Escritura
El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos; El echó de delante de ti al enemigo, Y dijo: Destruye. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Un fundamento tremendo para la seguridad del creyente es el hecho de que está en las manos de Dios, hay un himno que comienza así, “cuan dulce es vivir, cuando dulce es gozar, en los brazos de mi salvador.” Ese himno está basado en las palabras escritas en Deuteronomio 33:27. El eterno Dios es tu refugio y acá abajo los brazos eternos, Él echó de delante de ti al enemigo. Esto nos debe dar gran seguridad cuando reconocemos que estamos a salvo de todo peligro espiritual cuando somos de Él. Jesús habló sobre el tema de la seguridad del creyente en Cristo Jesús usando estas palabras que encontramos en Juan 10:27-30, “mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y me siguen, y yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano, mi padre que me las dio es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de la mano de mi padre. Yo y el Padre uno somos,” piensa en esa promesa y regocíjate. Vamos a hacer una lista de fundamentos que nos asegura Juan 10:27-30: (1) Cada creyente es una oveja del rebaño de Dios y está bajo el cuidado del buen pastor. (2) El pastor conoce a cada oveja personalmente. (3) Él da vida eterna a cada uno. (4) A los que Él da vida eterna no perecerán jamás. (5) Cada uno está en la mano del Pastor. (6) Ningún poder puede arrebatar al creyente de su mano. (7) Cada creyente está en la mano del Padre. (8) Ningún poder puede arrebatar a alguien de la mano del Padre. (9) El Padre es más fuerte que cualquier persona o poder, aún más todo poderoso que todas las personas o poderes juntos. (10) Jesús el hijo, y Dios el Padre, son uno en esencia, propósito, poder y trabajo. Hay seguridad absoluta para todos los que confían en Jesús como salvador y señor de sus vidas. Oposiciones y sufrimientos físicos no pueden apartar a la gente de Dios de su protección, Romanos 8:35-37 dice, “¿quién nos separará del amor de Cristo? Tribulación o angustia o persecución, o hambre o desnudez, o peligro o espada, como está escrito por causa de ti somos muertos todo el tiempo, somos contados como ovejas de matadero, antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Observa otra vez esta lista de maldades, son oposiciones que podrían surgir de circunstancias malas en las que nosotros mismos vivimos, son maldades que los hombres pueden traer sobre nosotros o que el diablo puede lanzarnos por medio de su agencia de personas malignas, es una lista que nos hace temblar. Tribulación, quiere decir todo sufrimiento que procede de afuera, podrían ser golpes, aprisionamientos, burlas u oposición de personas depravadas. Angustia, es el sufrimiento que nace en el espíritu humano, podría ser temor, ansiedad, tristeza de rechazamiento, el ser malentendido a propósito y ridiculizado. Persecución, significa que lo están presionando, se refiere a la opresión. Hambre, es escasez de nutrimiento. Desnudez, es falta de ropa para cubrir o proteger el cuerpo. Peligro, el elemento que asecha contra nuestras propias vidas. Espada, la misma muerte. Dios no dice que el cristiano se va a encarar con todas estas maldades, la Biblia simplemente menciona una lista de las maldades más graves que podrían caer sobre una persona quien vive en un mundo de maldad. Supongamos que todas estas cosas nos acontecieran, supongamos que nos vamos de mal en peor, ¿nos separaría eso del amor de nuestro Dios? Absolutamente no. El apóstol Pablo escribe con toda seguridad, “antes en todas estas cosas, somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. No solamente conquistamos, somos súper-conquistadores. Si habláramos en términos de dinero podríamos decir que ese hombre es un millonario; Pablo hubiera dicho que somos multimillonarios, conquistamos y más que conquistamos, ganamos la victoria sobre el enemigo y vamos más allá de su derrota total. El diablo no gana victorias como nosotros. Él tiene que alejarse del campo de batalla en humillación y derrota, ¡gracias a Dios, somos más que vencedores por medio de aquél que nos amó! Te preguntas, ¿cómo será posible esto? La Biblia responde, no temáis ni os amedrantéis, porque no es vuestra la guerra sino de Dios, no habrá para que peleéis vosotros en este caso, paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehová con vosotros. Porque Jehová estará con vosotros. Léase II Crónicas 20:1-25. El apóstol Pablo entendió esa verdad y dijo, “más gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria por medio de nuestro señor Jesucristo” (I Corintios 15:57). ¿Te regocijas también tú en esta verdad? La victoria no depende de nuestra habilidad de enfrentarnos al diablo; la victoria es de Dios, pero alguien podría decir, ¿qué del peligro que viene de las fuerzas espirituales malignas, quienes son enemigas del hijo de Dios? La respuesta se encuentra en las escrituras en Romanos 8:38-39, “por lo cual estoy seguro que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, señor nuestro”. Esa lista toma en cuenta cada condición, vida y muerte, considera cada especie de seres, ángeles, principados y potestades; transcurre cada fase de espacio, alto y profundo; piensa de cualquier tipo de ser que pudiera existir, cualquier otra criatura que significa todo ser de la creación incluyendo al mismo diablo; ninguna de éstas, ni todas combinadas pueden separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús, señor nuestro. Dios dijo que el maligno, conocido con los nombres de satanás y diablo, no puede tocar al hijo de Dios. Considera I Juan 5:18 que dice así, “sabemos que todo aquél que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues aquel que fue engendrado por Dios, le guarda y el maligno no le toca”, ¿entendió esa última parte? El maligno no toca al que es nacido de Dios, conocemos a Dios y estamos en Cristo Jesús más allá del alcance del diablo, “este es el verdadero Dios y la vida eterna” (I Juan 5:20). El cristiano no es vencido por el sistema del mundo, él vence al mundo por medio de Jesús. Escuche las palabras de I Juan 5:1, 4 y 5, “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo es nacido de Dios, porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. ¿Quién es el que vence al mundo, sino que el que cree que Jesús es el hijo de Dios? Dios tiene mucho invertido en sus hijos. Jesús murió por nosotros, el Espíritu Santo nos ha convencido de nuestros pecados y nos ha llamado al arrepentimiento y fe, Dios nos ha justificado, nos ha dado vida eterna, ha puesto su espíritu en nosotros para sellarnos y preservarnos, Él continúa a cambiar nuestras vidas para hacernos más y más como Jesús, Él nos ha reservado un lugar en el cielo, nos considera su tesoro en Cristo Jesús, Él nos ha prometido “no te desampararé ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Eso es lo que hace Dios por ti cuando recibes a Jesús como tu señor y salvador.
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