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Atentamente Pablo
Lección Trece: Sirviendo A Dios
Valmori Zelaya
(Centro De Vida)
Duración: 00:20:24 Minutes
Listens:
256
Aired on Dic 29, 2019

Escritura

2 Corintios 6:1, 3-10; Filipenses 2:12-16

Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, más he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, más siempre gozosos; como pobres, más enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, más poseyéndolo todo. Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

¿Qué debemos hacer cuando no sentimos obedecer? Dios no nos ha dejado solos en nuestros conflictos para hacer su voluntad. Él quiere venir a nuestro lado y estar con nosotros para ayudarnos. Él nos ayuda a querer obedecerle y luego nos da el poder para hacerlo. El secreto para cambiar nuestras vidas es someternos a su control y dejarle actuar en nosotros. Para ser como Cristo, debemos condicionarnos a pensar como El. Para cambiar nuestros deseos, a fin de que sean como los de Cristo, necesitamos el poder de la presencia del Espíritu, la influencia de cristianos fieles, la obediencia a la Palabra de Dios. ¿Por qué es tan dañino lamentarse y discutir? Si la gente se entera de que los miembros de una iglesia siempre discuten, se lamentan y murmuran, obtendrán una impresión falsa de Cristo y del evangelio. La creencia en Cristo debiera unir a todos aquellos que confían en El. Si su iglesia casi siempre está discutiendo y lamentándose, pierde el poder unificador de Jesucristo. Deje de discutir o de lamentarse dentro de la iglesia en cuanto a personas y condiciones y permita que el mundo vea a Cristo. Nuestras vidas debieran caracterizarse por su pureza, su paciencia y su pacificación, de manera que resplandezcamos como "luminares" en un mundo de tinieblas y depravación. Una vida transformada es un testimonio efectivo del poder de la Palabra de Dios. ¿Está brillando su luz o está opacada por la discusión y el lamento? Resplandezca para Dios.

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