Escritura
32 “Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. 33 Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer: He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; 34 y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.”
Jesús demuestra su compromiso a su plan. El Angel anunció el nacimiento de Jesús que su nombre declaraba su propósito de venir al mundo “porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt. 1:21), el Emanuel Dios con nosotros vino al mundo a pagar el precio por nuestros pecados, ya que como todos somos pecadores todos merecemos la pena que es la muerte, para eso vino Cristo. En el texto nos da la imagen de como iban en el camino, Jesús va delante con total confianza y claro de cumplir su propósito; iba a sufrir por nuestros pecados, el justo por los injustos (1 Pedro 3:18) El evangelista lo presenta caminando delante de sus discípulos, lo que nos hace pensar en varias cosas: La urgencia de la obra que había de realizar, junto con la angustia y el dolor de beber aquella amarga copa, le hacía apresurar sus pasos de manera que "iba delante de ellos". El hecho de que sus discípulos fueran detrás de él, y que estuvieran pensando en asuntos puramente mundanos, nos muestra la tremenda soledad de Cristo frente a la cruz. Pero tal vez debamos pensar también que, frente a la incomprensión de sus discípulos, el Señor se adelantara en busca de la soledad que le permitiera estar en comunión íntima con su Padre celestial. Sus discípulos van con muchas dudas y con miedo. "Y ellos se asombraron, y le seguían con miedo" Mientras caminaba delante de ellos, los discípulos podían ver en su rostro las marcas profundas de su dolor, y nuevamente "se asombraron" y "le seguían con miedo". Todo parecía presagiar el peligro que se avecinaba, aunque por lo que luego veremos, ninguno de ellos compartía con él sus emociones y pensamientos, sino que estaban inmersos en sus propios planteamientos acerca del Reino y en sus sueños de grandeza. Sus discípulos habían escuchado dos veces avisos antes del sufrimiento que iba a tener Jesús en Jerusalén, y se preguntaban porque Jesús quería ir a Jerusalén cuando había anunciado lo que sufriría allí, había muchas preguntas, dudas, momentos de indescición de no saber lo que iba a sucederles allí, lo único que los motivaba a seguir era la presencia de Jesús delante de ellos. El texto nos habla de dos emociones que tenían los discípulos: Estaban asombrados. ¿porque Jesús se dirige a Jerusalén? Si nos dijo lo que iba a sufrir en ese lugar, por amor a nosotros, estaba dispuesto a cumplir el plan de redención y salvación de Dios para la humanidad, y eso incluía el castigo por el pecado, castigo que Jesús no merecía recibir. Jesús sabía lo que iba a suceder con su vida, pero el voluntariamente pone su vida por amor a nosotros, como lo dice en Juan 10:17-18 “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” Tenían miedo. Cuando la duda nos invade, perdemos la seguridad y el temor llega a nuestras vidas, eso sucedió con sus discípulos, ya no se sienten seguros, a pesar de que están caminando con Jesús, ya les había mostrado su poder sobre la naturaleza, sobre las enfermedades y sobre la muerte, pero ahora van a enfrentar algo mas difícil, a los lideres religiosos y a los soldados romanos, vienen preguntas; ¿Podrá Jesús enfrentar estas fuerzas? Hay muchas dudas y temor a lo nuevo pero Jesús va decidido a cumplir el plan de Dios aunque parece que lo dejan caminar solo delante de ellos.
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