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Lo Que Me Trae Gran Gozo
Haber Completado Mi Misión
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Sep 27, 2022
Sep 24, 2022
Duración:
00:14:31 Minutes
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Escritura

Efesios 2:10; Santiago 1:22

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Santiago 1:22

Por muy pequeña que sea la tarea que nos entreguen, siempre podemos sentirnos satisfechos si la cumplimos a nuestra mayor capacidad; la esposa que prepara el platillo favorito de su marido con amor, siente gran satisfacción cuando oye al marido alabarla por su manera de cocinar. Aún el niño que es enviado a limpiar su cuarto se sonríe de oreja a oreja cuando uno de los padres le dicen bien hecho. Todo esto sucede porque Dios hizo al hombre con la necesidad de avanzar y conquistar. Dentro de cada persona está la necesidad de saber que son útiles para algo, la persona que pierde este sentir busca como quitarse la vida pues, su vida ya no tiene valor. La Biblia habla mucho acerca de esta necesidad que tenemos, haciéndonos ver que cada uno de nosotros tenemos un trabajo que realizar. Cada uno de nosotros somos importantes pues tenemos un trabajo que debemos cumplir. Efesios 2:10 dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Santiago 1:22 dice: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. Estas dos citas son prueba de que el creyente tiene un trabajo que cumplir, es necesario para su propio bienestar cumplir el trabajo que tiene ¿Por qué? Porque el hombre fue creado con la necesidad de cumplir el propósito de su Creador, si no cumple con su propósito su vida no tiene significado; y si su vida es insignificante ¿Para qué vivir? Y esa es la razón por la cual todo creyente debe cumplir con la misión que Dios nos ha designado, esta misión se encuentra en Mateo, capítulo 28, versículos 19 y 20, dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros, todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Como hemos visto, en nuestros estudios pasados, es deber de cada cristiano discipular a otros; la razón por la cual uno debe discipular es sencillo el Señor lo ha ordenado, y a menos de que cumplamos con su orden no podemos sentirnos satisfechos; al no sentir satisfacción nos desanimamos y nos sentimos inútiles, tal es el sentir de la vasta mayoría de cristianos hoy día. Nunca fueron discipulados y no están discipulando, no están cumpliendo el propósito por la cual fueron llamados por Dios; por lo consiguiente son cristianos tristes. Como miembros de una iglesia local es nuestro deber asegurar, no sólo que nuestros amigos y familiares conozcan a Jesús como Salvador, sino que le sigan en el bautismo, identificándose con Él y que se instruyan para servirle. No hemos cumplido nuestra misión hasta que nuestros amigos tomen estos tres pasos. Claro está, que sentiremos satisfacción con cada paso que dan; pero no estaremos totalmente satisfechos hasta haber cumplido con nuestra misión en la vida de ellos. La nueva pareja se siente satisfecha al ver el nacimiento de su primer hijo, pero no están totalmente satisfechos porque la tarea de padre no ha sido cumplida; ambos padres se gozan cuando el bebé se identifica con ellos por medio de decirles mamá y papá; pero no están totalmente satisfechos porque aún no terminan sus deberes como padres. Pero cuando el hijo puede defenderse por sí solo, debido a la buena educación que le han dado, y sale del hogar para formar su propio hogar, entonces los padres pueden sentir la completa satisfacción de haber cumplido sus responsabilidades como padres, si es que hicieron correctamente su trabajo. De igual manera, el cristiano no puede sentir completa satisfacción hasta cumplir su misión de discipular. El primer grado de satisfacción viene cuando uno guía a otro a los pies de Jesucristo; qué gozoso es hablar a otra persona de su necesidad de arrepentirse y aceptar a Jesús como Salvador. Pienso que una de las bendiciones más grande que hay en la vida es ver el nacimiento de una persona en la familia de Dios; oír a la persona pedir perdón de sus pecados; e invitar a Cristo a entrar en su corazón para ser su Salvador y Señor; saber que esa persona ha pasado de muerte a vida, y que ya no hay condenación para ellos. Qué tremendo se siente ser usado por Dios para librar a un alma de las llamas del infierno, el saber que Satanás ha sido derrotado una vez más, es suficiente para traer una sonrisa al rostro de cualquier soldado de Jesús. Pero eso no es el fin de la misión, es apenas el inicio, todavía hay mucho trabajo qué hacer; y no puede haber completa satisfacción en este momento debido a que falta mucho por hacer. El segundo grado de satisfacción vendrá cuando el nuevo creyente toma el paso de bautizarse, identificándose así con Cristo; eso es motivo de gozo porque es un acto externo de lo que ha sucedido dentro de su corazón; es el momento cuando el nuevo creyente dice: “Soy hijo de Dios, he aceptado a Cristo; he muerto al pecado; y he sido resucitado, o he resucitado a una nueva vida en Jesús”. Muchas personas dicen aceptar a Cristo, pero no muchos siguen al Señor en bautismo, ¿Por qué? Simplemente porque el bautismo es algo visible. En cierta forma es algo, comprometedor, ya se sabe que al tomar este paso de obediencia ahora lo tendrán que seguir con otro, y aún con otro. Es un paso positivo que indica el deseo del cristiano de ser obediente y de luchar por la verdad; es un paso que indica que uno pertenece al ejército del Señor y por eso trae gran gozo a los demás discípulos de Jesús; porque ahora hay otro compañero combatiente que les ayudará en la lucha contra el mal. Sí, es un paso que trae gran satisfacción, pero no es el fin; aún falta mucho que aprender; aún faltan muchas batallas por delante; el bautismo no trae experiencia y madurez, es un paso necesario que trae satisfacción, pero no satisfacción total; aún no se ha cumplido la misión; aún no termina el discipulado. El tercer grado de satisfacción viene con la enseñanza de la Palabra de Dios, y el preparar al discípulo para enfrentarse al enemigo por medio de entrenarle en guardar las enseñanzas de Jesús. Cuando digo guardar no quiero decir poner las enseñanzas de Jesús en un lugar seguro bajo llave, un amigo me hizo ver que la mayoría de los cristianos cumplen bien esto de guardar las enseñanzas de Jesús, las tienen tan bien guardadas que ellos mismos no saben dónde están; pero en este caso guardar las enseñanzas de Jesús es cumplirlas. Claro está, que para cumplirlas primero tenemos que saberlas, y es el trabajo de nosotros pasar la enseñanza de nuestro Señor a nuestros hermanos nuevos en la fe. De eso se trata el discipulado, al terminar este paso, y al ver el nuevo discípulo practicando lo que ha aprendido por medio de discipular a otro, nuestro corazón se llena de gozo; es en ese momento que podemos ver a la persona a quien hemos entrenado, esta persona con quien hemos gastado nuestras energías, y decir Misión Cumplida. ¡Qué satisfacción! Sin embargo, nuestra vida no ha terminado, por lo tanto, seguimos adelante cumpliendo misión tras misión; con cada persona que discipulamos nuestro gozo aumenta; con cada persona que discipulamos nos sentimos más satisfechos; ¿Por qué? Porque estamos cumpliendo con el propósito por el cual fuimos llamados a ser hijos de Dios. Estamos caminando en los pasos de nuestro Señor, pasando sus enseñanzas de generación a generación, hasta que Él regrese por nosotros; y conste, que yo soy del pensar que ya no nos queda mucho tiempo, necesitamos discipular al mundo y necesitamos hacerlo ya. Si no has tenido la dicha de tener a alguien quien te enseñe, pues pide nuestro curso bíblico por correo, estúdialo, comparando su enseñanza del estudio con la Biblia para asegurarte de que es la verdad, y comienza a enseñar a otro lo que has aprendido. Esto te lo digo por tu propio bien, porque nunca serás feliz y satisfecho hasta cumplir con el propósito y mandamiento de Jesús, y su mandamiento es discipular. Vamos a orar. Padre, hoy hemos reconocido, que no hemos cumplido nuestra misión hasta que nuestros amigos y familiares te hayan recibido, seguido en el bautismo y hasta que hayan aprendido a cumplir con tus enseñanzas. Te pido que nos implantes un deseo ardiente de discipular a otros, porque solo así es querealizaremos el trabajo que nos has dejado. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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