Copyright 2016-2019 Lifeword
El Hogar Celestial
El Hogar Celestial - Parte 1
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:31 Minutes
Listens:
7
Aired on Jun 08, 2020

Escritura

Lucas 4:25; Lucas 9:54; Marcos 13:25; Hebreos 11:12; Mateo 5:34; Mateo 23:22; Apocalipsis 4:1; Juan 14:2; Deuteronomio 26:15; Isaías 63:15; Lamentaciones 3:50; Juan 20:17; Salmo 139:8; Efesios 4:8-10; 2 Pedro 3:13; Apocalipsis 22:27; Apocalipsis 22:4; 1 Corintios 2:9-10

Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; (Lucas 4:25) Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? (Lucas 9:54) y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. (Marcos 13:25) Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. (Hebreos 11:12) Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; (Mateo 5:34) y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él. (Mateo 23:22) Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. (Apocalipsis 4:1) De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. (Juan 14:2) Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel. (Deuteronomio 26:15) Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado? (Isaías 63:15) Hasta que Jehová mire y vea desde los cielos; (Lamentaciones 3:50) Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; más ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. (Juan 20:17) Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. (Salmo 139:8) 8 Por lo cuál dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. 9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. (Efesios 4:8-10) Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. (2 Pedro 3:13) ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. (Apocalipsis 22:7) y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. (Apocalipsis 22:4) Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, 10 o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. (1 Corintios 2:9-10)

Después de la muerte existe un destino, de ese hecho la Biblia es explícita, el destino de la humanidad está revelado por dos alternativas conocidas como cielo e infierno. El cielo nos da a entender que existe un lugar de paz y alegría en la presencia de Dios para todos los redimidos. El infierno nos da a entender que existe un lugar de miseria y tormento apartado de la presencia de Dios para los que no han sido redimidos. El destino del espíritu humano es determinado por la relación que uno tiene con Jesucristo en el mundo presente. Es en ese estado bendito de perfección de una vida santa, en comunión con Dios y con los santificados de todas las edades, que deseamos entrar en los siguientes 5 estudios contigo. Vamos a estudiar acerca del cielo, vamos a contestar tales preguntas como: ¿dónde está el cielo? ¿Cómo es el cielo? ¿Quién vive en el cielo? ¿Cómo nos describe la Biblia al cielo? ¿Y cómo puedo llegar al cielo? Este es un asunto en el cual tú estás personalmente interesado. Si tú tienes un amado que recibió a Cristo en esta tierra y ha muerto, pues ahora ese amado está en el cielo con Jesús. Tú tienes un interés en el cielo y desde luego Dios, por medio de la gracia, te ha invitado a ir al cielo para estar con Él después de la muerte. Debes tener más interés. Estos estudios hablarán a lo más profundo de tu corazón en donde existe ese interés. La literatura hebrea nos habla de 7 cielos de los cuales, el más elevado es donde está el trono de Dios. En los otros 6 cielos moraban diferentes seres supe humanos, la Biblia no nos habla de esta manera. La palabra neotestamentaria, para cielo es Uranos y lleva tres significados: (1) La atmósfera en donde vuelan los pájaros y se mueven las nubes (Luchas 4:25 y Lucas 9:54). (2) El ionósfera en donde están las estrellas y los planetas. (Marcos 13:25 y Hebreos 11:12). (3) El cielo alto en donde vive Dios (Mateo 5:34 y Mateo 23:22 juntamente con Apocalipsis 4:1). Ten cuidado de no enredarte en la especulación de cuanto cielo hay, tres son claramente definidos y eso es suficiente. Dios nos dice todo lo que necesitamos saber, tal vez no sea suficiente para satisfacer nuestra curiosidad, pero es suficiente para asegurarnos de los hechos. El cielo es un lugar y no un estado de existencia, Jesús dijo, “voy pues a preparar lugar para vosotros” (Juan 14:2). El término que el usó en su idioma fue “topos” en referencia al lugar, de esa palabra sacamos la palabra “topografía” que se refiere a las características de la superficie de una región, montañas, ríos, valles, lagos, puentes, calles, ciudades, etc. Por el uso de ese término, Jesús indicó su intención de decirnos que el cielo es un lugar real, tan real como lo es el mundo en que vivimos. El cielo es un lugar definido, específico y bien localizado. La Biblia nos habla del cielo como una ciudad con ciudadanos, un jardín que tiene árboles, un río e agua de vida y un trono. Tiene que ser un lugar en vista de que tiene todas las cualidades de un lugar. En cuanto a la ubicación específica del cielo, la Biblia no es tan clara. Sugiere que el cielo está arriba pero además de eso, no nos indica mucho más. La Biblia hace referencia a Dios viviendo y viendo desde el cielo hacia abajo para ver los acontecimientos de la tierra según Deuteronomio 26:15, Isaías 63:15 y Lamentaciones 3:50. Jesús predijo que Él ascendería al Padre según Juan 20:17. Lucas nos escribe en el libro de hechos que Jesús fue alzado y le recibió una nube, luego los dos varones vestidos de blanco dijeron, “este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. En el Salmo 139:8 un escritor inspirado dijo, “si subiere a los cielos, ahí estás tú”. Efesios 4:8-10 tiene un argumento elaborado basado sobre el hecho de la residencia original de Jesús en el cielo, su descenso a la Tierra y su ascenso de regreso a donde Él había estado antes. Sí, la Biblia enseña que el cielo está arriba aunque no nos da el lugar exacto. Esto sí sabemos, está más allá de las limitaciones del pecado que experimentamos aquí en la Tierra. La Biblia nos enseña claramente que el cielo es más que sólo un lugar geográfico, el cielo es un lugar más una relación y carácter, es un lugar completamente apartado de la influencia del pecado, es libertad del pecado y una comunión completa con Dios. El pecado en el corazón del hombre cambiaría a cualquier paraíso a un lugar de miseria. Apocalipsis capítulo 21 y capítulo 22, nos aseguran de que el cielo es para los redimidos y un lugar en donde no mora el pecado, sin embargo, la Biblia nos dice que toda la creación ha sido afectada por el pecado. También predice que habrá una renovación del universo presente, vendrá un día cuando los cielos pasarán con gran estruendo y los elementos serán destruidos por un calor intenso y la Tierra y sus obras serán consumidas por el fuego, pero nosotros esperamos según sus promesas, cielos y Tierra nuevos en los cuales mora la justicia (Segunda de Pedro 3:13). Así es como habrá una creación sin pecado. Los capítulos 21 y 22 de Apocalipsis nos dan una descripción de los cielos y la tierra nuevos, oigamos lo que dice Apocalipsis 22:27, “no entrará en ella ninguna cosa inmunda o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del cordero”. Dios estará ahí, los santos de Dios estarán ahí, ningún elemento de pecado será encontrado, será un lugar maravilloso. El elemento central que hace que el cielo sea un lugar tan maravilloso, es la presencia personal de Dios y nuestra semejanza a Él. La alegría mayor del cristiano en este mundo es la comunión que tiene con Dios, aunque esa comunión está interrumpida por causa de nuestros pecados que cometemos diariamente y nuestras limitaciones espirituales. Nuestros límites son tales que no existe ningún hombre que pudiera ver el rostro de Dios y vivir, pero en el cielo podremos verle cara a cara y adorar su presencia personal según Apocalipsis 22:4. El poder ver el rostro de nuestro Dios y ser hecho completamente a su imagen, hará que los gozos del cielo sean completos. Al mismo tiempo estaremos conociendo a Dios más y más, Él es tan inmenso que podremos aprender más y más de Él por toda la eternidad y nunca cansarnos de su persona divina. Primera de Corintios 2:9-10 nos dice, “cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las ha revelado a nosotros por el espíritu, porque el espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. Déjame decirte esto para finalizar, el pecado no puede entrar en el cielo, para ir al cielo tendrás que recibir el perdón de Cristo Jesús, tú puedes recibir ese perdón en este momento, Cristo pagó por tus pecados en la cruz del calvario y proveyó generación para ti cuando resucitó de los muertos. Dile de corazón que estás arrepentido por todo lo malo que has hecho y pídele que entre en tu corazón, si lo haces con fe Él entrará y te dará vida eterna en este preciso momento. Padre, ayuda a mis amigos entender el hecho de que no podrán entrar a ese lugar tan maravilloso en donde vives tú, sin haber primero aceptado a tu hijo como el salvador de sus almas. Señor, satanás ha vendado los ojos de ellos para que no miren la verdad. Te pido que tu luz penetre hasta lo más profundo de sus almas en este momento y que ellos, reconociendo que son pecadores se arrepentirán de sus pecados y pedirán que tu hijo entre en sus corazones. En el nombre de Jesús te lo suplico, amén.

Otros archivos en esta serie