Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. 18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. 19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; 24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. 26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. 30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 31 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor. (1 Corintios 1:17-31) Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:10) Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. 13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. (Mateo 9:12-13) Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos. (Mateo 11:19)

Abramos nuestras Biblias a I Corintios 1:17-31, “Pues no me envió Cristo a bautizar sino a predicar el evangelio, no con sabiduría de palabras para que no se haga vana la cruz de Cristo porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan esto es a nosotros es poder de Dios pues está escrito “destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé el entendimiento de los entendidos ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación, porque los judíos piden señales y los Griegos buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado , para los judíos ciertamente tropezadero y para los gentiles locura, más para los llamados así judíos como griegos, Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres, pues mirad hermanos vuestra vocación que no sois muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos nobles, sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte, y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios y lo que no es para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia, más por Él estáis vosotros en Cristo Jesús el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención, para que como está escrito el que se gloría, gloríese en el Señor”.   En los mensajes previos les he hablado de Dios como nuestro Salvador. Hemos considerado dos preguntas y sus respuestas, estudiemos acerca del ¿Por qué Dios Salva? Y ¿Cómo salva Dios? Encontramos que Dios salva al hombre porque le ama, porque necesitamos de Él y para Él glorificarse. También aprendimos de que Dios salva gratuitamente, completamente y eternamente por medio de Cristo Jesús. Hoy vamos a considerar a quiénes salva Dios. La Biblia es explícita en decirnos que Dios salva a los pecadores. Jesús dijo de sí mismo en Lucas 19:10 “porque el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. En el principio del libro de Mateo encontramos que un ángel le predice a José de que María va a tener un hijo, él fue instruido a ponerle al niño el nombre Jesús porque este salvaría a su pueblo de sus pecados. Así es como Jesús fue designado como Salvador de los pecadores antes de aun haber nacido. Cuando Jesús comía con los pecadores los religiosos hipócritas de esa época lo criticaban por mezclarse con dichas personas. La respuesta de Jesús la encontramos en Mateo 9:12-13 “los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”.   En Mateo 11:19, encontramos que ellos decían “He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores”. En parte ellos tenían razón, pero en cuanto a lo de comelón y bebedor de vino estaban muy equivocados, le doy gracias a Dios que Jesús era amigo del publicano y del pecador; el pecador no puede tener mejor amigo que Jesús, aun en vista de todo lo malo que nosotros somos Él siempre es nuestro amigo. Romanos 5:8 siempre ha sido uno de mis versículos favoritos, Pablo había sido  un hombre muy religioso él era fariseo uno de los religiosos más estrictos de su día, él era un hombre de la ley en cuanto a sabiduría y apariencia externa pero un día encontró que la luz de la maravillosa gracia de Dios penetró hasta lo profundo de su corazón y Pablo se vio a sí mismo por primera vez, un hombre hipócrita, un hombre pecador, él recibió la misericordia de Dios y se hizo creyente y sirvió y siguió a Cristo Jesús. Ninguna persona podrá ser salva sino confiesa que es pecador. Dios sólo salva a los pecadores ¿A quiénes salva Dios? Él salva a toda clase de personas, la Biblia nos enseña que Dios no hace acepción de personas, Dios no tiene a sus favoritos en cuanto a la salvación se concierna. La Biblia dice que Dios amó al mundo. I Timoteo 4:10 dice que Jesús es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.   Cuando Cristo murió en la cruz como el sacrificio supremo del pecador y los pecadores, Él murió por pecadores de todas razas, colores y credos. Jesús no es un Salvador local o nacionalizado, Él es Salvador del hombre negro tanto como del hombre blanco, del Chino como del Americano, del civilizado como del no civilizado, muchas personas en otras patrias, especialmente en los países orientales consideran que el cristianismo es una religión occidental; pero la cristiandad no tuvo su comienzo en el occidente, es cierto que la gente de los países occidentales han sido más receptivos del evangelio y de Cristo como Salvador y de Dios como Jehová, pero Dios es el Dios de todo el universo; Cristo es Salvador del niño como también del anciano, del mendigo como del rico del no educado como del intelectual. Cristo es ciertamente un Salvador universal, esto no significa que Él salvará a todo el mundo, pero sí que Él es el Salvador actual de todo el que en Él cree, si Él salva a pecadores y a toda clase de personas. ¿A quiénes salva Dios? Dios salva a todos los que vienen a Él. Isaías 1:18 dice “Venid luego, dice Jehová y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. Jesús mismo dijo en Mateo 11:28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.   El mensaje del evangelio sale universalmente a todo el mundo, pero sólo a aquellas personas que responden con arrepentimiento y fe serán salvos. Jesús también declaró en Juan 6:37 “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera”. A nadie le es negada la vida eterna cuando ellos vienen a Dios arrepentidos de todo corazón y confiando en Cristo Jesús y en el sacrificio que Él hizo en la cruz del calvario por ellos. Mi amigo, Dios te salvará, si tu vienes a Él en estos momentos, Él te dará la bienvenida y te recibirá en sus brazos, Él no te rechazará, ven a Él en estos precisos momentos. Padre, yo te pido que mis amigos puedan orar esta oración con sinceridad de corazón. Señor, yo sé que soy pecador, me arrepiento de todos mis pecados y recibo a Cristo Jesús en mi corazón como mi único y suficiente Salvador, gracias por entrar en mi corazón y acepto esa vida eterna que tú me ofreces, en el nombre de Jesús, amén.