 y 21

Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:20 y 21

Una de las cosas más difíciles para nosotros los humanos, es el cooperar los unos con los otros. Está en nuestra naturaleza carnal el deseo de hacer siempre lo que nosotros deseamos, sin tomar en consideración a las demás personas. La tristeza de esta realidad es que, debido a este sentir, la humanidad no tiene la capacidad de progresar, y aunque obtuviera algún progreso, vendría otro individuo, y lo echaría a perder, por no desear cooperar con el sistema establecido. Como cada cabeza es un mundo, y como todo individuo piensa que su manera de hacer las cosas es mejor, siempre vamos a tener problemas. Añadimos a esto la testarudez, el orgullo y el egoísmo, y la situación se pone tenebrosa.   Esta situación no sólo se ve dentro de los círculos de educación, medicina y gobierno, sino también dentro del círculo cristianos. De hecho, les aseguro que, si no fuera por el asombroso poder de Dios, el cristianismo hubiera terminado hace siglos atrás. Digo esto porque el cristianismo se compone de seres humanos, quienes obtuvieron una naturaleza espiritual al recibir a Jesús como Salvador, pero quienes no perdieron su naturaleza carnal. Debido a esta realidad, cuando el cristiano no se somete a su naturaleza espiritual y se deja llevar por la carnal, tiende a ser orgulloso, egoísta y hace lo que le place. Por lo consiguiente el mundo cristiano tampoco avanzaría, si no fuera por la verdad de que nuestro Dios es soberano y hace que su voluntad se cumpla a pesar de nuestras debilidades. Si vamos a crecer espiritualmente, será necesario que comprendamos la importancia de la cooperación. Si vamos a realizar la misión que Jesús nos ha encomendado de discipular al mundo, vamos a tener que aprender a cooperar. Si vamos a recibir la bendición de complacer a nuestro Dios y la satisfacción de poner al diablo en su lugar, vamos a tener que adoptar esta característica de cooperación. Vamos a tener que aprender a trabajar unidos para la honra y gloria de nuestro Dios. Esto es lo que Jesús deseó durante su ministerio personal, aquí en la tierra. Esto es lo que suplicó al Padre en oración. Vamos ahora en nuestras Biblias, al libro de Juan, para estudiar los versículos 20 y 21 del capítulo 17. Juan 17:20 y 21, leamos: “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. En los siguientes estudios, deseo que analicemos este asunto de trabajar unidos. Vamos a observar lo difícil que es trabajar unidos. Vamos a ver que Jesús se preocupa por nuestra cooperación. Hablaremos del hecho de que otros creerán en Jesús al ver nuestra cooperación, y estudiaremos acerca de lo que sucede cuando somos uno en el Señor, y también veremos lo que necesitamos para asegurar nuestra cooperación. Nuestro Señor Jesucristo comprendía lo difícil que nos sería cooperar los unos con los otros. Aun cuando estaba presente con sus discípulos, durante sus tres años de su ministerio personal aquí en la tierra, los había visto discutir como niños, sobre quién sería el que se iba a sentar a su derecha y a su izquierda. Los había visto pelear por quién iba a ser el más fiel y grande entre ellos. Sabiendo que esto iba a ser asunto serio, Jesús sacó la artillería pesada: comenzó a orar. Nuestro Maestro Divino nunca emprendió una tarea pesada sin consultar con el Padre. Nos dio ejemplo de buscar primeramente el reino de Dios y su justicia. En vista de lo serio de la situación, Jesús acudió a la oración para pedir ayuda divina. ¿Cómo sabía Jesús que la cooperación entre sus discípulos seria asunto de dificultad? ¿Acaso ellos no le amaban? ¿Acaso no estaban agradecidos por lo que Él había hecho por ellos? ¡Claro que le amaban! ¡Claro que estaban agradecidos! Pero Jesús no podía descartar la influencia que Satanás tiene sobre la naturaleza carnal del hombre. Él mismo sabía que Él había sido tentado en todo por el diablo, y reconocía lo difícil que sería para sus seguidores no caer en sus trampas. Debido a esto es que sintió la necesidad de pedir ayuda divina para todos nosotros. ¿Te acuerdas de la historia bíblica de la Torre de Babel? Dios había dado órdenes al hombre de esparcirse sobre la faz de la tierra. Sin embargo, el hombre no quería obedecerle. Un rey llamado Nimrod, juntó al pueblo en una llanura en la tierra de Sinaí, y estableció su reino. Todos los habitantes de la tierra en ese entonces hablaban un mismo idioma. Temiendo ser esparcidos decidieron edificar una torre cuya cúspide llegaría hasta el cielo, dándoles a todos un punto de referencia por si se perdían. La torre que edificaban con el fin de mantenerlos unidos y así llevarlos a ser una nación fuerte y poderosa, pero esto no estaba dentro los planes de Dios. Su plan era que el hombre le obedeciera a Él, no a un rey terrenal. Su plan era que el hombre se extendiera sobre la faz de la tierra, no quedarse en el mismo lugar. Así que Dios confundió el hablar de los que estaban construyendo la torre. Como no podían entenderse, no pudieron organizarse. Tuvieron que dejar la construcción. Los de un mismo hablar se juntaron y fueron a otros lugares, llevando a término la voluntad de Dios. Pero ¿qué tiene que ver esto con la oración de Jesús en cuanto a nuestra cooperación? Tiene que ver mucho, porque Satanás es un tremendo imitador. Nosotros no estamos construyendo una torre, pero sí estamos aquí para engrandecer el reino de nuestro Dios. El propósito del diablo es destruir el reino de Dios. Él sabe que, si puede confundirnos, entonces no trabajaremos unidos, y así la obra del Señor se atrasa. ¿Cómo lograr este objetivo? Por medio de confundir nuestra lengua religiosa. Él siembra sus ministros de luz en nuestro medio para torcer las Escrituras. Él nos da un mensaje que contiene medias verdades mezcladas con aperitivos carnales que nos llamen la atención, haciéndonos creer que podemos vivir como queremos, y al mismo tiempo tener una buena relación con Dios. Él juega con nuestras emociones haciendo trucos mágicos de sanidad, la cual nosotros pensamos que es divina. Nos ha confundido de tal manera que estamos peleando entre nosotros mismos, mientras que miles de personas mueren cada día, con destino al infierno. Mientras que algunos cristianos abrazan todos los milagros, aceptándolos como venidos del cielo, otros cristianos no aceptan ningún milagro, y apagan al Espíritu. Manipulando nuestro egoísmo a su antojo, el enemigo de Dios cierra nuestros ojos a las Escrituras y nos pone a pelear entre nosotros mismos. Muchas veces sobre asuntos que no tienen ninguna importancia. Y por eso es que Jesús oró. Lo que nosotros debemos hacer, es concentrarnos en el enemigo. Nosotros no somos el enemigo; Satanás es el enemigo. Y entre tanto nosotros peleamos por pequeñeces, él se ríe de nuestras prioridades. No estoy diciendo que debemos aceptar cualquier viento de doctrina. Las verdades de Jesús son claras y debemos pararnos firmes por esas verdades. No debemos fingir espiritualidad cuando no la tenemos y debemos concentrarnos en engrandecer el reino de Dios. Debemos concentrarnos en estudiar la Palabra de Dios, en vez de esperar palabras del cielo y visiones. Por eso es que Dios nos ha dado su Palabra. La ha dado para que la escudriñemos y sepamos exactamente lo que Él desea que hagamos. Fuera de ella, existen mucho engaño; Satanás de ha asegurado de eso. La misión que hemos recibido es la de engrandecer el reino de Dios, eso significa discipular. No estamos en el cielo, aquí en la tierra. Nuestra misión no es convertir un paraíso para nosotros aquí; no es reunirnos con nuestros hermanos en la fe y esperar pacientemente la venida de nuestro Señor. Eso es lo que el diablo quiere que hagamos. Estamos en un campo de batalla y tenemos una misión que cumplir; por eso, es que tenemos que luchar para estar unidos. Vamos a orar. Padre, así como se lo pidió nuestro Señor Jesús, así nosotros le pedimos que nos ayude a estar unidos para llevar a término la misión que nos ha encomendado. Padre, el diablo tiene confundidos a muchos de nosotros, y mientras peleamos los unos con los otros, las almas se pierden. Perdónanos por no ser obedientes a tu Palabra. Perdónanos por no cooperar y trabajar unidos. Perdónanos por ser tan egoístas, pensando únicamente en nosotros mismos. Te suplicamos que nos ayudes a cooperar más. Te lo pedimos por amor a las almas. Te lo pedimos para tú honra y tu gloria. Y te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Otros archivos en esta serie