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Perdóname Señor
Porque Tengo Conocimiento Limitado
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 05, 2021
Oct 05, 2021
Duración:
00:14:30 Minutes
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Escritura

Jeremías 29:13; 2 Pedro 3:18

y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Jeremías 29:13 la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 3:18

¡Qué lástima que el hombre haya puesto tantas excusas delante de Dios, para no seguir adelante en servicio a Él! Desde el principio, el hombre ha buscado librarse de responsabilidades y fracasos, por medio de ofrecer excusas. El procedimiento tuvo tanto éxito con el hombre, que ahora intentamos usar nuestras excusas para con Dios. Ya hemos escuchado excusas como “yo no puedo servir a Dios porque soy inferior a las demás personas, simplemente yo no puedo hacer lo que Él me pide” o “yo no puedo servir a Dios porque mi conocimiento religioso es limitado, no sé cómo servir” o “yo no puedo servir a Dios porque no tengo poderes de persuasión, no soy una persona influencial” o “yo no puedo servir a Dios porque no tengo talento, tengo demasiados defectos” o “Dios se equivocó en llamarme, hubiera enviado a otro”. Tales excusas no son nuevas; Moisés usó estas 5 excusas hace más de 3.500 años, sobre el monte de Horeb, delante de una zarza encendida que no se consumía. Moisés oyó a Dios llamarle para ir a librar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto; haciéndose atrás, Moisés quiso disculparse de la responsabilidad de servir, por medio de ofrecer excusas. “Perdóname, señor” dijo él, “pero mi conocimiento religioso es limitado, demasiado limitado para ser efectivo; yo sé que tú eres Dios todopoderoso, yo sé que tú eres el Dios que se reveló a sí mismo a Abrahán, Isaac y Jacob; pero si los israelitas me preguntarán tu nombre, yo no sabría qué decir entonces perdóname, Señor, porque mi conocimiento es demasiado limitado para poderte servir”. Esta ha llegado a ser la excusa de muchos de nosotros hoy día, muchos se retiran del servicio a Dios, usando la excusa de no tener suficiente entrenamiento profesional concerniente a asuntos bíblicos. Hoy quiero decirles que esto no es una buena excusa, quiero darles tres razones por las cuales mostraré, que esta excusa no es válida ante el Señor. En primer lugar, es culpa de uno mismo si es que le falta conocimiento espiritual; uno puede conocer a Dios, si uno tiene deseos sinceros en su corazón de conocerle mejor, uno puede lograrlo, Dios mismo dijo en Jeremías 29:13, “y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. Jesús pronunció una bienaventuranza que dice, “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. Si nos hace falta conocimiento de Dios, podemos culparnos a nosotros mismos, porque Dios desea ser conocido. La revelación es una iniciativa de Dios en darse a conocer, es un acto en el cual, Él baja el telón que esconde lo finito de lo infinito, demostrando al hombre cómo es Dios. Dios se ha revelado a sí mismo en la naturaleza, en su palabra por medio de los profetas y últimamente en la persona de su unigénito Hijo Jesucristo, ¿Por qué? Porque Él quiere que el hombre le conozca y tenga compañerismo personal con Él. Si el hombre no conoce a Dios ¿De quién es la culpa? Es la culpa del hombre y no de Dios, Dios no se esconde del corazón que le busca, todo lo contrario; nosotros sólo tenemos que regresar al jardín del Edén, para ver quién es el que se esconde. Al pasear Dios por el jardín durante la frescura del día, Él buscaba el compañerismo de Adán y Eva, pero ellos, avergonzados de su pecado, se escondieron en los arbustos del jardín. Se ha observado que un pecador no puede encontrar a Dios, de la misma manera en que un criminal no puede encontrar a un policía, y es porque no quiere encontrarle. Dios desea ser deseado, su deseo de entrar a una relación personal con el hombre es el corazón de la religión revelada; Él quiere tener parte en nuestra vida por medio del Espíritu Santo, para que podamos crecer a madurez espiritual. Lo único que falta es el deseo de nuestro corazón, en buscarle a Él. Debemos acercarnos a Dios, debemos reclamar la promesa de Jeremías 29:12 y 13, “Entonces me invocaréis, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. En segundo lugar, no puede haber sustituto para una continuante relación con Dios. La llave de crecimiento espiritual y conocimiento espiritual es una relación personal con Dios; de hecho, esta es la esencia de ser un verdadero cristiano. Una relación con Dios es siempre dinámica, nunca es estática; la naturaleza de la vida es crecimiento y desarrollo, nuestra vida espiritual es incompleta a menos de que estemos creciendo como lo dice 2 Pedro 3:18, “la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. Hay un peligro grande cuando tratamos de vivir en el pasado. Moisés ya había huido de su madre como Jehová le había salvado la vida; la hija del faraón le había encontrado en su niñez, flotando a las orillas del río Nilo; ella le había reconocido como un niño hebreo, bajo sentencia de muerte por mandato de su padre, el faraón; pero, aun así, ella adoptó al niño y lo crió como hijo propio en el palacio. Tales eventos sólo podrían explicarse a la luz de la intervención soberana de Dios. Sí, Dios había hecho maravillas en la vida de Moisés, pero por los últimos 40 años, Moisés había tenido poca evidencia del ministerio de Dios, ningún hombre puede darse el lujo de vivir en el pasado. ¿Ha hecho algo Dios en nuestra vida últimamente? La falta de crecimiento es una tragedia. Si el ser humano como padre, es entristecido al ver que su hijo no se desarrolla correctamente, ¿Cómo se sentirá Dios, al ver la falta de crecimiento espiritual en sus hijos? Nunca debemos estar contentos con las cosas, así como están, no debemos estar satisfechos hasta no haber visto, cada día, crecimiento en nuestra propia vida espiritual. Una religión de segunda mano es un pobre sustituto para una relación real con Dios, debemos elevarnos, debemos llegar al punto donde podemos decir con Job, “de oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven”. No debemos detenernos, hay maravillosos tesoros para aquellos quienes buscan de corazón a Dios; 1 Corintios 2:9-12 nos dice, “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios… Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”. En tercer lugar, Dios nos calificará para servicio. El secreto de crecimiento espiritual y un servicio efectivo, está en que nosotros confiemos en Dios para capacitarnos. La habilidad de Dios más nuestra disposición, nos hará siervos, capaces del Señor Jesucristo. 2 Corintios 3:5 y 6 dice, “no que seamos competentes por nosotros mismos, para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto”. El creyente es un agente de Dios, es Dios el que tiene que planear y proveer los recursos necesarios. La batalla es del Señor, nosotros solo somos soldados en su ejército. Jesús dijo en Juan 15:16, “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca”. Moisés dijo, “yo no puedo servir, yo no se lo suficiente acerca de Dios” y Dios le respondió dando su nombre, “Yo soy”. Ese nombre prueba su presencia personal y eterna existencia, a cada generación Él dice, “Yo soy”. Moisés aprendió a depender del Dios quien es; él encontró que Dios era fiel en Egipto, en medio del mar rojo, en el desierto y en todo el camino a Canaán. Él vio a Dios proveer alimento, agua, protección y liderazgo; Él vio que Dios era veraz y fiel. ¿Cuándo fue que Moisés se dio cuenta de todo esto? Se dio cuenta de ello, en medio del servicio que prestó en obediencia. Nosotros necesitamos aprender la lección que Moisés aprendió. Nunca conoceremos la suficiencia de Dios, hasta entrar de lleno al servicio de Él. Cuando nos entregamos a su voluntad, Él nos calificará. Nosotros debemos olvidarnos de nuestras habilidades y comenzar a servir, debemos servirle en obediencia sin hacer excusas. Vamos a orar. Padre, me acuerdo de muchas veces en mi vida cuando yo he puesto pretextos para no servirte. Yo te doy gracias por haberme usado y por permitirme tener compañerismo contigo. Te pido que esta lección sea de gran bendición a todos mis hermanos, y una lección que nos ayudará a confiar más en ti. Ayúdanos, Señor, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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