Copyright 2016-2019 Lifeword
La Medicina Para El Temor
La Medicina Para El Temor - Parte 4
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:31 Minutes
Listens:
0
Aired on May 28, 2020

Escritura

Isaías 41:10; 2 Corintios 5:17; Gálatas 2:20; Josué 1:5; Josué 1:9; Hebreos 13:5-6,8 ; Salmos 27:1; Jeremías 31:33-34; Isaías 26:3-4

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isaías 41:10) De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17) Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (gálatas 2:20) Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. (Josué 1:5) Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas. (Josué 1:9) Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (Hebreos 13:5-6,8) Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? (Hebreos 27:1) Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. (Jeremías 31:33-34) Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. (Isaías 26:3-4)

Escucha estas palabras personales de Dios: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” Isaías 41:10. Ese texto precioso es la solución para todo temor; la respuesta a la ansiedad; la fundación de la fe. Habla de la presencia de Dios contigo: Yo estaré contigo. Habla de la relación de Dios contigo: Yo soy tu Dios. Habla de sus promesas para contigo: Siempre te, y luego sigue la lista de cosas que el promete hacer. Me alegro que ese pasaje se encuentre en la Biblia. Es un texto precioso con el cual, cada creyente puede asegurar su corazón y fortificar su fe. Yo deseo magnificar la promesa bíblica de la presencia personal de Dios, en la vida del creyente en Cristo Jesús. En primer lugar, considere el significado y la naturaleza de la salvación. ¿Qué significa ser salvo?  El ser salvo significa entrar a una relación personal con Dios, por medio de Jesús. La salvación no es algo que Dios da al creyente penitente, así como uno daría un regalo a un amigo. La salvación no está aparte de Dios mismo, no está separado de él. La Biblia habla de la salvación en términos de un creyente que está en Cristo, y Cristo viviendo en el creyente. Esos no son términos figurativos, son declaraciones exactas y llenas de verdad. El apóstol Pablo hace énfasis en ese hecho de la realidad. En II Corintios 5:17, él describió el cambio de la persona convertida de esta manera: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es”. Cuando él escribió de la vida cristiana en Gálatas 2:20 dijo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó así mismo por mí”. Porque para mí el estar en Cristo y el hecho de que Cristo vive en mí, es el verdadero significado de la salvación. La salvación es una unión personal con Dios en Cristo Jesús, en la cual el creyente llega a ser parte de Dios, y Dios llega a ser parte del creyente. El cristiano debe magnificar la presencia personal de Dios en su vida, esa es la esencia y la explicación de su salvación. Estando tan cerca de Dios en su suficiencia divina, el creyente no tiene razón de temer. “Yo estoy contigo” Isaías 41:10. Esa verdad está expresada de una u otra manera a través de toda la Biblia. En el Antiguo Testamento, durante el tiempo del éxodo de Israel, de la esclavitud egipcia, Jehová dijo a Josué: “Como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes porque Jehová, tu Dios, estará contigo en donde quiera que vayas” Josué 1:5 y 9. ¿Qué remedio más grande para el temor? Alguien dijo: Si yo supiera que Jesús estaba en el cuarto consiguiente al mío, no tendría miedo de encararme a diez mil enemigos. Pero la distancia no hace diferencia para con Dios, y la Biblia dice que Él está en el cielo haciendo intercesión para mí. Sí, eso es animador para el cristiano. Pero hay algo que nos puede animar aún más que eso. Por su Espíritu Santo, Dios el Padre y Dios el Hijo, están personalmente presentes con nosotros y en nosotros, trabajando a nuestro favor. La salvación significa que el Espíritu Santo entra al espíritu humano para vivir la vida de Dios en nosotros, día tras día. Cuando Dios dice: “Yo estaré contigo”, no hablaba en términos generales. Él lo dijo literal y específicamente. No temas porque Dios está personalmente presente en ti. El Nuevo Testamento habla de ese mismo tema de la presencia personal de Dios y lo aplica particularmente a los cristianos. Hebreos 13:5-6,8 dice, “sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, porque Él dijo: No te desampararé ni te dejaré, de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador, no temeré lo que me pueda hacer el hombre. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos”. Créalo cristiano, regocíjate en ello y eso acabará con tus temores. Pero Dios va aún más allá con su promesa de su presencia personal. Sus palabras: No temas ni desmayes, son seguidas por las siguientes palabras: “Porque Yo soy tu Dios”. Esas palabras me recuerdan de otras palabras que se encuentran en las escrituras: “Y Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. Yo entiendo que eso significa que Dios será para su pueblo, todo lo que ellos pudieran necesitar. Todo lo que un Dios pudiera hacer para un pueblo, todo lo que pudiera necesitar un pueblo de un Dios, eso lo es Él para nosotros. Digamos con el salmista: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?” Salmos 27:1. Esa es la aplicación verdadera de que Dios, es nuestro Dios. Dios ha entregado a un sagrado y redentor pacto con su gente. Este es el pacto, expresado por el profeta Jeremías: “Después de aquellos días, dice Jehová, daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y Yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más, ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más grande hasta el más pequeño de ellos, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” Jeremías 31:33-34. Esto es lo que significa el hecho de que tú eres un cristiano. Cristo vive en ti, tú vives en Cristo. La ley de Dios está escrita en ti, tus pecados han sido olvidados. Dios es para ti todo lo que una persona pudiera desear de un Dios. Tu relación con Él ya está establecida y permanece perpetuamente. En consideración a todo esto, ¿En qué parte hay lugar para el temor? ¡No hay lugar! ¿Cuál es la explicación de la persona que teme? ¿Se ha olvidado de sus recursos en Cristo Jesús; se ha olvidado de que él es un hijo de Dios; se ha olvidado de que Dios es su padre; se ha olvidado de que todos los recursos de Dios están a su disposición? Entendiendo eso, no hay lugar para el temor. Un niño está jugando en el patio cuando se le acerca a un perro. El niño lo ve, y no sabiendo que el perro no le hará daño se atemoriza. Puede ser que él salga gritando hacia el padre que está cercano. El padre tratará de consolarle por medio de tomarlo en sus brazos y hablarle palabras de seguridad. Pero si el niño no hace caso y sigue gritando, el padre tendrá que sacudirle un poco y hacerle notar que el perro no le hará daño, y que no hay por qué temer. Yo observo que todos nosotros somos como ese niño. Nos llenamos con sentimientos de terror sobre cosas que Dios sabe que no son dañinos en ese momento para nosotros. Podemos correr a Él, pero una vez que le hemos contado, ya no debemos seguir con miedo. Ya habiéndole dicho del temor que tenemos, debemos confiar en Él, y olvidarnos de nuestros temores. Isaías 26:3-4 dice: “Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado. Confiar en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor, está la fortaleza de los siglos”. Padre, ayúdanos a confiar en ti, así como el niñito confía en sus padres. Perdónanos nuestros temores y acuérdanos que es más saludable confiar en ti. Y con nuestra confianza, danos el discernimiento espiritual para poder ver tu protección, y de la provisión para los tuyos. En el nombre de Jesús te lo pedimos, Amén.

Otros archivos en esta serie