Escritura
Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8 Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos. 11 Ellos perecerán, mas tú permaneces; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura, 12 Y como un vestido los envolverás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán. Hebreos 1:10-12 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Juan 3:13 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Juan 6:38 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 1 Corintios 15:47
Jesucristo es el eterno Hijo de Dios, su existencia no principio con su nacimiento en carne humana, ni terminó con su muerte en la cruz. Según Hebreos 13:8: “Él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos”. Lo eterno del Cristo está expresado maravillosamente en Hebreos 1:10-12: ¨Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, más tú permaneces; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán¨. La Biblia nos enseña que Dios vino a la tierra en la persona de Jesús de Nazaret. Él hizo su ministerio redentor aquí en la tierra durante los treinta y tres años que vivió aquí; después de su crucifixión y resurrección, Él ascendió al cielo, pero ¿Qué está haciendo Él en estos momentos? ¿Cuál es el ministerio de Jesús ahora? En primer lugar, Jesús regresó a la presencia de Dios en el cielo, eso no es ninguna sorpresa; escuchemos sus palabras encontradas en Juan 3:13: ¨Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo¨. Juan 6:38, dice: ¨Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envío¨. El apóstol Pablo estuvo de acuerdo con esas palabras y escribió en 1 Corintios 15:47: ¨El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo¨. No es sorprendente el hecho de que Jesús cumpliera su labor aquí en la tierra, para regresar enseguida al lugar de donde había venido. Jesús se llevó consigo a sus discípulos, al Monte de los Olivos, que está al este de Jerusalén. Él les dio ahí una última comisión; levantó sus manos para bendecirles y aconteció que, bendiciéndoles, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo, conforme a Lucas 24:51. Hechos 1:9, dice: ¨Y viéndolo ellos, fue alzado y le recibió una nube que le oculto de sus ojos¨. Esto es de gran importancia para los cristianos. Hebreos 9:24, dice: ¨Porque no entró Cristo en el Santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo¨. El escritor de la epístola de los Hebreos, escribió lo siguiente en Hebreos 4:14: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión¨. En segundo lugar, no solo ha regresado Jesús al cielo, Él ha sido coronado ahí con toda gloria, honor y poder. Él oró al padre en Juan 17:5, diciendo: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”. Dios contestó esta petición, Marcos 16:19, dice, que “fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios”, La diestra de Dios, es un lugar de especial honor, ese es el lugar que Jesús tiene con Dios hoy día. El apóstol Pedro, escribió de la coronación de Jesús, en 1 Pedro 3:22: ¨Quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a Él están sujetos ángeles, autoridades y potestades¨. Filipenses 2:9-11, dice: “Por lo cual, Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. Esteban vio a Jesús en los cielos parado ahí esperando a su santo mártir; según Hechos 7:55 y 56. Saulo de Tarso lo escuchó cuando él lo llamó a la conversión y a su servicio. Juan el apóstol, vio a Jesús glorificado caminando entre sus iglesias, recibiendo la adoración del cielo, y compartiendo con Dios Padre en el gobierno del universo, según Apocalipsis 4 y 5. En una gloriosa visión, Juan vio a Cristo una vez ya crucificado, pero a la hora resucitado, caminar hacia Dios Padre para tomar de su libro sellado con siete sellos. Al hecho de digno acto de autoridad, todos los Santos del cielo cayeron delante de Él para cantar un nuevo cántico que se encuentra en Apocalipsis 5:9 y 10: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, y de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”. En tercer lugar, Jesús está activo en el cielo. Nosotros hablamos de su ministerio terrenal, no para indicar que ese fue el único ministerio que Él tenía, si no para distinguirlo de su ministerio celestial. Él tenía un ministerio celestial antes de venir a la tierra en carne y humana; Él estuvo activo en la creación, según Juan 1:3, en el gobierno de los asuntos del hombre y la naturaleza subsiguiente a la creación. Él vino brevemente a la tierra por un periodo de unos treinta y tres años, después regresó al cielo para continuar con su bendito y necesitado ministerio ahí. Jesús recibe la adoración de los huestes celestiales. Una repasada de los capítulos 4 y 5 de Apocalipsis, convencerían a cualquier persona de esa verdad; él recibe la adoración de los ángeles que sirven a Dios y de los Santos redimidos de Dios. Él recibe esa adoración porque Él es Dios y porque Él es digno de alabanza. Jesús intercede por nosotros delante de Dios Padre; ese ministerio tiene dos fases; en primer lugar, Él intercede por los pecadores que vienen al Padre por medio de Él. Hebreos 7:25, dice: “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. Eso debe dar ánimo al pecador humilde y penitente, aquel que murió por Él, ahora está delante de Dios para interceder por él. Pero Jesús no solo intercede por los pecadores, en segundo lugar, Él intercede por los creyentes, los Santos de Dios. La Biblia nos dice en Hebreos 9:24: “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios”. Ese ¨nosotros¨, somos nosotros, los creyentes en Cristo Jesús. ¡Sí! Cristo ahora está en la presencia de Dios Padre intercediendo por cada persona que viene al Padre por medio de Él y por los que ya hemos venido al Padre por medio de Él. Jesús es el único intercesor que existe. Ni los Santos, ni los ángeles ni María pueden representarnos delante de Dios. 1 Timoteo 2:5 y 6, dice: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos”, no existe otro mediador fuera de Jesús, ¿A Dónde está Jesús hoy? ¿Qué está haciendo? Esas preguntas se contestan fácilmente. Jesús hoy día está sentado a la diestra del Padre, representando a todos los que vienen al trono por medio de Él, eso puede incluirte a ti. Jesús está esperando para que tú vengas a la presencia del Padre por medio de Él. Él quiere representarte también a ti, ven ahorita sin demorar. Oremos… Padre, gracias te damos por el amante interés que Jesús tiene por nosotros. Sabemos que Él no regresó al cielo para olvidarse de nosotros. Entendemos que Él está activo y trabajando por el bienestar de cada uno de los que le hemos recibido como Salvador. Te damos gracias en el nombre de nuestro mediador. Amén.
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