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Si Le Perteneces A Cristo
Renovaras El Espíritu De Tu Mente
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 21, 2022
Jul 20, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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105

Escritura

Proverbios 23:7; Efesios 4:17-23

Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo. Proverbios 23:7 Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente. Efesios 4:17-23

Proverbios 23:7 hablando del hombre dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Si el hombre es derrotado en su mente, su vida será una de derrotas continuas, si tiene una mente sana, su vida será limpia; como es el hombre en su pensamiento, así es él y va a actuar de acuerdo a su mente. Estamos en nuestro cuarto estudio sobre el tema si en verdad eres de Cristo. Hoy queremos hablar acerca de una renovación en el espíritu de nuestra mente, la Biblia nos enseña que, si uno verdaderamente tiene a Cristo en su corazón, se irá renovando en el espíritu de su mente. Quiero que vayamos al texto para esta serie, se encuentra en Efesios, capítulo 4, y vamos a leer los versículos 17 al 23. Efesios 4: 17-23, escucha bien: “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el Espíritu de vuestra mente”. Antes de recibir a Jesús como Salvador, la persona tiene una mente depravada, totalmente ciega a las cosas espirituales. ¿Te fijaste en el texto? Escucha: “teniendo el entendimiento entenebrecido, andan en la vanidad de su mente”. Romanos 1:28, nos dice que, por no tomar los hombres en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen. Dios nos habla de la diferencia entre el creyente y el incrédulo, en Tito 1:15 y 16, diciendo: “Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra”. La persona que no tiene a Cristo pensará únicamente en su carne, no puede pensar en lo espiritual y aunque pensará en ello no podría entender. 1 Corintios 2:14 nos muestra que el hombre natural no percibe las cosas que son del espíritu de Dios porque para él son locura, y no las puede entender porque se han de discernir espiritualmente. Por eso es que algunos, quienes escuchan este programa, se burlan y creen que estoy loco; por eso es que leen la Biblia, pero quedan sin entendimiento; por eso es que no pueden ver nada malo en bailar, fumar, tomar licor, consumir drogas, leer revistas pornográficas, cometer adulterio, robar, mentir, y todas las demás cosas. No pueden ver nada malo en ello porque como dice 2 Corintios 4:4 “El dios de este siglo, o sea satanás, les ha cegado el entendimiento. Y así es todo hombre antes de conocer a Cristo como el Salvador de su alma. Pero ahora nuestra mente ya no es así, ¿y cómo es? Pues es una mente sin igual; digo sin igual porque no hay mente como la de Cristo y eso es precisamente lo que recibimos al aceptar a Jesús, su mente. ¡Ah! ¿Con que crees que estoy exagerando? Pues escucha lo que dice 1 Corintios 2:16 “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”. Y si tenemos la mente de Cristo nuestro pensar será muy diferente a lo que era antes; en la mente de Cristo está el hacer la voluntad del Padre. Cuando Jesús estuvo llevando a efecto su ministerio terrenal, Él dijo: “No puedo yo hacer nada por mí mismo, según oigo así juzgo. Y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”. Momentos antes de su crucifixión Jesús pudo haber regresado al cielo dejando eternamente condenado al hombre, pero dijo: “Mas no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Y fue a la cruz para salvarnos de nuestros pecados. La mente de Cristo está libre de egoísmo, y el mismo sentir y pensar que tuvo Él, debe ser nuestro sentir y pensar ¿Y cuál es el sentir de Cristo? Creo que el apóstol Pablo lo aclaró bastante bien en su Carta a los Filipenses, Filipenses 2:5-8 dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. El sentir de Jesús es un sentir de amar sin esperar nada a cambio; tanto es su amor que abandonó todos sus derechos y títulos celestiales, despojándose de su divinidad para venir a la tierra y vivir una vida perfecta, logrando así los derechos de ser la única persona quien pudiera traernos la salvación. En su perfección dio su vida muriendo en nuestro lugar, y lo único que pide es que aceptemos su sacrificio pues sólo así es que podemos ser salvos. Todo esto lo hizo por amor al Padre y por amor a nosotros, eso es lo que hay en la mente de Cristo. Jesús nos dejó con dos mandamientos simples para gobernar nuestras vidas, el primer mandamiento es: Amar a Dios con todo nuestro ser; y el segundo es: Amar a los demás como a nosotros mismos. Nuestra mente que es la de Cristo, nos impulsará a llevar a cabo estos dos mandamientos en nuestras vidas. Lo único que nos estorba es nuestra naturaleza carnal, por eso es que nuestro texto nos dice: “Renovaos en el espíritu de vuestra mente”. ¿Cómo cambiarían nuestras vidas, si pensáramos antes de actuar? Siempre nuestra mente y nuestro corazón nos reprender antes de cometer una falla, pero muchas veces sin pensar actuamos y es por eso que caemos. Nuestra actitud es afectada por la manera en que pensamos, al iniciar el estudio leímos un versículo en Proverbios que señala que el hombre es lo que piensa en su corazón, las personas que viven leyendo pornografía y pensando en basura así van a vivir, por eso es que la Biblia nos enseña a pensar en las cosas que son dignas de ser estudiadas. Al pensar en Dios y cosas buenas nos renovaremos, nuestro vivir, nuestro actuar será diferente, porque nuestro pensar será diferente. No me sorprende la maldad que existe en nuestro mundo hoy día, pues mira lo que la gente vive dando de comer a sus mentes, cuántas horas pasan las personas frente a la pantalla de una televisión, viendo novelas y películas que se componen de pura basura; que este la abandonó para irse con la otra, y que la fulana está durmiendo con quien sea para desquitarse y dar celos al fulano, que vino el otro y la mató porque no podía ser de él; y eso le dan de comer a su mente por horas y horas, día tras día, mes tras mes, y año tras año. De repente lo que vemos es que su propia vida se ha convertido en una novela. Lo que piense el hombre en su corazón, así es él. Si uno tiene en verdad a Cristo habrá un renovamiento en el espíritu de su mente, como hijos de Dios debemos obedecer a la mente de Cristo, la cual recibimos al aceptarle como nuestro Salvador. Para terminar, quiero que leamos el versículo 8, del capítulo 4 de Filipenses, dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Vamos a orar. Padre gracias por damos tu palabra, la cual nos enseña cómo crecer en la fe para poder servirte a ti por medio de servir a la humanidad en tu nombre. Ayúdanos a renovarnos en el espíritu de nuestra mente. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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