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Si Le Perteneces A Cristo
Lucharas En Contra Del Viejo Hombre
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Jul 20, 2022
Jul 20, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

Efesios 4:17-22; Gálatas 5:16 y 17

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos. Efesios 4:17-22 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Gálatas 5:16 y 17

No puedo contar las veces en que he estado en un servicio religioso, donde el mensaje de Dios tocó profundamente mi corazón, y donde he pasado al altar para ponerme de rodillas, pedir perdón por mis faltas y renovar mis deseos de servir a Dios con toda mi vida. Cada vez que lo he hecho he sido honesto y sincero, me levanto con una determinación de poner al diablo en su lugar y de levantar en alto a mi Salvador Jesucristo. Salgo del templo sintiéndome contento y listo para encender al mundo por Cristo, pero en la noche antes de dormir me pongo a pensar en lo que pasó durante el día y encuentro que he vuelto a fallar. Quizás fue una mala actitud, una mentira con buena intención, un enojo que provino debido a orgullo o un sin número de cosas; la cosa es que falté. Nuevamente tengo que pedir a Dios que me perdone y que me ayude en el día de mañana a ser un poco mejor. ¿Nunca te ha pasado esto a ti? Yo sé que sí. Creo que lo único que me consuela es el hecho de que en mi ser yo sé que he cambiado, puedo ver mi vida y hoy soy mejor persona que hace un año atrás, tengo muchos defectos en mi vida y sin embargo no son tantos como lo eran antes, me siento más cerca del Señor, he madurado en lo espiritual, y ya no soy derribado con tanta facilidad. ¿Qué es lo que ha sucedido? Bueno lo que sucede es que se está viendo algo, un proceso en mi vida que señala que Jesucristo verdaderamente mora en mí, y que yo le pertenezco. Vamos en nuestras Biblias al Libro de Efesios, capítulo 4, y leamos los versículos 17 al 22, en este pasaje encontraremos la tercera cosa que señala que uno verdaderamente sea de Cristo, leamos: “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas vosotros no habéis aprendido así de Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. Como podemos ver en esos versículos si uno en verdad es de Cristo, ya no andará como las demás personas, pues seguirá las enseñanzas de Cristo. Pero el versículo que deseo que estudiemos hoy, es el versículo 22 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. Una cosa que podremos ver en la vida del verdadero cristiano es que hay un crecimiento; poco a poco su vida dejará de ser lo que era; Cristo será más fuerte en su vida al pasar del tiempo, porque el creyente poco a poco irá comprendiendo el propósito de su existir; cada día su amor por las cosas del mundo irá disminuyendo, y las cosas del cielo le serán más preciosas; al madurar su deseo será servir a Dios con todas sus fuerzas; irá despojándose de los errores que había en su vida antes de recibir a Jesús como su Salvador; llegará a sentir un gran disgusto por el viejo hombre. ¿Pero quién es este viejo hombre? Toda persona que recibe a Jesús tiene una naturaleza doble: tiene la naturaleza física y una nueva naturaleza, la cual es espiritual. La naturaleza física es carnal, y es afectada mayormente por los deseos de la carne, esa naturaleza se opone a las cosas de Dios y siempre luchará en contra de lo espiritual. Gálatas 5:16 y 17, dice: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”. Pablo lo explica de otra manera en Romanos, capítulo 7, versículos 14 al 24, el apóstol describe la lucha del viejo hombre con el nuevo hombre de la siguiente manera: “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. (Saltemos al versículo 18) Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. (Y ahora el versículo 22) Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”. Así que el viejo hombre es nuestra carne, y como lo dice en nuestro texto en Efesios 4:22 “está viciado conforme a los deseos engañosos”. No cabe duda que el viejo hombre perjudica mi bienestar espiritual, hace que quite mis ojos de Dios para fijarme en las cosas de este mundo; en vez de depositar mi confianza y vida en Él, comienzo a depender de mis propias habilidades; dejo de glorificar a mi Creador y comienzo a glorificarme en mi mismo; comienzo a sembrar para la carne y no para el espíritu. Y esto no conviene pues, Gálatas 6:8 nos dice: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. Ahora que hemos aprendido que el viejo hombre debe morir, ¿Cómo nos despojamos de él? El apóstol Pablo dijo que él golpeaba su cuerpo y lo hacía servir a Dios, en 1 Corintios 9:27. ¡No que se daba de golpes en su cuerpo, sino que no permitía a su cuerpo hacer lo que le daba la gana! Al tener el deseo de mentir Pablo decía: ¡No! Lo cual era una cachetada al orgullo de su cuerpo; cuando el cuerpo deseaba hacer algo que iba en contra de su naturaleza espiritual, Pablo simplemente le decía: ¡No! Y la hacía sujetarse a la dirección del Espíritu. Las Escrituras nos dan otro consejo en Romanos 6:12 y 13, dice: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias (o sea un deseo exceso de gozo sensual); ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia”. La manera de despojarnos del viejo hombre es por medio de mantenernos ocupados en asuntos espirituales y la obra de Dios, si estamos ocupados en las cosas del Señor, no vamos a tener tiempo para la carne. Si uno en verdad tiene a Cristo en su corazón se irá despojando de este viejo hombre, me gozo en gran manera cuando pienso que las personas están viviendo con fe en el Señor; y al mismo tiempo me causa gran tristeza, cuando las personas dicen ser mis hermanos en la fe, y sin embargo viven todo lo contrario a lo que es un cristiano. A esos uno les tiene que hablar como a carnales, pues aún no viven conforme al Espíritu. Tampoco digo que tenemos que ser perfectos pues, eso no lo lograremos hasta que Dios nos transforme al llevarnos con Él al cielo, pero si debemos ir tras la perfección y debemos realizar cambios en nuestras vidas. Cambios que podemos lograr únicamente por el poder de Dios. Jesús dijo que podríamos conocer a los suyos por medio de sus frutos, o sea que los que realmente son suyos van a servirle y van a obedecerle, y esto sería imposible a menos de que se despojen del viejo hombre. ¿Qué tan fuerte está ese viejo hombre en tú vida? Si se ve más de él que del nuevo hombre, entonces las cosas van muy mal. Debemos meternos de lleno en servicio a Dios y comenzar a mostrar que realmente somos de Cristo. Vamos a orar. Padre pedimos que tu Espíritu nos de las fuerzas que necesitamos para resistir los deseos de nuestra carne, y llevar a término los deseos de nuestro espíritu. Señor ayúdanos a vencer al viejo hombre porque es necesario que Cristo crezca en nuestras vidas y que nosotros mengüemos. Esto lo pedimos en el nombre de Jesús, para honra y gloria tuya. Amén.

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