Escritura
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
La carta a los romanos capitulo 11 versículo 6 dice lo siguiente: A sí también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. Los miembros de una iglesia deben animarse los unos a los otros a proseguir hacia la madurez espiritual. Sean bienvenidos a seguidores del maestro una producción de Radio Bautista Centro De Vida y Lifeword en español, comencemos. Hoy en seguidores del maestro vamos a continuar con la serie Atentamente Pablo. La lección que corresponde a este día lleva por tema. El mandato de crecer. El crecimiento es de tanta importancia a la vida espiritual como lo es para la vida física. Con frecuencia se refiere a la salvación como un nacimiento (Juan 3:7) así lo compartió Jesús en aquella conversación que tuvo con aquel hombre llamado Nicodemo y con frecuencia también se refiere y al creyente nuevo como un infante recién nacido (1 Juan 5:1). Un elemento importante en el crecimiento espiritual es una dieta continua de la Palabra de Dios. El apóstol Pedro nos amonesta diciéndonos: Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis…(1 Pedro 2:1, 2). El apóstol Pablo escribió a los miembros de la iglesia en Corinto, avisándoles que la raíz de los problemas en su iglesia era la carnalidad, es decir, una falta de crecimiento espiritual. En la primera carta a los corintios capítulos 3:1-3 el apóstol Pablo les escribe: De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces; ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? (1 Corintios 3:1-3). El creyente que no crece permanece carnal mientras que el que crece a la madurez es espiritual. ¡Cuán pacientes y tiernos debemos ser con los bebés espirituales! Dice el apóstol Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses 2:7 Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Entonces animemos los unos a los otros a buscar la madurez espiritual. Meditemos un momento y pensemos que el crecimiento espiritual es posible a causa de lo que sucede en nuestro ser al convertirnos a Cristo. Dice el apóstol pablo en la segunda carta a los corintios 5:17 De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. El salvo no es el mismo pecador que era antes de aceptar a Cristo como su Salvador. Antes estaba "muerto en sus delitos y pecados" (Efesios 2:1) pero ahora está "muerto al pecado" (Romanos 6:11). Hay una diferencia enorme entre estas dos condiciones. Como una nueva criatura, el creyente es completamente cambiado; es diferente y es nuevo. Cuando una persona ha muerto físicamente, es notorio que su espirito no puede continuar viviendo en su cuerpo físico. Tampoco puede una persona que ha "muerto al pecado" continuar a "vivir en pecado." Es una contradicción de términos. Uno que, profesando ser cristiano, sigue viviendo en pecado, indica por sus acciones que no ha «muerto al pecado» y, por lo tanto, no es una criatura nueva en Cristo Jesús. Implicada en la muerte y resurrección de Jesucristo es el cambio completo que la conversión causa en cada creyente. Es como si el creyente hubiera sido colgado personalmente en la cruz y hubiera sufrido la crucifixión del cuerpo del pecado. La muerte cancela todas las obligaciones y rompe todos los lazos. Así que, cuando uno nace de nuevo, el vínculo del pecado se rompe y la unión con Cristo se forma. Esta nueva unión con Cristo es lo que hace posible el crecimiento espiritual. No es solamente el final de una etapa; es el final de la esclavitud al pecado. Es el principio de una vida nueva en la cual Jesucristo mismo llega a ser nuestra vida. El crecimiento espiritual es la consecuencia natural de nuestra unión con Cristo. Un infante no sabe cuál es la causa del crecimiento de sus miembros. Si el cuerpo es normal, cada miembro crece por la sencilla razón de que está relacionado íntimamente con el cuerpo. ¡Así sucede con el creyente! Ocasionalmente, cuando alguna función del cuerpo de un niño es debilitada, un brazo o una pierna no se desarrolla normalmente. Sus padres hacen todo lo posible para conseguir que un médico les dé el remedio para el problema. El Señor Jesucristo también se preocupa cuando algún creyente no crece. Un cuerpo incorrectamente desarrollado no es hermoso. Una iglesia tampoco presentará a la comunidad una imagen atractiva del Salvador glorioso si sus miembros no han crecido y madurado completamente en los asuntos espirituales. También debemos pensar en la manera en que el crecimiento comienza. El creyente es unido a Cristo dice 1 Corintios 6:15: «¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?». El milagro del nuevo nacimiento nos hace «miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos» (Efesios 5:30). Esta es la clave de todo crecimiento espiritual. El crecimiento comienza cuando Cristo empieza a vivir en nosotros. Identificarnos con Cristo significa que cuando Jesucristo murió, los creyentes morimos con Él; cuando Cristo resucitó, los creyentes resucitamos con Él; cuando Cristo triunfó sobre la muerte y el infierno, los creyentes participamos en ese triunfo con Él. La identificación con Cristo es expresada por medio de la ordenanza del bautismo. La sumersión (la sepultura) en el agua y el surgimiento (la resurrección) de ella testifican de una realidad espiritual: la muerte a la vida anterior la cual estaba llena de pecado y la resurrección a la nueva vida en Cristo Jesús. Hay dos palabras en el idioma griego que significan nuevo o nueva. Una significa «nuevo en relación con el tiempo; algo recientemente hecho». La otra significa «nuevo en calidad; de un tipo diferente». La «vida nueva» de la cual leemos en Romanos 6:4 emplea la segunda palabra: un tipo nuevo de vida. Los creyentes no sólo compartimos los beneficios de Su muerte y Su resurrección, sino también la vida del Cristo resucitado. Cristo murió para poder ser superior a la muerte para siempre. En la misma manera, se puede decir que los creyentes morimos al pecado (al aceptar a Cristo como Salvador) para poder ser siempre superiores a La muerte de Jesucristo por el pecado fue un acontecimiento que ocurrió una vez para siempre. Así que los creyentes morimos una vez para siempre al pecado y vivimos eternamente con Dios al confiar en Jesucristo como su Salvador. debemos considerar que también hay límites del crecimiento, o podemos decir los límites del crecimiento. El creyente está vivo hoy con la vida de Cristo. Ser salvo significa que uno comparte la vida del Cristo resucitado ahora. No es solamente la esperanza de la vida eterna cuando lleguemos al cielo, sino que es una realidad actual. Esta es la libertad gloriosa disfrutada por los hijos de Dios. Romanos 8:2 dice: «Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte». Es importante recordar que el creyente no vive por Cristo, sino Cristo vive en el creyente. Pablo escribió: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí…» (Gálatas 2:20). Por eso, el crecimiento espiritual del creyente no tiene límites. Se cuenta que había una vez un esclavo analfabeto, no sabía leer no sabía escribir , no tenía mucho conocimiento de cultura y después de recibir su libertad, prometió servir a su amo por el resto de su vida por la cantidad de diez mil dólares. Después de la muerte del amo, el siervo vivió en la miseria hasta que alguien que sabía de su contrato le dijo que el dinero prometido había sido depositado en el banco bajo su nombre. El siervo, que no sabía nada del valor del dinero, fue al banco. Al decirle el cajero que los diez mil dólares de veras estaban en su cuenta, el siervo le preguntó si le sería posible sacar quince centavos para comprar una bolsa de harina. Llevando esta cantidad pequeñísima, el siervo se fue bien feliz para nunca regresar, dejando en el banco el resto de su dinero. ¡que ilustración acerca de este hombre¡ Dios tiene riquezas en tesoros espirituales disponibles para nosotros! El límite del crecimiento está en nuestra propia falta de pedirlo, no en la capacidad de Dios para dar. El pecado no está muerto a los creyentes; los creyentes estamos muertos al pecado. Los creyentes hemos ganado la victoria sobre el pecado por medio del sacrificio y la victoria de Jesucristo y, por eso, nunca tenemos que someternos al dominio del pecado. Las tentaciones vendrán, pero no tenemos que ceder a ellas1 Corintios 10:13 dice: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar». No es que los creyentes no podamos pecar, sino que no tenemos que pecar. Ha ganado en Cristo la victoria sobre el pecado. Es decir que hemos ganado en Cristo la victoria sobre el pecado. Si Cristo es nuestro Señor y Amo, el pecado ya no puede ejercer dominio en nuestra vida. Sería alta traición si nos sometiéramos al gobierno del pecado Romanos 6:12 dice: «No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias». Al rehusar entregar nuestros cuerpos a Satanás como «instrumentos de iniquidad» (Romanos 6:13), nos damos a Dios para Su uso en la lucha contra el mal. El pecado ejerce dominio sobre la persona que se somete a él dice Romanos 6:16 «¿No sabéis que, si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?». Si usted es cristiano, debe someterse a la voluntad de Dios, no al pecado. Acepte por la fe el hecho de que Cristo ha ganado para usted la victoria. Reconozca que usted ha muerto al pecado y ahora no es esclavo del pecado. No deje que el pecado le domine ni siquiera por un momento. Ríndase completamente a Dios y así avanzará hacia la madurez espiritual. Dios todavía obra entre Sus hijos hoy día, haciéndolos crecer. La meta final es la madurez espiritual. Dios nunca estará satisfecho hasta que seamos como Cristo. Romanos 8:29 dice: «Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos». Sigamos creciendo en gracia hasta que un día seamos hechos como Cristo Jesús. Dios los bendiga al escuchar su palabra que él nos ayude a seguir creciendo y que cada día decidamos vivir solo para él. Radio Bautista Centro De Vida y Lifeword en español, presentaron su programa Seguidores Del Maestro, un programa de la Editorial Bautista Misionera de América. para más información puede contactarnos en nuestro sitio web www.lifeword.org, sección en español. Bendiciones
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