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Convicción De Pecado
Convicción De Pecado - Parte 2
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:30 Minutes
Listens:
12
Aired on May 12, 2020

Escritura

Juan 16:8; Romanos 3:9-19; 1 Juan 1:8; Romanos 3:23; Romanos 2:2; Génesis 18:25; Hebreos 12:23; Isaías 53:6; Isaías 64:6-7; Isaías 59:2; 1 Juan 4:10; Isaías 53:5-6

Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (Juan 16:8) ¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos. Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; (Romanos 3:9-19) Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. (1 Juan 1:8) por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, (Romanos 3:23) Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. (Romanos 2:2) Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? (Génesis 18:25) a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, (Hebreos 12:23) Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. (Isaías 53:6) Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades. (Isaías 64:6-7) pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. (Isaías 59:2) En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. (1 Juan 4:10) Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. (Isaías 53:5-6)

Jesús prometió que, al regresar al cielo, Él pediría al Padre que enviara al Espíritu Santo al mundo para estar con y adentro de aquellos que confiaban en Él. Él prometió en cuanto al Espíritu Santo en Juan 16:8 “Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Una parte del convincente ministerio del Espíritu Santo es el de convencer a los hombres y mujeres de que son culpables de pecado personal. Hay una tendencia en cada uno de nosotros de negar que somos culpables personalmente de pecado, hasta somos capaces de decir que nunca hemos pecado, o tal vez diremos que no hemos pecado tanto como otras personas que conocemos, o llamaremos al pecado por otro nombre diciendo que hemos cometido un error y no un pecado y así excusarnos de lo serio de lo que hicimos. Pero Dios dice que cada uno de nosotros hemos pecado en contra de Él. La Biblia dice claramente y repite muchas veces el hecho del pecado personal en la vida de cada persona. Considere lo que nos dice la escritura en Romanos 3:9-19 “¿Qué pues, somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera, pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles que todos están bajo pecado. Como está escrito, no hay justo ni aún uno, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios, todos se desviaron, a una se hicieron inútiles, no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno, sepulcro abierto es su garganta, con su lengua engañan, veneno de áspides hay debajo de sus labios, su boca está llena de maldición y de amargura, sus pies se apresuran para derramar sangre, quebranto y desventura hay en sus caminos y no conocieron camino de paz, no hay temor de Dios delante de sus ojos pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley para que toda boca se cierra y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios”. No podría ser más claro, Dios dice que las excusas del hombre mueren en sus labios y que ningún hombre tiene nada que decir para defenderse en cuanto al pecado concierne, el resultado es que cada persona en el mundo realiza su culpabilidad ante Dios y queda sin excusa delante de Él. Muchas personas declaran que están sin pecado, aun después que Dios ha dicho que todos hemos pecado, la forma en que ellos niegan el pecado en sus vidas, usualmente se expresa en estas dos formas: (1) Ellos declaran que no tienen ningún pecado en la actualidad que necesite del perdón de Dios según I Juan 1:8. Dichas personas engañan, ellos rehúsan aceptar el hecho de la realidad ejemplo típico de estas personas son aquellas que dicen, “yo he sido religioso toda mi vida, desde mi niñez, no tengo ningún pecado que debiera de confesar”. (2) Algunos dicen que nunca han pecado y por lo consiguiente, no necesitan del perdón. Tal declaración contradice la palabra de Dios y hace que Dios sea mentiroso. Eso indica que la palabra de Dios no tiene lugar en el corazón de tal persona porque Dios ha declarado claramente en Romanos 3:23 que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Él. ¿A quién debemos creer? ¿Debemos creer al hombre que dice que él nunca ha pecado y no necesita del perdón de Dios o debemos de creer en Dios que dice que todos somos pecadores y que todos necesitamos de su perdón? Imagínate que estás parado en una corte de leyes, alguien te está demandando y tú dices que no has hecho nada malo. Tú niegas que has hecho lo malo, el juez está para presidir sobre la corte, él escucha la evidencia, él basa sus decisiones en la evidencia que tiene a mano, lo que él declara ser la verdad de acuerdo con la evidencia y a la ley, es lo que te ata en esos momentos. Si el juez dice que eres inocente puedes salir libre, si él dice que eres culpable, eres responsable de pagar las consecuencias. En esta comparación Dios es el juez y tú y yo somos los acusados, la evidencia presentada en contra nuestra es la forma en que actuamos, la manera en que hablamos, las cosas que pensamos y las cosas que deseamos hacer. Dios considera las cosas que están a la luz de todos en cuanto a nosotros y aun los secretos más profundos de nuestros corazones que sólo nosotros y él conocemos. ÉL considera toda la evidencia y según Romanos 2:2 “sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad”. Puedes asegurarte de que el Juez de toda la tierra hará lo correcto según Génesis 18:25. Hebreos 12:23 nos declara que nuestro Dios, quien se ha revelado a sí mismo en las escrituras cristianas, es el juez de todos. Si eres demandado en una corte humana y vas a ser juzgado por la ley humana, existe un proceso de apelación si no estás de acuerdo con el veredicto de la corte, pero en la ley divina, no existe la apelación, la decisión de Dios, el juez, es final. Eso es lo que Dios dice en cuanto a nosotros, todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino, más Jehová cargó en Él, el pecado de todos nosotros (Isaías 53:6). Otra vez Dios dice en Isaías 64:6-7, “si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia, y caímos todos nosotros como la hoja y nuestras maldades nos llevaron como viento. Nadie hay que invoque tu nombre que se despierte para apoyarse en ti, por lo cual escondiste de nosotros tu rostro y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades”. Dios le dice a cada persona que no recibe a Cristo como su salvador personal, tú eres un pecador y yo he examinado la evidencia y te encuentro culpable, debes reconocer el hecho de tu culpabilidad personal en cuanto al pecado y venir a mí para recibir perdón, sólo así podrás librarte de la condenación y del juicio que te espera. Eso no significa que tú eres el hombre más depravado de la Tierra, pero sí significa que eres depravado y un pecador. No significa que eres culpable delante de Dios por cada clase de pecado que existe, pero sí que eres culpable delante de Dios y separado de Él en resultado a tu culpabilidad. La Biblia usa el término muerte para referirse a la relación del pecador con Dios, el significado es separación. La persona culpable de pecado ha sido separada de Dios por causa de ese pecado. El profeta Isaías escribió en capítulo 59:2 “pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y entre Dios y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír”. No puedes estar en peor condición que esa, piensa de la tragedia de ser separado de Dios en donde Él esconde su rostro de ti y no escucha tus lamentos cuando le hablas, eso sí es muerte. Yo no intento avergonzarte cuando te digo que eres un pecador, yo he pecado también. Cada persona que tú conoces, incluyendo a la mejor persona que tú conoces ha pecado, es un problema común a nuestra experiencia humana, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23). La pregunta no es, ¿He pecado? La pregunta es, ¿Qué voy a hacer en cuanto a mis pecados? La buena nueva del evangelio cristiano es que Dios ha provisto para el pecador. En I Juan 4:10 encontramos que Dios envió a su hijo en propiciación por nuestros pecados, Él hizo que fuera posible el removimiento de nuestros pecados por cargarlos Él mismo en la cruz del calvario. Isaías 53:5-6 dice “Más Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su propio camino, más Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros”. Ahora podemos ser perdonados y librados para siempre por lo que Jesús hizo por nosotros y eso sí es una buena nueva.

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