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Seguridad En Cristo
Seguridad En Cristo Paste - 2
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:31 Minutes
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17
Aired on Abr 21, 2020

Escritura

Romanos 6:11-14; Romanos 6:22; Romanos 8:1; Juan 5:24; 1 Juan 5: 1 y 4-5; 1 Pedro 1:5; Efesios 3:2; 2 Timoteo 1:12; Juan 10:27-30

“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”.

La fe personal en Cristo Jesús te libra de la condenación del pecado, eso es maravilloso, ¿verdad? La fe personal en Cristo Jesús te libra de la condenación del pecado, ¡Aleluya! El que ha nacido de nuevo, nacido de Dios, ya no es siervo del pecado, él ya no está atado a los deseos del pecado para satisfacer sus deseos personales. La Biblia aconseja al cristiano de esta manera, “no reine pues el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias, ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia, porque el pecado no se enseñoreara de vosotros pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia (Romanos 6:11-14). Otra vez la Biblia dice, “más ahora que habéis sido libertados del pecado, … tenéis por vuestro fruto la santificación y como fin, la vida eterna” (Romanos 6:22). El pecado es culpable de traer todos nuestros problemas, si pudiéramos librarnos del pecado seríamos aceptados en paz delante de Dios, pero la única forma de librarnos del pecado es llegar a ser nuevas criaturas por medio de la fe en Cristo Jesús. Cuando cualquier pecador, aún el más vil, confía en Cristo como su salvador personal, él es librado del pecado. No existe condenación para el creyente en el tiempo presente, Romanos 8:1 nos dice, “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al espíritu”. Esa declaración es como un grito de victoria, no hay condenación para los que están en Cristo Jesús; pero el adverbio ahora, añade una dimensión de mayor alegría al anunciamiento, el decir, “ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, significa que el problema del pecado ya está resuelto para la persona que confía en Jesús. El problema está resuelto, la culpabilidad quitada, la deuda ya pagada. Tan completo ha sido Dios en cuanto al pecado que ahora no hay condenación, ¿entiendes la confianza que existe en esto? Dios ya se encargó del asunto en cuanto al pecado, si es que tú estás confiando en Cristo. Toda condenación ha sido quitada, ya eres libre de cualquier peligro que el Juicio tendría para ti, el pecado en ti está perdonado, las palabras “no culpable” son emitidas de la boca del juez del universo, el eterno Dios. Tú que confías en Jesús puedes descansar seguramente, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, tú estás a salvo del peligro. Algunos podrían decir, “yo sé que soy libre de condenación ahora, pero, ¿qué si vuelvo a pecar? ¿podría condenarme por algún pecado cometido en el futuro?” La Biblia responderá, “no hay ninguna condenación para el cristiano en el futuro, Jesús mismo dijo, “de cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y ya no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte vida (Juan 5:24). Examinemos esas palabras: (1) Uno tiene que oír el Evangelio antes de poder ser salvo, el que oye mi palabra. (2) Uno tiene que responder a la verdad del Evangelio con una fe personal en Dios y cree en el que me envió. (3) Uno que escucha el Evangelio y confía en Dios para perdonarle, basado en lo que Jesús hizo en su muerte y resurrección, es salvo, tiene vida eterna. (4) El que es salvo no tiene temor de un juicio en el futuro porque no vendrá a condenación. (5) Todo juicio de condenación ha pasado para el creyente y él mismo ya ha pasado de muerte a vida. Quiero aclarar una vez más las palabras de Jesús, “el creyente no vendrá a condenación”, no lo pudo haber proclamado de forma más clara, eso es lo más enfático que se podría decir, si tú estás confiando en Cristo Jesús nunca vendrá la ocasión, ni en este tiempo ni en la eternidad, cuando tú quedarás condenado delante de Dios, Jesús mismo ha dado su palabra. ¡Alabado sea Dios! ¿Te trae esto seguridad y paz? Debería traértelo, si es que crees en la Biblia. Dios lo dijo, lo grabó en su palabra inspirada, eso aclara el asunto, descansa en su palabra, ya no tengas temor, Dios te tiene bajo su cuidado, Él ha prometido y Él cumplirá. Todo aquél que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios, todo lo que es nacido de Dios vence al mundo y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el hijo de Dios? (I Juan 5: 1, 4 y 5). No habrá condenación para el cristiano, ni en el presente ni en el futuro, porque está mantenido por el poder de Dios y protegido de la condenación. Primera Pedro 1:5, dice para los cristianos que “son guardados por el poder de Dios mediante la fe para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”, notemos que somos guardados por el poder de Dios, ¡que promesa maravillosa!”. Ese verbo guardado es usado en nuestro lenguaje secular para referirse a un soldado que está cuidando algo, él desafía a los que pasan; el que tiene autoridad puede pasar, los demás son rechazados, así es como el poder de Dios cuida al creyente, el poder que tiene autoridad puede entrar para tratar con el cristiano; los demás son apartados. ¿Qué poder es el que guarda el cristiano? Es el poder de Dios, el poder de él es poderoso para hacer todas las cosas muchas más abundantes de lo que pedimos o entendemos, y ese poder, trabaja en nosotros ahora según Efesios 3:20. No hay poder igual al de Dios, todos los demás poderes combinados no podrían igualarse a su poder, la persona guardada por el poder de Dios está a salvo de cualquier cosa maligna que tratará de dañarle. Puedes decir con el apóstol Pablo, “yo sé a quién he creído y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (II Timoteo 1:12). Espero que puedas decir eso con seguridad porque ahí está tu paz y esperanza para el futuro, si tú esperas en tus propias habilidades, nunca tendrás seguridad. ¿Cómo podrás saber si has luchado suficientemente fuerte o que, si fuiste suficiente bueno, o si suficientemente arrepentido, o si tuviste suficientemente confianza? No hay forma de saberlo; pero si tú reconoces que tu esperanza está en Cristo Jesús y en lo que Él hizo por ti, tendrás bendita seguridad, Jesús dijo, “mis ovejas oyen  mi voz y yo las conozco y me siguen , y yo les doy vida eterna y no perecerán jamás ni nadie las arrebatará de mi mano, mi Padre que me las dio es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre, yo y el Padre uno somos” (Juan 10:27-30). ¿Entendió? Jesús te tiene en su mano y el Padre te tiene en su mano, Jesús dijo que no existe el poder que podría arrancarte de su mano o la de su Padre, estás seguro, ¿suena demasiado bueno eso? Pues es la verdad, no hay que discutir con las promesas de Dios, eso sólo traerá tristeza a tu espíritu, acepta como una verdadera eternidad lo que la Biblia dice en cuanto a este asunto. Créalo, podrás vivir en paz. Jesús oró al Padre, “Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre para que sean uno, así como nosotros, no ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal, santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad”. Dios el Padre contesta la oración de Jesús y te mantiene seguro en su gracia.

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