Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.

El cristianismo se compara a un edificio, cuya base perfecta, fuerte, firme y estable representa a nuestro Señor Jesucristo, él es el fundamento de nuestra fe, él es el amo de nuestras vidas, en el descansa su pueblo y sobre esta base sólida todo creyente es llamado a edificar. ¿qué materiales podemos usar? En el contexto el Apóstol Pablo enseña que podemos edificar con materiales como el oro, la plata, las piedras preciosas o también con materiales como la madera, el heno o la hojarasca. Los primeros tres son materiales de alta calidad y representan el trabajo hecho para el Señor con el mayor cuidado y habilidad, sin embargo, los segundos son materiales inferiores y representan un trabajo mínimo y mediocre. Estos materiales no representan nuestro dinero, talentos ni dones espirituales, representan nuestras buenas obras y calidad de servicio. Es cierto que no somos salvos por obras, pero si somos salvos para buenas obras y un día esas buenas obras serán juzgadas. Dentro de muy poco tiempo, todos aquellos que hemos puesto nuestra fe en el salvador, estaremos delante de nuestro creador en el Tribunal de Cristo. Este juicio no será para condenación, sino para recompensa, en ella Dios premiará a su pueblo por todo lo que hayamos hecho por la causa de Cristo mientras estábamos aquí en la tierra. En ese día nuestras obras pasarán por el fuego, toda la escoria será quemada y solo lo que es puro y valioso permanecerá. Ante esto ¿Cómo podemos edificar de la mejor forma? Lo podemos hacer de tres formas. En primer lugar, edificamos mediante nuestros motivos. No basta solo con hacer buenas obras, también debemos tener un corazón correcto al hacerlo. Por ejemplo, uno puede dar una limosna a un hombre pobre, pero si lo hace solo para que lo vean, eso es una obra de hojarasca, sin embargo, si lo hace por amor a su prójimo eso es una obra de oro. Otro ejemplo es el canto, uno puede cantar solo con el fin de presumir su hermosa voz, eso es heno, pero si canta para la gloria de Dios eso es como la plata. También al orar, uno puede orar al Señor presumiendo cuan espiritual es, eso es madera, sin embargo, orar con corazón humilde es como la piedra preciosa. Solo Dios conoce las intenciones de nuestro corazón y cuando llegue el día del juicio tantas cosas que hemos hecho por el señor serán tristemente consumidas por el fuego. Así que tengamos cuidado no solo de hacer buenas acciones sino también de hacerlas con el corazón correcto. En segundo lugar, edificamos mediante nuestra conducta. Nuestra conducta puede ser buena, de buen testimonio y que edifica a la iglesia o por el contrario puede ser mala, de mal testimonio y que solo destruye al cuerpo de Cristo. ¿cómo somos realmente? ¿nos comportamos en casa de la misma forma que nos comportamos en la iglesia? Alguien dijo “lo que somos cuando nadie nos ve es lo que realmente somos. Y en tercer lugar edificamos mediante nuestro servicio. El uso de nuestros dones y talentos, el involucrarnos en un ministerio, el evangelizar y discipular o el estar apoyando en lo que podamos es sumamente importante en la edificación de la iglesia. Dios nos ayude a vivir de tal forma que cuando estemos delante de su presencia, no salgamos avergonzados, sino por el contrario salgamos premiados y recompensados por toda nuestra labor aquí en el mundo. Dios promete recompensar a sus hijos y él es fiel en cumplir sus promesas. Dios los bendiga Corpus Unum