Escritura
Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; 2 Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. Proverbios 3:1 y 2 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; Deuteronomio 6:6 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:5
Proverbios 3:1 y 2 nos dice: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán”. Estas palabras nos dan una entrada para estudiar una serie de asuntos que nos ayudarán a vivir vidas que agradarán a Dios. Nos es expresada, así como un padre aconsejaría a un hijo. Estos versículos que leímos surgen de un amor y sabiduría basados en la experiencia propia. Una persona inteligente aceptará con gozo este consejo. Los versículos 1 al 12 del tercer capítulo de Proverbios se pueden dividir en seis porciones conteniendo cada porción, dos versículos. Cada porción sigue el mismo diseño de enseñanza: primero, nos es dado un principio; en el segundo versículo tenemos una bendición que recibiremos si obedecemos el principio enseñado. Mientras que repasamos estos principios, iremos añadiendo algunas aplicaciones personales a nuestras vidas. El primer principio declarado en los versículos 1 y 2 es: debemos tener el deseo de obedecer la ley de Dios. Eso nos sugiere 2 ejercicios grandes: meditación y obediencia. Debemos meditar en la palabra de Dios. Para no olvidarnos de las leyes de Dios tenemos que acordarnos de ellas, tenemos que andarlas en nuestros pensamientos, tenemos que meditar en los principios que la ley de Dios nos da. Eso precisamente es lo que Dios ordenó al pueblo de Israel en Deuteronomio 6:6: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón”. El corazón en este caso se refiere a la mente, a la emoción y a la voluntad; el centro de la persona. Para que la palabra esté en nuestro corazón debemos pensar en ella con la mente, amarla con nuestra emoción y obedecerla con toda nuestra voluntad. Ése es el resultado natural cuando uno obedece el mandato de Dios que se encuentra en Deuteronomio 6:5: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. Meditación de la palabra es esencial para tener un buen caminar con Dios. Cuando Josué se responsabilizó para llevar al pueblo de Dios a la tierra prometida, Dios le dijo lo siguiente en Josué 1:8: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”. Obedecer es seguir y meditar en las cosas de Dios. Dios nos manda a hacer lo siguiente. Guardar sus palabras en nuestro corazón. Dios explicó claramente a Josué que el propósito de meditar en su palabra es para que hagamos conforme a lo que está escrito en su palabra; obediencia es nuestra meta. La meditación es el medio por el cual podemos llegar a esa meta. Deuteronomio 26:16 nos dice: “Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma”. El hombre no tiene opciones cuando Dios habla. Obedecerá para ser bendecido o desobedecerá para ser castigado y juzgado. ¿Qué tan importante es la obediencia a la palabra de Dios? El profeta Samuel dijo en 1 Samuel 15:22 y 23: “Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación”. Desobedecer es uno de los pecados más graves que podíamos cometer. Muchos de nosotros nunca nos inclinaríamos delante de ningún ídolo, pero somos culpables de rebelión a Dios. Es igual a la hechicería que Dios mandó a ser castigada por medio de muerte. La obediencia es esencial si deseamos vivir una vida agradable a Dios. Hay promesa de bendición si somos obedientes: largura de días, vidas extendidas y paz. Esas cosas son promesas que Dios nos hace si somos obedientes. Extensión de días es la traducción literal en las palabras hebreas que significan largura de días. Nos indica que el vivir santamente causará que una persona tenga más tiempo por bendición de Dios. Eso no es una nueva doctrina en la Biblia. Éxodo 20:12 nos dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”. Una vida santificada resulta en una extensión de vida por el soberano poder de Dios. Dios nos bendice y nos dice lo siguiente en Proverbios 9:11: “Porque por mí se aumentarán tus días, y años de vida se te añadirán”. Eso es cuando reconocemos quién es Él y aprendemos a obedecerle. Hay más en la vida que el sólo vivir. La vida que Dios nos promete es una vida abundante, es una vida que tiene significado, es una vida que es gozada y buena. Con la vida, Dios nos da paz. La paz que Dios da es tranquilidad de mente y serenidad espiritual. Nos tarda hasta el envejecer, durante la vejez y hasta el día en que morimos. Nos deja gozar de la vida que tenemos ahora y también de la que vendrá. Dios nos promete lo siguiente en Isaías 26:3: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Hagamos una aplicación personal de ese principio y promesa a nuestras vidas: si nosotros obedeciéramos y meditáramos en la ley de Dios, nos iría mejor en la vida. Para lograr esto existen 4 cosas que debemos considerar. En primer lugar, debemos conocer la palabra de Dios por medio de estudiarla personalmente. Debemos establecer una hora en el día en que podemos leer su palabra y orar con Él. No debemos dejar que nada interfiera con esa hora que señalamos; es esencial para tener una vida larga. En segundo lugar, debemos aplicar los principios de la Biblia a nuestras vidas. No es suficiente leer la Biblia. Jesús nos dice lo siguiente en Juan 13:17: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”. Debemos leer la Biblia con estas preguntas en mente: ¿qué es lo que Dios me está diciendo y cómo lo puedo aplicar a mi vida? En tercer lugar, debemos vivir por medio de principios bíblicos. Nosotros no tratamos con teorías sino con la aplicación práctica de verdades bíblicas. No es suficiente el saber, debemos vivir de acuerdo a lo que sabemos, debemos hacer lo que la biblia nos dice, debemos refrenarnos de hacer las cosas que la Biblia nos exhorta en no hacer. Debemos permitir que la palabra de Dios gobierne nuestras vidas. Nuestro espíritu debería ser este: habla Señor, que tu siervo hará lo que digas. En cuarto lugar, debemos cosechar los beneficios personales de la obediencia a Dios. ¿Cuáles son esos beneficios? Nuestro texto nos lo ha enumerado de esta manera: numero 1, una extensión en el número de días en la vida de uno; número 2, una vida que vale la pena vivirla porque está bajo el agrado de Dios; y número 3, paz de mente y corazón durante los años de vida. Acordémonos de la promesa de Dios que se encuentra en Salmos 119:165: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”. Yo deseo vivir ese tipo de vida. espero que todos deseemos esa clase de vida. Vamos a orar. Padre, gracias por tu gran amor. Gracias por tu palabra que nos has dado para que nosotros podamos vivir una vida que a ti te agrade. Danos el entendimiento de tu palabra, ayúdanos a poner lo que aprendemos en práctica. Todo esto te lo pedimos en el nombre de Cristo Jesús. Amén.
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