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Si Le Perteneces A Cristo
No Andarás Como Los Demás
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 18, 2022
Jul 18, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

Efesios 4:17-24; Juan 15:18-20

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Efesios 4:17-24 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. 20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Juan 15:18-20

El mundo tiene un concepto torcido de lo que es un cristiano, aparentemente el mundo cree que el creyente en Cristo es alguien quien se mete a un cuarto, privándose de toda comunicación, para leer su Biblia y orar. Creen que un cristiano no puede reírse pues, mostrar los dientes es pecado; piensan que el creyente en Cristo es alguien que se deja abusar de todos, sin levantar un dedo para pelear por la justicia, y que no tiene sentimientos. Quiero decirte que yo soy una persona que no se siente decepcionado al tener vida, y yo soy creyente en Cristo; de hecho, yo no cambiaría lugares con nadie; amo a Dios; amo a la vida; soy feliz y me gozo en la realidad de que Jesucristo mora en mi corazón. Fíjate que no fumo, no bailo, no tomo licor, no uso drogas, y aún con no hacer ninguna de estas cosas, me gozo de la vida. El asunto es que cuando uno ha conocido personalmente a Jesús, sus deseos cambian ¿Por qué? Simplemente porque cuando uno recibe a Jesús, recibe una nueva naturaleza también, una naturaleza espiritual. Algunos cristianos usamos el término “nacer de nuevo”, para explicar el cambio que ha habido en nosotros. Conste que todavía tenemos los mismos deseos que teníamos antes, debido a que todavía estamos con nuestra naturaleza carnal, pero al recibir la naturaleza espiritual, la cual viene de Dios, viene a nuestras vidas deseos nuevos. Esos nuevos deseos tienen más importancia que los de la carne, por lo consiguiente tienen prioridad, el andar en el Espíritu de Dios llega a ser nuestra meta, pues eso es lo que agrada a nuestro Padre celestial; andar en las cosas de la carne no le agradan, y por eso tratamos con todas nuestras fuerzas de no dar lugar a esos deseos en nuestra vida. Esto es una lucha constante, y claro está que, si uno realmente es de Cristo, se verá un cambio en su persona. La persona que tiene a Cristo en su corazón ya no es la misma persona de antes, hay algo diferente en su diario caminar; no es como las otras personas, hay algo distinto. Ahora habla constantemente de Jesús; habla de la Biblia y lo que agrada a Dios; los vicios ya no tienen importancia para el cristiano; y los defectos lentamente van desapareciendo de su vida; el cristiano tiene un pensar nuevo y se ve que su persona cambia diariamente para algo mejor. Es como si se estuviera transformando de un monstruo a algo bello, ¿Qué es lo que está sucediendo? Lo que sucede es que está creciendo espiritualmente. Quiero que vayas conmigo al Libro de Efesios, capítulo 4, y vamos a leer los versículos 17 al 24, quiero que demos por inicio hoy una nueva serie de estudios sobre cinco cosas que veremos en la vida de la persona, si es que en verdad ha recibido a Jesús como su Salvador. Efesios 4:17-24, nos da una lista de cinco eventos que se deben llevar a efecto en la persona que ha depositado su fe en la persona de Cristo Jesús, leamos “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Notemos que la primera cosa que observaremos en la vida de una persona que realmente tiene a Cristo en su corazón, es que ya no andará como las demás personas. Aquí no estamos hablando de la forma en que camina uno, o sea de las piernas, sino de la manera en que uno vive. ¿Y cómo viven la mayoría de las personas? El versículo 17 del texto, nos indica que viven en la vanidad de sus mentes, antes de conocer a Cristo el hombre tiene una mente totalmente diferente, su propósito de vivir es sacarle el jugo a la vida, su naturaleza carnal dice que él es Dios y que debe buscar cuidar al número uno; en su orgullo se olvida de Dios y busca glorificarse a sí mismo. Por no tomar en cuenta a Dios, Dios le entrega una mente reprobada, y eso es exactamente lo que tenemos hoy, un mundo gobernado por personas con mentes reprobadas. Un mundo donde el hombre muy hombre es aquel que puede ingerir más cerveza sin perder el equilibrio; tener una docena de mujeres, y hablar con el vocabulario más obsceno que puede. Un mundo donde las mujeres sofisticadas son aquellas que están dispuestas a bañarse desnudas en las playas, y dormir con cualquier hombre sin mencionar al matrimonio, y si resulta el embarazo, pues para eso se inventó el aborto. Un mundo donde los jóvenes en vez de aprender una vocación, para mejoras de la humanidad, aprenden a robar, mentir y engañar para poder mantener su diario consumo de drogas, las cuales le degeneran de tal forma que ni aún la vida les interesa. Tal no es el proceder de la persona que tiene a Cristo en su corazón, ¿por qué? Porque su meta ha cambiado. La persona que tiene a Cristo, le tiene porque se ha dado cuenta del destino al cual le lleva el camino de la carne, el creyente en Cristo está hastiado de esa clase de vida, sabe que en esa vida no hay ninguna satisfacción que dure, sabe que todo es temporáneo y que luego la carne sólo le pedirá más y más, ha estado en esa vida y nunca le trajo paz ni verdadera felicidad. El creyente en Cristo sabe que la única felicidad es tener una buena relación con Dios, pues para eso fue creado, su meta ahora es la de agradar a Dios por medio de honrarle con su vida. En eso se encuentra su felicidad. Por eso es que ya no anda como las demás personas, su comportamiento es diferente, su vocabulario es diferente, sus gustos son diferentes; por eso es que el mundo no le comprende y le menosprecia, pero no importa porque el Señor Jesús ya le había hablado de ello. Jesús hablando con sus seguidores en Juan 15:18-20, dice: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra”. El creyente en Cristo ya no andará como las demás personas, porque ahora Cristo mora en su corazón, ya no es la misma persona de antes, de hecho, es una nueva criatura, no ha alcanzado la perfección, pues todavía tiene su naturaleza carnal; y tendrá que luchar con esa naturaleza carnal día y noche, puede ser que caiga de vez en cuando, pero aborrecerá esos momentos y no encontrará felicidad en el pecado. Únicamente se sentirá bien cuando anda nuevamente en los caminos y en la voluntad de su Padre celestial. Repito: si en verdad una persona es de Cristo, ya no andará como las demás personas, Te lo aseguro. Vamos a orar. Padre queremos darte gracias por el Espíritu Santo quien mora en todos los que hemos recibido a Jesús como nuestro Salvador. Debido a Él es que nuestra meta y nuestro proceder en la vida ha cambiado. Pedimos que permitas que nuestros amigos miren el cambio, la paz y la felicidad genuina que nosotros tenemos en Cristo Jesús, y que por ver el cambio que hay en nosotros se den cuenta que hay algo mejor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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