Copyright 2016-2019 Lifeword
Si Le Perteneces A Cristo
Andarás De Acuerdo A La Enseñanza de Cristo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 19, 2022
Jul 18, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
16

Escritura

Efesios 4:17-21; Mateo 11:28-30.

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. Efesios 4:17-21 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:28-30

En nuestro estudio pasado vimos que la persona que realmente tiene a Cristo en su corazón ya no andará como las demás personas del mundo. En nuestro estudio hoy vamos a ver la segunda marca que señala la persona que verdaderamente es de Cristo. Vamos a ver también que el estudio de hoy lanzará un poco de luz sobre el ser diferente a las demás personas. Vamos a Efesios, capítulo 4, en nuestras Biblias y leamos los versículos 17 al 21, dice: “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús”. Según lo que acabamos de leer la persona que en realidad es de Cristo andará conforme a lo enseñado por Cristo, será obediente a sus mandatos siguiendo en las pisadas del Señor. Muchas personas hoy dirían que sería imposible tratar de aprender todo lo enseñado por Jesús, para poderlo poner a práctica en sus vidas. Por eso es que Jesús nos ha simplificado el asunto, para que no nos cueste tanto. En vez de hacernos una larga lista de cosas que no podemos hacer, Jesús nos ha dado dos reglas positivas por medio de las cuales podemos encaminar nuestras vidas en sus veredas. Jesús no quiere que la perdida cristiana nos sea pesada; Él no quiere que sea una carga para nosotros, acuérdate que fue Él quien dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mí yugo es fácil, y ligera mi carga”. 1 Juan 5:3, dice: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”. ¿Cuáles son los dos mandamientos o reglas, que nos da el Señor Jesús, para dirigir nuestras vidas? Pues se encuentran en el libro de Mateo, capítulo 22, versículos 37 al 40, escucha lo que dice: “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. Y estas son las dos reglas: En primer lugar: Amar a Dios, y, en segundo lugar: Amar al prójimo. ¿Qué significa amar a Dios? Bueno, antes de entrar a la explicación de esta pregunta, siento que es necesario que comprendamos que la palabra Amor, es una palabra mal usada en nuestros días; muchos mal usan esta palabra intercambiándola por la palabra sexo; otros dicen: “Te amo”, cuando realmente quieren decir: “Me caes bien, porque estás a mi favor”, cuando la persona cinco minutos después se le opone, sus palabras cambian a: “Te odio”. Esto no es amor. Amor es esperar el bien y hacer bien a otros sin esperar nada a cambio; es una entrega activa, sin egoísmo. Amar a Dios es honrarle y glorificarle; es entregarle alabanza y agradarle por medio de obedecerle, confiando en Él, no importa lo que suceda. El versículo que terminamos de leer fue explícito en decirnos cómo debemos amar a Dios, pues dice que debemos amarle: “Con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, y toda nuestra mente”. O sea, que debemos amar a Dios con todo nuestro ser. Las palabras te amo salen tan fáciles de nuestra boca, pero respaldar estas palabras es otra cosa, acuérdate que el término amor es un término vivo y activo, es una palabra que entra en acción. Me acuerdo de la historia de un joven enamorado que contaba linduras a una señorita diciendo: “Yo te amo tanto, que iría a la luna por ti, sin traje espacial. Te amo tanto que me cruzaría todo un desierto para llegar a ti. Me iría hasta las profundidades del mar, sin equipo de bucear, por sólo un beso que me dieras”, cuando había hecho todas estas fantásticas promesas la señorita le preguntó: “¿Y vas a venir a visitarme más tarde?”, a lo cual él respondió: “Si no llueve”. Pienso que así son la mayoría de los creyentes, decimos cuánto queremos a Dios, y lo que haríamos por Él, y luego ni siquiera asistimos a su casa por ir a pasear o por ver un programa televisado, o porque caen unas cuantas gotas de agua. Te pregunto: ¿Será esto amar a Dios con todo nuestro ser? Claro que no, escucha otra vez lo que dice 1 Juan 5:3, “Pues este es el amar a Dios, que guardemos sus mandamientos”. Si amo a Dios haré todo para complacerle y no haré nada para lastimarle, siempre haré todo lo que pueda para que Él sea orgulloso de mí, y ese es el primero y grande mandamiento. El segundo mandamiento o regla que da Jesús es: “Amar al prójimo, como a uno mismo”, el dicho del humanismo secular es: “Hazles a otros, antes de que te lo hagan a ti”; siempre se nos ha dicho que debemos cuidar al número uno, siendo nosotros ese número uno, y tal no es la enseñanza de Cristo, Cristo nos enseña a poner en primer lugar a Dios, en segundo lugar, a otros y en tercer lugar venimos nosotros. No solo debemos amar a otros, sino debemos amarles como a nosotros mismos, y eso no es fácil de aceptar pues siempre buscamos nuestro propio bienestar, todo lo queremos para nosotros mismos sin realmente pensar en los sentimientos y deseos de otros. La verdad es que no está en nuestra naturaleza carnal el poner a otros en frente de nosotros, a menos de que nos sea provechoso. Al amar a otros como nos amamos a nosotros mismos, estaremos buscando siempre el bienestar de ellos; para nosotros siempre buscamos lo mejor, y eso debe ser precisamente lo que buscamos para otros. Viendo las cosas desde este punto de vista, nuestra vida logra tener un propósito, donde antes el propósito era uno de egoísmo, ahora es uno de amor, ¿Y de quién nos recuerda eso? Así es, de nuestro Señor Jesús. Jesús, siendo Dios, no buscó su propio bienestar, sino que se humilló y se entregó a la muerte en una cruz, para nuestro propio bienestar; es Jesús quien nos dice en Juan 13:34 y 35: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Si en verdad somos de Cristo, vamos a caminar de acuerdo a sus enseñanzas, esta es una marca que identificará al verdadero cristiano. A sus seguidores Jesús dice, en Juan 13:15-17: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”. Vamos a orar. Padre sabemos que nuestro deber es vivir las enseñanzas de Jesucristo en este mundo. Sabemos que las enseñanzas de nuestro Señor se pueden resumir en dos: Amarte a ti con todo nuestro ser y amar al prójimo como a nosotros mismos. Padre te estamos pidiendo que nos llenes y nos ayudes para llevar a término estos dos mandamientos, sólo lo conseguiremos si Tú estás con nosotros, porque Tú eres amor. Vive tú vida en las vidas nuestras, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Otros archivos en esta serie