Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

Estas palabras fueron escritas por el apóstol Pablo a su hijo en la fe Timoteo, donde le insta en primer lugar a utilizar todas sus recursos, energías y fortaleza espiritual en presentarse delante de Dios aprobado. La vida cristiana es como un examen delante de Dios, él evalúa constantemente nuestro caminar, nuestros hábitos, nuestro carácter y nuestro servicio en la obra de Dios. Hace algunos años atrás cuando estaba en la universidad estudiando la carrera de Medicina, recuerdo que para graduarme tenía que rendir un examen de grado. ¿en qué consistía este examen? Nos llevaban a un hospital grande con alrededor de 300 pacientes hospitalizados y nos daban un paciente al azar, en un tiempo determinado teníamos que hacerle una historia clínica, que consistía en colocar los datos generales del paciente, el examen físico, el diagnóstico y el tratamiento. Después de esto teníamos que exponer el caso frente a tres jurados. Quienes eran médicos de experiencia en el campo, los cuales nos bombardeaban con una serie de preguntas en cuanto al paciente y sobre diversos temas del área de Medicina. Recuerdo que para ese examen en particular me prepare meses y meses, estudiando día y noche con mucho ahínco y dedicación, tenía temor de fallar, tenía temor de deshonrar a mis padres, era el examen más importante de mi carrera, sin embargo, la preparación que había tenido, acompañado de la confianza que tenía en el Señor, me dio un sentido de seguridad y calma. Llegó el día del examen y gracias al Señor pude pasar la evaluación y graduarme satisfactoriamente de mi carrera. Hoy al reflexionar sobre esto, me pregunto, si para un examen secular donde estaba en juego la vida de un paciente me prepare con esfuerzo y dedicación ¿Cuánto más debiera de prepararme para el examen que tengo delante de Dios? así como tenía temor de fallar y avergonzar a mis padres ¿Cuánto más debiera de temer deshonrar a mi creador y salir avergonzado de su presencia por una vida totalmente egoísta e infructuosa? Pablo entendía que Timoteo, así como todos los creyentes un día estaremos en el tribunal de Cristo, siendo juzgados por Dios, no para condenación sino para recompensa. Y si Timoteo quería pasar ese examen de la mejor forma en primer lugar como pastor tenía que esforzarse en exponer la palabra de Dios de forma completa, precisa y clara a sus oyentes. Dice el texto “como obrero que no tiene de que avergonzarse que usa bien la palabra de verdad” el término “usar bien” literalmente significa “hacer un corte recto” haciendo referencia a la exactitud que se requiere en un trabajo. Lo que el apóstol Pablo quiere dar a entender con esto es que Timoteo debía de ser un estudiante diligente de la palabra a tal punto que la intérprete de manera exacta y así la enseñe a sus oyentes. ¿Qué de ti querido hermano, estás preparado para ese día? ¿estás dando tu máximo esfuerzo en servir, evangelizar y discipular? que hermoso seria que cuando un día nos encontremos delante del Juez supremo podamos oír de sus labios “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” Ese es mi mayor anhelo, recibir una corona de parte de mi señor, no para lucirla frente a todos, sino para colocarla delante de sus pies como una ofrenda de amor por todo lo que él ha hecho en mi vida. Dios los bendiga. Corpus Unum.