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Somos Del Señor
Pagado: Comprados Por Precio
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:32 Minutes
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Aired on Feb 10, 2021

Escritura

1 Corintios 6:19 y 20; 1 Pedro 1:18-20; Levítico 17:11; 2 Corintios 8:9; Mateo 20:28; 1 Pedro 1:18-20; Efesios 1:4; Tito 2:14; Apocalipsis 5:9.

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:19 y 20 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, 20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, 1 Pedro 1:18-20 Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. Levítico 17:11

Existen dos verdades compañeras en las Sagradas Escrituras. Éstas dos forman la base que soporta las doctrinas de la salvación y la santificación. Éstas dos verdades se encuentran en 1 Corintios 6:19 y 20 y pueden decirse de la siguiente manera: No sois vuestros y Habéis sido comprados por precio. Esas verdades se relacionan. El cristiano no se pertenece a si mismo sino al que lo ha adquirido por precio; el precio de la redención del que se ha entregado a Cristo Jesús es tan grande que esa persona le pertenecerá a Dios totalmente y para siempre. Esas dos verdades son inseparables y tan lógicas como la relación entre causas y efectos. Las dos son positivamente relacionadas. El término teológico para describir a una persona quien ha sido librada del pecado por Cristo Jesús es Redención. Significa comprar para librar de esclavitud; más que eso, significa librar por medio de precio. Eso es lo que Dios ha hecho para nosotros en Cristo Jesús. Él nos ha comprado, librándonos de la esclavitud del pecado. Hemos sido liberados por un precio inimaginablemente grande. Somos del Señor porque hemos sido redimidos. ¿Cuál fue el precio pagado por pecadores? 1 Pedro 1:18-20 dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros”. Negativamente, el texto nos enseña que la redención no viene por medio de cosas materiales en que nosotros ponemos valor. Oro y plata, aunque importantes en el sistema monetario del hombre, no son suficientes para redimir al hombre pecador. Tampoco viene la redención por medio de ritos religiosos que podríamos observar. Todo eso es sin valor alguno cuando es aplicado en el reino espiritual. Nada que sea corrupto, sujeto a decaimiento o cambio puede afectar la redención del pecador. Ninguna de esas cosas es suficiente. Positivamente, la única cosa que puede afectar la redención del pecador es algo de valor infinito de acuerdo al sistema celestial. ¿Qué podría ser? Es la sangre preciosa de Cristo Jesús, el cordero de Dios sin mancha y sin contaminación. El autor de un himno cristiano expresó bien esta doctrina bíblica cuando escribió: ‘¿Qué me puede dar perdón? Sólo de Jesús, la sangre. ¿Y un nuevo corazón? Sólo de Jesús, la sangre. Precioso es el raudal que limpia todo mal, no hay otro manantial, sólo de Jesús, la sangre’. ¿Pero cómo puede el derramamiento de la sangre de Jesús llevar a cabo la redención del pecador? Pensemos en estas verdades bíblicas. Número uno, la vida del hombre viene de Dios y vuelve a Dios. Número 2, el pecado es tan serio que cuando uno peca, pierde su derecho de vivir. Por lo consiguiente, entra a un estado de separación con Dios llamado ‘Muerte Espiritual’. Número 3, toda la humanidad ha pecado y ha entrado a ese estado de muerte. Número 4, la vida humana está en la sangre que fluye por las venas, según Levítico 17:11. Número 5, Jesús derramó su sangre inocente, dando su vida por la nuestra, muriendo en nuestro lugar. Número 6, aquellos quienes reclaman los beneficios de la muerte de Jesús son librados de la muerte espiritual y entran a la salvación de Cristo Jesús. ¿Por qué estaba dispuesto Cristo a morir por los pecadores? No fue por el buen comportamiento de los pecadores. Al contrario, el comportamiento de los pecadores es despreciable. 2 Corintios 8:9 dice: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”. Gracia es la palabra clave; fue la gracia de nuestro señor Jesucristo lo que le conmovió en proveer redención para el pecador. Pero ¿Qué es gracia? Gracia es la actitud de Dios y sus hechos hacia nosotros cuando en realidad merecemos maldad. Es su bondad cuando merecemos juicio, es su perdón cuando merecemos ser sentenciados, es hacer por nosotros más de lo que merecemos. Sin gracia no habría salvación. ¿Cuándo planeó Dios la redención? Él planeó que Jesús muriera por nosotros en la cruz antes de que Jesús naciera en este mundo. La muerte de Jesús en la cruz no fue sorpresa para Dios; eso estuvo de acuerdo a su divino plan. Jesús mismo dijo en Mateo 20:28: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Cuando Él sabía que la muerte se aproximaba, Él no pidió que Dios le librara de esa hora porque Él ya sabía por qué había venido al mundo. ¿Cuándo planeó Dios la redención? Lo planeó antes de la fundación del mundo, según 1 Pedro 1:18-20. Por lo consiguiente, la salvación fue hecha perfecta en el propósito de Dios antes de la caída del hombre y aún antes de que existiera la necesidad de la salvación, según Efesios 1:4. La salvación no fue un arreglo de segunda mano, la muerte de Jesús no fue una decisión secundaria; todo esto estaba en el corazón de la revelación divina. Fue preparado y terminado antes de la creación para que estuviera ahí cuando la necesidad surgiera. ¿Hasta dónde abarca la redención provista en Cristo Jesús? El creyente experimenta una liberación total en su experiencia personal. La Biblia dice lo siguiente de Jesús en Tito 2:14: “Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. La redención significa que todos nuestros pecados son perdonados. Toda la raza humana, aún los no nacidos en los tiempos de los muertos redimidos, es incluida en el ofrecimiento de la salvación. Apocalipsis 5:9 nos da una escena en el cielo ante el trono de Dios. Un innumerable grupo de Santos están ahí. El versículo dice: “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación”. Gracias a Dios por su obra redentora. ¿Qué significa eso en términos de consagración para nosotros? Pablo nos repite: No sois vuestros; sois comprados por precio. Y eso es verdad. Como creyentes ya no nos pertenecemos a nosotros mismos; hemos sido comprados por precio y somos hijos de Dios. El precio fue Cristo Jesús, el unigénito hijo de Dios. Él nos ha librado y por lo consiguiente debemos glorificar a Dios en nuestros cuerpos y en nuestros espíritus. Vamos a orar. Padre, ayúdanos a comprender el gran precio que pagaste por nosotros. Permite que cada creyente viva practicando en la luz de que ya no somos nuestros. Tenemos un propósito y es el de servirte. Gracias te damos por este precioso privilegio que tú nos das. En el nombre de Cristo. Amén.

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