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El Hogar Celestial
El Hogar Celestial - Parte 5
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:30 Minutes
Listens:
2
Aired on Jun 12, 2020

Escritura

Mateo 7:21; Tito 3:5; Efesios 2:8-9; Isaías 64:6; Juan 14:6; Juan 6:39-40; 2 Corintios 5:1; 1 Corintios 15:55-57; 2 Corintios 5:8; 1 Corintios 15:50; Hechos 4:12; Juan 10:9; Apocalipsis 22:14

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. (Mateo 7:21) nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, (Tito 3:5) Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9)

Existe un dicho que dice, “el hecho de que una persona hable del cielo no significa que estará ahí”, lamentablemente ese dicho es cierto. Jesús dijo, “no todo el que me dice señor, señor, entrará en el reino de los cielos” (Mateo 7:21). Seguro está que habrá algunos que hablan del cielo, pero no estarán ahí, sin embargo les tengo una buena noticia, algunas personas que hablan del cielo sí estarán ahí. La buena nueva del evangelio es que tú puedes ser una de estas personas. Como ya hemos declarado que algunos iremos al cielo y otros no, pues nos surge la pregunta, ¿y cómo podré estar seguro de ir yo? Algunos te responderán rápidamente, “no hay forma de estar seguro, tendrás que esperar la muerte para saber eso”, gracias a Dios esa no es la verdad. Tú puedes tener la plena seguridad de que el cielo es tu hogar desde este momento, ¿cómo tener esa seguridad? Es lo que vamos a examinar en este estudio. Ninguno llega al cielo a base de lo que hace, nadie se ha ganado el derecho de ir al cielo. El cielo no es una recompensa que el hombre puede obtener por buenas obras. Oigo a alguien decir, “pero si una persona es sincera, no estará lejos del cielo”, ese pensamiento no tiene fundamento y le explicaré por qué. Si la sinceridad fuera un requisito de Dios para llegar al cielo, ¿hasta qué cantidad de sinceridad tendrías que llegar? Además de eso, una persona puede estar sinceramente equivocada, ¿una persona que ha sido tirada accidentalmente está menos lastimada porque la persona que le disparó pensó que el arma con que le disparó no tenía balas? Claro que no. Es posible ser sincero y sufrir las consecuencias de nuestras acciones. ¿Cuál es la diferencia entre vario sulfuro y vario sulfato? En cuanto a escribirlos es poca la diferencia, pero uno es venenoso y el otro no. Si alguien se equivocara y tomara el venenoso por equivocación, ¿valdría la sinceridad de su error en ese momento? Claro que no, la sinceridad no es suficiente, ¿y qué de las buenas obras? ¿A caso no somos salvos por la ayuda y el servicio que le rendimos a Dios? Absolutamente no, Tito 3:5 nos dice, “Nos salvó no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho sino por su misericordia”. Efesios 2:8-9 nos dice, “porque por gracia sois salvos por medio de la fe y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe”. Deja que Dios te enseñe el significado de Isaías 64:6, “si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapos de inmundicia y caímos todos nosotros como las hojas y nuestras maldades nos llevaron como viento”. Cuando consideramos todas nuestras obras y las ponemos juntas, lo único que tenemos son un montón de trapos sucios. ¿Cuánto terreno piensas comprar en el cielo con un montón de trapos sucios? Vamos a poner fin a este argumento de una vez y para siempre, una persona va al cielo por la gracia no merecida de Dios y no por buenas obras. El cielo se puede recibir a través de lo que Jesús hizo, pero nunca a través de lo que yo he hecho, el camino al cielo es el de la fe y no el de las obras, el de la gracia y no el de los méritos. El que puede decir en verdad “el cielo es mi hogar” es la misma persona que te dirá “Cristo es mi salvador”. Jesús dijo en Juan 14:6, “yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí”. El cielo es la casa de su Padre y los únicos que pueden entrar a la casa del padre son sus hijos. Tú llegas a ser un hijo de Dios cuando por medio de la fe recibes a Jesucristo como tu salvador personal, el ser de Cristo te asegura el cielo, escucha las palabras de Jesús en Juan 6:39-40, “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió, que de todo lo que me diere no pierda yo nada, sino que lo resucitaré en el día postrero y esta es la voluntad del que me ha enviado, que todo aquel que vea al hijo y crea en Él, tenga vida eterna y yo le resucitaré en el día postrero”. Aquí está la manera de llegar al cielo, cree en Cristo como tu salvador personal. ¿Cómo es que actualmente seremos trasladados al cielo? Algunos pasan por una puerta que nosotros llamamos muerte, el apóstol Pablo lo explicó de esta manera, es como si este cuerpo terrenal se disolviere y el espíritu pasa para estar con Dios. Los muertos en Cristo no quedan sin cuerpo, sino que reciben una casa, un cuerpo no hecho de manos, según Segunda de Corintios 5:1. No debes temer la muerte, no tiene terror para el hijo de Dios. Su aguijón fue quitado cuando Jesús quitó el problema del pecado según Primera de Corintios 15:55-57. El cristiano tiene confianza en presencia de la muerte y dispuesto a estar ausente en el cuerpo y presente con el señor (Segunda de Corintios 5:8). Cuando el cristiano muere, él pasa directamente a la presencia del señor, pero no termina ahí la cosa, el cielo no será revelado en su plenitud hasta que el tiempo ya no exista. Un día el Señor regresará, el llamará a los cuerpos de aquellas personas que confiaron en Él; sus espíritus, quienes habían estado presentes con Dios durante ese tiempo, rehabitarán sus cuerpos, transformados a la semejanza de Cristo, sus cuerpos una vez mortales, pero ahora inmortales, serán ajustados para el cielo, así como una vez fueron ajustados para la Tierra. Cuando el nuevo cielo y la nueva tierra lleguen a existir, el pueblo de Dios compartirá su gloria a través de toda la eternidad. Entonces el cielo en toda su plenitud será revelado. ¿Qué podríamos decir de la transferencia de los creyentes al cielo? (1) Esa transferencia será rápida, los escritores de la Biblia nos dicen, “ausentes en el cuerpo, presentes con el Señor” (Segunda de Corintios 5:8). La muerte no es una condición por la cual uno entra, es una puerta por la cual uno pasa. No es un proceso largo, es un cambio inmediato. Un momento el creyente está con sus amados en la Tierra, en un segundo los ha dejado y se ha reunido con el Señor y sus amados que están en el cielo. La transferencia es inmediata. (2) La transferencia al cielo es natural, aquí tenemos un cuerpo adaptado para la vida terrenal. Desde luego, la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios. Según Primera de Corintios 15:50, nuestros cuerpos tendrán que ser adaptados para poder vivir en el cielo. No te hace daño cambiar tu ropa de trabajo a tu ropa de salir, no habrá daño para tu espíritu cuando cambias de tu cuerpo terrenal a tu cuerpo celestial, será un cambio natural. (3) La transferencia al cielo será maravillosa, bajo la supervisión de Dios y con su presencia personal para protegerte, pasaremos por el valle de la muerte para llegar a nuestro hogar celestial, será una experiencia maravillosa. Pero ahora regresemos a la pregunta, ¿cómo puedo llegar al cielo? Lo voy a contar de la forma más simple que conozco, tú puedes ir al cielo si te arrepientes de tus pecados y confías en Jesucristo como tu único y suficiente salvador, Él es el camino, no existe otro camino. Oirás al cielo por medio de recibir a Cristo con fe o nunca verás la gloria del cielo. Hechos 4:12 nos dice, “porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Jesús dijo, “yo soy la puerta, Él que por mi entraré será salvo” (Juan 10:9). Apocalipsis 22:14 dice, “bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas de la ciudad”. La tus ropas en la sangre de Jesús por medio de recibirle con fe, Él te limpiará de todo pecado y podrás tener la seguridad de ir al cielo conmigo. Padre, una vez más te pido que les des sabiduría a mis amigos para que puedan comprender. Tócales sus corazones, en el nombre de Jesús te lo pido, amén.

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