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Sobreedificando
Sobreedificando - Parte 4
Paul Tinoco Huaraca
(Centro De Vida)
Duración: 00:05:06 Minutes
Listens:
4
Aired on Ago 29, 2019

Escritura

Nehemías 4:17

Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.

Nehemías al enterarse que los judíos que habían quedado de la cautividad estaban en gran mal y afrenta y el muro de Jerusalén estaba derribado y sus puertas quemadas a fuego, oro al Señor, ayuno e hizo duelo por algunos días. Y en esta condición se acercó delante de su rey a quien servía como copero. El rey al notar su rostro triste y demacrado le dijo ¿Por qué estas así? Entonces Nehemías le contó todo lo sucedido y le pidió al rey que le envié a Judá para reedificar las murallas de la ciudad. El rey Artajerjes accede a la petición y le da todo lo necesario para llegar con bien y construir las murallas de su pueblo. Nehemías llega a Jerusalén y observa los muros que estaban derribados y sus puertas que estaban consumidas por el fuego, luego reúne al pueblo y les declara la mano de Dios había estado con él y las palabras que el rey le había dicho, entonces todos se dijeron “levantémonos y edifiquemos.” Pero tan pronto se animaron a hacerlo vino la oposición. Sambalat, Tobías y Gesem despreciaron las palabras de Nehemías, se burlaron de ellos y le dijeron “ustedes están locos, nunca lograrán hacer eso.” Sin embargo, a pesar de la oposición el pueblo comenzó a trabajar, todos con una sola visión y un solo sentir comenzaron a restaurar las murallas. Ante esto el enemigo no se quedó con las manos cruzadas y conspiraron junto al ejército de Samaria de ir a atacar a Jerusalén y hacerles daño. Esta es la razón por la cual los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. Que hermosa enseñanza. ¿no es así como debe de vivir el creyente? Con una mano servir con pasión a nuestro Señor Jesucristo, dando lo mejor de nosotros en el engrandecimiento de su reino y en la otra mano portar nuestra espada, que es la palabra de Dios, con la cual podemos hacerle frente al enemigo, quien utiliza todas sus fuerzas para destruir nuestra vida, nuestra familia y nuestra iglesia. Un ejemplo de un hombre luchador y constructor a la vez fue Juan Bunyan, por compartir su fe a las demás personas fue encarcelado en tres oportunidades, pero en vez que callarse, quejarse o tirar la toalla por la situación que estaba enfrentando, en medio de la cárcel escribió su excelente obra “el progreso del peregrino” que fue y es de gran ayuda y bendición para los creyentes hasta del día de hoy. Otro ejemplo fue Juan Wycliffe, conocido por todos por traducir la Biblia al idioma inglés, él no solo fue un constructor hábil en la materia, sino también fue un excelente luchador por la causa de Cristo. Sostuvo que la Escritura está por encima de la Iglesia, atacó las riquezas de los monjes, la corrupción de la Iglesia y las prácticas de las indulgencias. Cuando murió sus enemigos quemaron su cuerpo en la hoguera, luego tomaron sus cenizas y las rociaron sobre el rio Támesis en Londres. Con esta acción sus enemigos pensaron que habían acabado con él, pero estaban equivocados. El fruto de su trabajo permanece con nosotros hasta el día de hoy. No podemos estar quietos en la obra de Dios, tenemos que trabajar y pelear con el enemigo al mismo tiempo. Dios nos ha encomendado una misión y nos ha dado armas para pelear, es nuestro deber apropiarnos de ellas y luchar con el corazón por la causa de Cristo. Dios los bendiga, Corpus Unum

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