(Centro De Vida)
Escritura
vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. 10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 2 Pedro 1:5-10 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.
Cierto día, un padre de familia envió a sus hijos al patio, indicándoles que cada uno debía traerle dos ramas finas, de un árbol que había frente a la casa. Al regresar sus hijos, el padre hizo que se sentaran y les dio una enseñanza que jamás se les olvidaría. El padre se acercó al primer hijo y le pidió una de las dos ramas que había traído. Tomo la rama en sus dos manos y dijo: Esta rama eres tú, y la quebró. Fue al segundo hijo e hizo lo mismo, y así sucesivamente con todos ellos. Al terminar les dijo: Si ustedes intentan enfrentarse a la vida solos, o sea, individualmente, fácilmente pueden ser quebrados. Sin embargo, dijo, quiero mostrarles algo, y enseguida le quitó la segunda rama a cada uno, las puso juntas e intentó quebrarlas. No pudo. Pasó las ramas a cada uno de sus hijos, y les ofreció un premio si pudieran quebrarlas así unidas. Todos intentaron quebrar las ramas, pero todos se dieron por vencidos, pues era imposible. El padre los volvió a ver, sonrío y expresó lo siguiente: “Hijos míos, en la unión hay fuerza”. Nosotros estamos haciendo un estudio de una serie llamada Añadiendo a nuestra fe. Nuestro texto se encuentra en 2 Pedro 1:5-10 y ya hemos estudiado sobre el asunto de añadir virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, y piedad a nuestra fe. Hoy vamos a hablar acerca de algo que traerá unión y fuerza a nuestra familia, la familia de Dios; este asunto es el afecto fraternal. Pero antes de profundizarnos en nuestro tema, vamos a ir a nuestro texto para leerlo. 2 Pedro, capítulo 1, versículos 5-10, dice así: “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás”. Nuevamente, queremos hacer énfasis en el hecho de que estas cosas se deben añadir con diligencia, pues si no será difícil que den frutos, nos volveremos cortos de vista, nos quedaremos estancados espiritualmente y no tendremos las fuerzas que necesitaremos para servir a nuestro Señor. Afecto fraternal es nuestro tema hoy. Notemos que en la lista de cosas que debemos añadir con urgencia a nuestra fe, afecto fraternal, viene después de virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia y piedad, es así porque pienso que se necesita de todo lo antes mencionado, para lograr afecto fraternal. Es casi imposible encontrar una iglesia en donde todos los hermanos se amen, se respeten y se traten con cariño unos a otros, unidos en su lucha en contra de Satanás. Eso no es nada normal, pues acordémonos de los pleitos entre los discípulos de Jesús, aun estando Él con ellos aquí en la tierra. Se ponían a discutir que quien amaba más a Jesús, que quien se iba a sentar a su derecha o izquierda cuando estuviere reinando y cosas así, y no nos olvidemos del argumento entre Pablo y Bernabé. Estos dos hermanos se separaron debido a una discusión que tuvieron en cuanto a Juan Marcos, el sobrino de Bernabé. Sí, este asunto de afecto fraternal es difícil de lograr. ¿Quieres saber por qué es tan difícil? Es difícil porque Satanás hará todo lo posible para que haya discordia entre nosotros, hace esto porque sabe lo peligroso que sería para él, si nosotros estuviéramos unidos en nuestra lucha. Por eso es que nos mantiene separados lo más posible. ¿Te acuerdas de la ilustración de la familia y las ramas? Si Satanás nos puede mantener separados, puede luchar en nuestra contra con más éxito, recordemos que la unión hace la fuerza, el día en que nos ponemos de acuerdo en luchar contra él, será el día en el que tenga que retirarse a una esquina para sobar sus heridas. La promesa de Jesús a su iglesia ha sido que ni las puertas del infierno pueden prevalecer contra ella. El asunto es que la iglesia se compone de muchos miembros, y si Satanás puede tener a muchos miembros peleando entre ellos mismos, pues no tiene de que preocuparse. Nuestro texto nos enseña, que si el afecto fraternal, acompañado de las demás cosas que hemos estudiado, abunda en nosotros, seremos productivos, daremos fruto, eso es una promesa, así que debemos luchar para que pueda hacer afecto fraternal en nuestras congregaciones para el avance del reino de nuestro Señor. Hay un sinnúmero de versículos en la Palabra de Dios, que nos enseñan a perdonarnos los unos a los otros, soportarnos los unos a los otros, y animarnos los unos a los otros. No puede haber un deseo de hacer ninguna de estas cosas, si no existe un afecto sincero de los hermanos los unos para con los otros. Se les enseña a los mayores de edad en la fe, a proteger y cuidar de nuestros hermanitos menores; y el apóstol Juan, para hacer hincapié en el hecho de que debemos amar a nuestros hermanos, nos escribe estas palabras en 1 Juan, capítulo 4, versículos 20 y 21, dice así: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quién ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de Él: El que ama a Dios, ame también a su hermano”. El hermano en la fe que no tiene afecto fraternal debe considerar seriamente su situación, nuestro texto nos dice que tal hermano tiene la vista corta, tiene la vista corta porque no puede ver que esto es para su propio bien, Jesucristo le ha dejado la tarea de discipular a las naciones, esta tarea será imposible sin la ayuda de otros, no tenerles afecto a los hermanos, no ayudarles para que se edifiquen espiritualmente, será perjudicar su propia causa. Además de eso, segamos lo que sembramos, si yo quiero comprensión, afecto y la ayuda de los demás, debo sembrar comprensión, afecto y ayuda. Si nosotros hemos alcanzado cierto nivel de crecimiento espiritual, no lo logramos a solas, alguien nos instruyó, haya sido en ejemplo o en palabra, ¿acaso se nos ha olvidado cuando nosotros éramos novatos en las cosas del Señor? ¿Se nos han olvidado las preguntas que para otras eran tontas que nosotros hicimos cuando recién recibimos a Jesús en nuestro corazón?, ¿acaso nosotros lo sabemos todo ahora y no necesitamos del compañerismo y afecto de nuestros hermanos en la fe? ¡Claro que lo necesitamos! Sería imposible aguantar a solas el peso del evangelio, por eso es que Dios nos ha puesto aquí. Nadie nos puede comprender mejor que un hermano en la fe, nadie nos entiende mejor que un hermano en la fe y de hecho, llegan momentos cuando somos más allegados a nuestros hermanos en la fe, que a nuestros hermanos carnales. Debemos recordar que nosotros somos seres de hábitos, la manera de añadir afecto fraternal a nuestra fe es por medio de pedir a Dios que nos ayude, primeramente, y después buscar maneras de animar y ser una bendición para las personas quienes nos rodean, especialmente a nuestros hermanos en la fe. Cuando hacemos esto, debe ser un acto no egoísta, sin esperar nada a cambio. Tendremos que aprender cuando cerrar nuestras bocas y cuando abrirlas, tendremos que aprender a edificar a otros, en vez de destruirlos. No será fácil, pero entre más practiquemos afecto fraternal, más fácil será. Hay algo más que debo decir antes de terminar nuestro estudio hoy, como en todas las cosas, Satanás buscará la oportunidad de meterse y destruir. Cuando hablamos de afecto fraternal, debe ser precisamente y única eso, amor entre hermanos, no debe pasarse de este punto; y está en nosotros el practicar el afecto fraternal correctamente. No debemos abusar ni permitir tampoco que otros abusen. ¿Cómo hacemos para reconocer cuando alguien está abusando? Observemos el fruto que da. Si todo es habla, y no hay acción bendecida por Dios, probablemente hay un lobo entre las ovejas. Tenemos que cuidarnos. Vamos a orar. Padre, te damos gracias por el estudio de hoy, Señor, comprendemos que, para ser fuertes, tenemos que estar unidos. Hemos observado hoy que el afecto fraternal es una clave para unirnos. Te pedimos que nos ayudes a poner este elemento valioso en práctica en nuestras vidas. No lo pedimos para nuestro propio bienestar, aunque sabemos que seremos beneficiados sino lo pedimos para tu honra y tu gloria, para el engrandecimiento de tu reino. Te lo pedimos, en el nombre de Jesús. Amén.
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