Escritura
Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto. Proverbios 3:9 y 10 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:3 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. 2 Porque él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos. Salmos 24:1 y 2
Proverbios 3:9 y 10 dice: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto”. Esta es la quinta de seis reglas que hay para poder vivir bien. Esta regla trata con la mayordomía, el uso del dinero que tenemos en nuestra posesión. Debemos practicar la fiel mayordomía. Examinemos este principio de la misma manera que estudiamos los anteriores. Vamos a ver lo que significa el principio, vamos a ver la bendición prometida y vamos a buscar una manera de aplicar el principio a nuestras vidas. Debemos honrar a Dios como el dador de todos nuestros recursos tanto materiales como espirituales. El versículo 9 de nuestro texto dice: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos”. Debemos honrar a Dios con todas nuestras posesiones materiales porque, en realidad, todo le pertenece a Él por ser al creador de todo. Lo que nosotros llamamos nuestro, en realidad le pertenece a Él. A veces decimos: ‘Nuestro terreno, nuestro ganado, nuestra casa’; y la verdad es que todo terreno le pertenece al Señor, todo el ganado del mundo le pertenece a Él y no soy dueño de nada que no le pertenezca a Él. Dios nos permite ser custodios de una pequeña porción de lo que a Él le pertenece. Regresemos a Génesis 1; comienza de esta manera: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. El nombre de Dios es mencionado unas 30 veces en 31 versículos de esa escritura. Dice: Dios creó, Dios movió, Dios dijo, Dios llamó, Dios hizo, Dios vio, Dios ordenó y Dios bendijo. Dios es el centro del origen de todo lo creado. Podemos pensar en lo que dice Juan 1:3: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Entonces llegamos a la conclusión de Salmos 24:1 y 2: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. Porque Él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos”. La creación no es dada como fundamento de que Dios es dueño de todo. De Jehová es la tierra porque Él la fundó y la afirmó. Dios es dueño de toda la creación. La plenitud de la tierra y todos sus habitantes han venido a existir por causa de su mano poderosa. La Biblia dice: “Todas las cosas por Él fueron hechas y sin Él, nada de lo que ha sido hecho fue hecho”. Debemos vivir con un sentido de mayordomía sobre todo lo que somos y sobre todo lo que tenemos. Nosotros le pertenecemos al Señor, todo lo que poseemos le pertenece al Señor. Nosotros somos sus managers encargados en el buen manejo de sus bienes y, en realidad, nosotros no somos dueños de nada. El diezmo de lo que ganamos es la respuesta apropiada al hecho de que Dios sea dueño de todo. Abraham dio el 10% de sus ganancias al sacerdote de Dios en reconocimiento de las bendiciones de Él. Jacob prometió dar 10% de todo lo que recibió como un acto de adoración y en reconocimiento de Dios. Después de haber sido practicado por cientos de años por personas devotas a Dios, el diezmar fue establecido en la ley. Levítico 27:30 dice: “Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová”. La vida espiritual de Israel antiguo pudo ser seguida por ver como daba o como retenía sus diezmos. En tiempos de refrigerio espiritual y avivamiento, Israel daba libremente un diezmo de todo; pero en tiempo de apostasía y declinación espiritual, Israel negaba sus diezmos. La palabra de Dios a Israel fue muy clara; encontramos esas palabras en Deuteronomio 14:22: “Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año”. La obediencia a ese mandato divino trajo bendición al pueblo de Israel. Malaquías 3:10 dice: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Todo bien material debe ser puesto bajo la autoridad de Dios. Nuestro texto en Proverbios 3:9 dice: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos”. Los bienes son nuestras posesiones. Lo que tenemos y lo que llegamos a tener debe estar sujeto al gobierno de Dios. La bendición es que Dios hará prosperar nuestros recursos como una bendición de fiel mayordomía. Nuestro texto sigue en el versículo 10 diciendo así: “y serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto”. Job encontró que eso era verdad. Él sufrió la pérdida de todo lo que poseía debido a una serie de problemas que vinieron sobre él. Pero el permaneció fiel a Dios y Dios le bendijo con el doble de lo que había tenido antes. Dios prometió a través de su profeta Malaquías que Él abriría las ventanas del cielo para derramar tantas bendiciones hasta que sobreabundaran. Moisés prometió lo siguiente en Deuteronomio 30:9: “Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres”. ¿Cuántas veces tiene que decir algo Dios para que sea verdad? Yo pienso que una vez es suficiente. Dios siempre dice la verdad, pero Él ha hecho esta promesa en la Biblia vez, tras vez, tras vez, en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento. Es la verdad de Dios. Encontramos esta declaración clásica en 2 Corintios 9:8 y 11: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra (…) para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios”. La aplicación es esta: probemos la verdad de Dios por medio de ser mayordomos fieles de la vida y todas sus posesiones. 3 cosas están involucradas en esto. En primer lugar, lo que tenemos no es nuestro, le pertenece a Dios. Tenemos permiso para usar lo que Él pone a la orden nuestra durante el tiempo que está a nuestro cuidado, pero aún, mientras que lo tenemos, no es nuestro. Todo le pertenece a Dios. En segundo lugar, somos responsables por la forma en que usamos lo que Dios ha puesto bajo nuestro cuidado. No somos libres para usar las cosas a nuestro antojo; debemos usar las cosas conforme a los deseos de Su Dueño. Y, en tercer lugar, daremos cuenta por la forma en que utilizamos lo que Dios nos ha puesto para cuidar. Esto ocurrirá en el tribunal de Cristo, en donde seremos juzgados por nuestras obras para determinar los galardones que recibiremos; no tenemos alternativa. Leamos lo que nos dice Romanos 14:12: “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí” Vamos a orar. Padre, ayúdanos a reconocer que todo lo que tenemos es tuyo y que somos responsables por la forma en que usamos lo que tú has puesto a nuestro cuidado. No permitas, Señor, que abusemos de lo que Tú nos has dado. Te lo suplicamos en el nombre de nuestro Señor Jesús. Amén.
Otros archivos en esta serie
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Centro De Vida)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
(Lifeword)
