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Lo Que Me Trae Gran Gozo
Es Haber Edificado Al Cuerpo De Cristo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Sep 29, 2022
Sep 24, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
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7

Escritura

Efesios 4:11 y 12; 2 Timoteo 4:6-8.

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. Efesios 4:11 y 12 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:6-8

Muchos hermanos en la fe se han privado de grandes bendiciones debido al hecho de que piensan que si no pueden hablar en público no pueden servir a Dios. Muchos me han hecho el comentario de que tienen un deseo ardiente de predicar y de enseñar a otros, pero no pueden llevar a término su deseo debido a que le tienen un terror al público. Pero escúchame, Dios no quiere que todos hablemos a grandes cantidades de personas al mismo tiempo; Él no ha dado ese don a cada persona, sin embargo, por medio del discipulado tú puedes predicar, enseñar y entrenar a una persona a servir al Señor a tu propio paso, y en privado. Y eso es lo lindo del discipulado. Pero para discipular tienes que entrenarte tú primero. Quiero que vayas conmigo al libro de Efesios, y vamos a leer en el capítulo 4 los versículos 11 y 12; Efesios 4:11 y 12 dice: “Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. En estos versículos vemos una cadena de eventos que culminan en la edificación del cuerpo de Jesús. Dios ha dado a la iglesia pastores, evangelistas y maestros, para que ellos perfeccionen, o entrenen a los miembros de la iglesia, para llevar a término la obra del ministerio. Y cuando los miembros hacen la obra del ministerio el cuerpo de Cristo es edificado, o sea la iglesia se vuelve más poderosa y fuerte para poder realizar un trabajo más efectivo para el Señor. Muchos hermanos me dicen: “Hermano Ricardo estoy leyendo mi Biblia, estoy orando, y estoy tratando de dar un buen ejemplo con mi vida, pero no me siento satisfecho. Si estoy cumpliendo la voluntad de Dios, para mi vida, ¿Por qué no soy feliz?”. La respuesta es sencilla: es verdad que Dios quiere que leas su Palabra, y quiere que ores, y también quiere que vivas una vida ejemplar; pero Él no está esperando que hagas esas cosas solo para que puedas recibir gozo y contentamiento; Él no está allá en el cielo viendo para abajo diciendo: “Allá está mi hijo leyendo su Biblia otra vez, tengo que enviarle una bendición” o “Mira, está orando, tengo que enviarle otra”. No, ese no es el propósito de estudiar, orar y testificar con vivir una vida ejemplar. Algunos tienen en la mente que, si van al templo los días domingo a cantar, oír el mensaje y hacer una oración, que eso contenta a nuestro Padre celestial y ahora pueden regresar a casa satisfechos de haber cumplido con sus responsabilidades como cristianos. Pero tal pensamiento no es bíblico, ese pensar es más bien satánico. A mí me gusta hacer la comparación de la iglesia con una fábrica, en su niñez Jesús una vez dijo a sus padres terrenales: “¿No sabíais, que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”. Para mí la iglesia es el lugar donde esos negocios se llevan a efecto; la iglesia es una organización con estructura que tiene el fin de representar el producto de la salvación en Cristo Jesús, y entrenar a nuevos empleados para representar bien ese producto. La estructura es bastante sencilla de comprender: Dios, es el dueño; Jesús, es el fundador de la organización; los apóstoles y profetas tomaron los primeros pasos en expandir la organización y poner todo en blanco y negro, para tener algo por medio del cual dirigirnos; los evangelistas, son los encargados de relaciones públicas anunciando a las masas acerca del producto que representamos; los pastores son los supervisores de las diferentes sucursales, las iglesias locales, y son responsables de ver que el producto de la salvación está siendo bien representado en el área que le corresponde; los maestros, están encargados de enseñar a los agentes representantes de la salvación, enseñándoles los principios y reglas del manual escrito por los apóstoles y profetas, bajo inspiración divina del dueño de la empresa espiritual; los santos, son los miembros obreros de la empresa, ellos son los representantes del producto, encargados de llevar el producto al individuo con el fin de que este, lo reciba y se convierta en miembro de la empresa, lo cual hace que la empresa se engrandezca día tras día. Lo maravilloso es que cuando uno se une a la empresa espiritual, no sólo tiene empleo, sino que se convierte en accionista. La Biblia enseña claramente que los que recibimos a Jesús llegamos a ser coherederos con Él, en realidad no sólo nos unimos a la empresa, sino que nos convertimos en familia de Dios al momento de recibir salvación en la persona de Cristo Jesús; siendo que la empresa es en parte nuestra ¿Por qué no vamos a luchar para engrandecerla? Como representantes de la empresa de nuestro Padre celestial, tenemos la responsabilidad de presentar el reino de Dios de la mejor manera que podamos. Esto requiere dedicación, empeño, tiempo y energía; de hecho, requiere nuestra vida total, donde quiera que vayamos somos representantes de Dios, y no existe el momento cuando dejamos de serlo. Toda nuestra vida debe ser una de busca como mejorarnos para representar ampliamente lo que significa el reino de Dios, nuestro proceder debiera ser tal que todo el que se encuentra con nosotros desee unirse a la empresa. Para lograr esto tendremos que ser entregados al estudio de la Biblia, la oración y tener un buen testimonio. Con estudiar la Biblia llegaremos a comprender cambios que necesitamos hacer y métodos que tendremos que emplear para logar nuestra meta de engrandecer la empresa. Con la oración podemos exponer nuestros sentimientos al Padre, quien es dueño de la empresa, contándole los problemas que tenemos, los errores que hemos cometido y pidiéndole que nos enseñe como dirigirnos en ciertas situaciones complicadas. Con nuestro testimonio, estamos mostrando al mundo que creemos que el producto que les presentamos es el mejor, y de vital importancia a la vida, nadie quiere comprar el producto de un vendedor si ni siquiera lo usa el mismo. Muchas personas van camino al infierno hoy por la sencilla razón de que los cristianos, aunque tienen la verdad, no la saben presentar bien, por no vivir de acuerdo a la verdad que tienen, y eso es lamentable. Los cristianos que no viven de acuerdo a las reglas de la empresa están atrasando la extensión de ella, a parte es que necesitan drásticamente de la salvación. Pero ¿Qué tiene todo esto que ver con satisfacción? Tiene que ver mucho porque el hijo de Dios nunca podrá estar satisfecho, a menos de que esté cumpliendo bien sus responsabilidades, como representante de la empresa. Es cierto que puedes estar leyendo la Biblia, orando y asistiendo a la iglesia, pero debes comprender que estas tres actividades no pueden ser el cumplimiento de tu propósito de existencia. Estas tres actividades son instrumentos que Dios te ha dado para auxiliarte en llevar a término tu ministerio, pero no son tu ministerio; tu ministerio es engrandecer el reino de Dios por medio de presentar el evangelio al mundo, y hacer discípulos de Cristo a aquellos quienes reciben tu presentación. Sólo así es que el hijo de Dios puede sentir satisfacción. El pastor no puede sentir satisfacción hasta ver que su congregación está siguiendo en los pasos del Señor, anunciando salvación en Jesús y discipulando a los nuevos convertidos. El maestro no puede sentir satisfacción hasta ver que sus alumnos están desarrollando en sus vidas los principios que Él les ha expuesto en sus enseñanzas. El cristiano miembro de la iglesia no puede estar satisfecho hasta llevar a término el trabajo que Dios le ha entregado. Si tú me dices: “Hermano Ricardo yo estoy leyendo mi Biblia, estoy orando y estoy asistiendo al templo, pero siento que hay algo que me hace falta. No me siento satisfecho, todavía hay un vacío en mi vida”. Mi respuesta es esta: yo me alegro de que estás leyendo y estudiando la Biblia, eso es necesario y es muy importante. Yo me alegro de que estas orando, eso también es necesario; y también me alegro de que estés asistiendo a las reuniones regulares de tu iglesia. Dios quiere que tú hagas esas cosas, pero te está haciendo falta lo más importante ponerte en acción y utilizar lo que has aprendido para engrandecer el reino. Hazlo y verás el gozo que vas a sentir. Vamos a orar. Padre reconocemos que debemos estar activos aquí en la tierra engrandeciendo tu reino, debemos prepararnos, pero al mismo tiempo debemos estar trabajando y poniendo en práctica lo que aprendemos. Gracia Padre por la enseñanza de hoy. Ayúdanos a ser obedientes a tu voluntad. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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