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Somos Del Señor
Privilegio: Glorifica A Dios
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:32 Minutes
Listens:
3
Aired on Feb 11, 2021

Escritura

Efesios 1:12; 1 Corintios 6; Gálatas 5:16-20; Gálatas 5:22 y 23; Tito 2:11-14; Efesios 3:20 y 21.

a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. Efesios 1:12 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, Gálatas 5:16-20 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22 y 23

Escuchemos la llamada otra vez: “Y no sois vuestros (…) porque habéis sido comprados por precio: glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. Al leer el versículo, 3 palabras son traídas a nuestro pensar: Glorificad a Dios. Me acuerdo de la respuesta dada a la pregunta, ¿cuál es el propósito mayor del hombre? El propósito mayor del hombre es glorificar a Dios y gozar con Él para siempre. La meta más alta de gozo es la de glorificar a Dios en nuestras vidas. No debemos verlo como una obligación sino como un privilegio: Debemos glorificar a Dios. Un hermano en Cristo fue invitado para hablar en una conferencia bíblica, años atrás. El tema bajo consideración fue el de la salvación. Diferentes hermanos habían sido invitados para hablar sobre distintos aspectos del tema. Por ejemplo: ¿Quién puede ser salvo?, ¿cuándo somos salvos?, ¿cómo somos salvos?, ¿por qué somos salvos?, etc. Un hermano, quien había sido invitado, no pudo asistir; entonces pidieron al hermano de quien hablamos que tomara su posición sin haberse preparado. Tenía que hablar sobre el tema: ¿Por qué somos salvos? El hermano sabía por qué el era salvo; era salvo porque Dios le amaba, porque Cristo había muerto por él, porque su madre había orado por él, porque el pastor le había predicado la salvación, porque él había pedido perdón de sus pecados recibiendo a Jesús y por muchas otras razones que él podía nombrar. Pero en realidad, ninguna de esas respuestas le daban el propósito exacto del por qué él había sido salvo. entonces su atención fue dirigida a Efesios 1:12 y ese llegó a ser el texto de su mensaje Efesios 1:12 dice que somos salvos “a fin de que seamos alabanza de su gloria”; fuimos salvos para glorificar a Dios. 1 Corintios 6, es una sección que trata con verdades teológicas en sus aplicaciones prácticas. A base de la relación del cristiano con Dios, como miembros de Cristo existe una apelación de vidas consagradas. El pasaje nos lleva a dos puntos de énfasis y de apelación lógica. Número 1, no nos pertenecemos a nosotros mismos; y, en segundo lugar, Dios nos ha comprado por precio. La apelación lógica es que por esta razón debemos glorificar a Dios. La palabra está dirigida a todos los creyentes, pero particularmente a ti. La forma gramatical usada en inspiración divina en el término “Glorificad, pues, a Dios” es de gran significado. En el idioma griego es un verbo imperativo aoristo. Como verbo aoristo nos da el entendimiento de que lleva una transacción de una vez y para siempre, se refiere a una manera de vivir que no cambia. Nos habla de una entrega que se hace de una vez y para siempre que influye la conducta de uno para el resto de su vida. Es un verbo imperativo, dando a conocer que es un mandato y no una opción; es un mandato de Dios mismo. Nadie puede ignorar ese mandato sin involucrarse en el pecado de la rebelión en contra de Dios. Ha sido observado el hecho de que uno puede ser verdaderamente del Señor sin ser enteramente del Señor. ¿Qué significa eso? Significa que uno puede ser un cristiano creyente sin ser un cristiano entregado. Pensemos acerca de esto en términos matrimoniales. Un hombre puede estar casado con una mujer sin estar entregado a esa relación matrimonial; puede estar cumpliendo aún con sus deberes, pero sin amor y sin ningún interés por el bienestar de su familia. La relación matrimonial en este caso estaría intacta pero no sería todo lo que Dios deseara que fuera. Dios hizo al hombre con la capacidad de gobernar todas las cosas menos que a sí mismo. El hombre será gobernado por una fuerza buena o por una fuerza maligna; pero será gobernado. Las escrituras apelan al hombre para hacerle reconocer estas dos fuerzas que compiten para controlar su vida. A un lado tenemos la carne: Esa parte de la naturaleza humana que es depravada y que permanece con uno aún después de ser salvo; esa parte que guía a uno en pecados espirituales, pecados sexuales y pecados sociales, según Gálatas 5:16-20. Por el otro lado tenemos el espíritu, el Espíritu Santo de Dios: Él guiará a las personas en paz, paz interna, paz con las personas en derredor, paz con Dios, según Gálatas 5:22 y 23. ¿Cuál curso de vida traería más gloria a Dios? No hay que responder porque ya sabemos que la vida gobernada por el Espíritu Santo es la vida que más le agrada a Dios. Desde nacimiento somos controlados o por el Espíritu Santo o por un espíritu maligno de parte de Satanás. El que ejerce domino sobre la vida de uno depende de la voluntad del individuo y a quién el escoge servir. Los hombres tenemos que aprender que no podemos tener la gracia de Dios sin el gobierno de Dios. Aquéllos quienes tienen una religión centralizada en hombres quienes miran a la fe religiosa como un escape de los terrores de juicio y el fuego del infierno desean la gracia de Dios sin su gobierno; eso no puede ser así. Escuchemos lo que nos dice Tito 2:11-14: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Pensemos en eso. En primer lugar, la gracia de Dios nos ha traído salvación. En segundo lugar, la salvación de Dios ha sido manifestada a todos los hombres. En tercer lugar, los salvos deben renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos. En cuarto lugar, los salvos deben ser reconocidos por vidas sobrias justa y piadosas. En quinto lugar, los salvos deben esperar con anticipación el regreso del señor Jesús. En sexto lugar, los salvos deben poder distinguirse entre las personas por ser pueblo de Dios. Y en séptimo lugar, los salvos deben ser celosos de buenas obras. De esta manera, los cristianos pueden glorificar a Dios. Creyentes individuales no están a solas en la lucha de ser entregados completamente al Señor. Existe un cuerpo espiritual compuesto por todos los salvos, al cual la Biblia llama El Cuerpo de Cristo. Ese cuerpo espiritual es hecho visible y comprensible por medio de la iglesia local. Ese cuerpo manifiesto en la iglesia es el vehículo en el cual Dios desea ser glorificado. Efesios 3:20 y 21 nos dice: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén”. Es cierto que Dios debe ser glorificado en la vida de cada creyente, pero Dios también debe ser glorificado en la vida incorporada de los creyentes a través de la iglesia. Necesitamos unirnos a una iglesia escritural y servir a las personas en el nombre de Dios. Así podemos glorificar en la iglesia. Acordémonos de esto: Ya no somos nuestros; Dios nos ha comprado con precio, por eso debemos glorificarle. 2 Corintios 5:15 dice: “Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. Amados cristianos, debemos entregarnos de tal forma a Dios que todo nuestro ser cante una alabanza titulada: Gloria a Dios. Vamos a orar: Padre, enséñanos lo que significa el hecho de que nuestros cuerpos físicos sean templos del Espíritu Santo, quien mora en nosotros. Enséñanos el significado de que ya no seamos nuestros y que hemos sido comprados con la sangre preciosa de tu hijo Jesucristo. Habiendo entendido esto, ayúdanos a glorificarte en nuestros cuerpos y en nuestros espíritus, en vista de que ambos te pertenecen. En el nombre de Jesús oramos. Amén.

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