(Centro De Vida)
Escritura
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.
“Te voy a echar ranas en la panza”. Esas fueron las palabras del curandero que se enfadó conmigo por predicar en contra de la brujería, ¿cuál fue mi contestación? Le dije que me echara cien mil ranas si es que lo podía hacer. Cuando lo dije, lo dije sin ninguna paciencia, lo dije sin comprensión, lo dije sin amor, no he cambiado mi mensaje hoy, es el mismo, y quizás contestaría de la misma manera, pero esta vez mi actitud sería diferente; el hecho de que tengo la verdad no da derecho a abusar de otras personas. Mi deber debió haber sido el de ganarme al curandero para la honra y gloria de mi Padre celestial. Yo lo único que quería lograra en aquel entonces, era probar que yo estaba en la verdad y que no le tenía miedo. Con el tiempo, el cristiano obediente a Dios alcanzará madurez espiritual. Obtendrá una experiencia que le convertirá de un soldado sediento para la batalla y la fama, a un verdadero guerrero discípulo que no huye de la batalla, pero que entra a ella con astucia para la honra y gloria de Dios. Día a día es transformado de un soldado desesperado para la victoria, a un guerrero que reconoce que la victoria es ya nuestra, pero quien desea minimizar la tragedia de la batalla sangrienta; para lograr este tipo de actitud, el creyente necesita añadir a su fe paciencia. Hemos estado estudiando acerca de añadir a nuestra fe, ya hemos estudiado acerca de añadir los elementos de virtud, conocimiento bíblico y dominio propio, hoy deseamos analizar el siguiente elemento: Paciencia. Vamos en nuestras Biblias a 2 Pedro 1:5-10, para refrescar nuestra memoria concerniente al texto de estudio y después podemos hablar acerca de paciencia. 2 Pedro 1:5-10, dice: “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás”. Es necesario recalcar sobre tres asuntos, al igual que en los estudios anteriores de esta serie. La primera cosa que nuestro texto nos señala es que debemos buscar añadir esta lista de cosas a nuestras vidas. Pero hace hincapié en el hecho de que debemos añadir estas cosas con diligencia. En segundo lugar, vamos a analizar lo que significa paciencia y cómo es que vamos a añadirla a nuestra fe, virtud, conocimiento y dominio propio. En tercer lugar, vamos a ver el resultado de añadir paciencia, al igual que el resultado de no añadir paciencia a nuestras vidas. Necesitamos comprender que añadir paciencia a nuestra vida no va a ser ninguna fiesta. Con esto quiero dar a entender que no va a ser asunto que se logra a base de mucha alegría, no va a ser algo que se alcanza con facilidad, por eso es que la Biblia nos exhorta a buscar añadirla con diligencia; dice diligencia, porque sabe que la tarea será una de dificultad, pero al mismo tiempo, es algo que se necesita hacer con urgencia para nuestro propio bienestar, y el avance seguro del reino de nuestro Dios. Paciencia es una virtud que poseen aquellos que saben sufrir las cosas con resignación, es la capacidad de poder esperar con tranquilidad y soportar eventos pesados que vienen a la vida de uno. Muchos de nosotros somos rápidos para tirar la toalla, simplemente porque no sabemos ejercer paciencia. Es importante que comprendamos que la paciencia es algo que se puede aprender, es algo que podemos añadir a nuestra manera de vivir, para algunos de nosotros, será fácil ponerla en práctica en nuestras vidas, para otros será más difícil, pero todos podemos obtenerla. Con esto quiero animarte, pues, la paciencia mora en nosotros solo es asunto de saber aplicarla a nuestra forma de ser. Todo lo que hacemos lo hemos aprendido por hábito. Un hábito se forma por repetir algo una y otra vez. Cuando esta repetición es acompañada por una fuerte emoción, el hábito se crea con más rapidez, por ejemplo cuando uno viaja por la ciudad en su vehículo y el chofer de un taxi mira a un cliente y se cruza frente a uno haciendo que uno tenga que frenar con rapidez para no causar un accidente, de inmediato la emoción de enojo se siente, uno levanta el puño al aire y, sino es cristiano, comienza a decir cosas que en este programa no podemos repetir, no ensayó lo que iba a decir, y hasta puede ser que después se arrepienta de lo que dijo, pero el asunto es que dicho está, lo hizo fuera de hábito. Lo triste es que lo hará la próxima vez también, a menos de que cree otro hábito para el lugar del mal hábito que ahora tiene. La mayoría de nosotros somos impacientes. Hemos aprendido a ser impacientes por hábito. Cuando nos encontramos en ciertas situaciones, comenzamos a sentir nauseas, desesperación y deseos de salir corriendo. Comenzamos a caminar de un lado para otro, nuestra mente nos indica que no somos importantes pues nos está haciendo esperar demasiado y nos volvemos impacientes, pronunciamos algunas palabras que definen nuestro disgusto, tiramos algo y nos vamos. Todo esto lo hemos practicado una y otra vez, repitiendo el proceso de tal manera que ha llegado a ser nuestra forma de actuar. Lo que se tiene que hacer es: cambiar ese proceso de computación, tenemos que borrar el programa viejo e insertar un programa nuevo por medio de repetir una y otra vez otro proceso, el programa nuevo debe basarse en la Palabra de Dios. Lo que tenemos que hacer es, cuando nos encontramos en la misma situación, nuevamente, tener una actitud diferente, y practicar esa actitud, lo que hemos añadido a la lista de nuestro texto, nos ayudará a alcanzar este paso con más facilidad; tenemos fe en Dios y sabemos que Él nos ayudará aun cuando pensamos que pudiera ser imposible cambiar. Tenemos virtud, o sea, el deseo de hacer lo que es correcto y bueno, tenemos conocimiento de lo que Dios espera de nosotros como sus hijos, y sabemos que Él desea que seamos ejemplo en todo confiando en Él siempre. Tenemos dominio propio, o sea que podemos detenernos cuando vamos mal para poner en práctica lo que es correcto. Todas estas cosas nos ayudarán a poner en práctica este asunto de paciencia. Pienso que una de las cosas que más me cuesta a hacer es tolerar la ignorancia, así como en el caso del curandero, quizás a otras personas, los podría mantener disminuyendo el poder bajo su control y el poder de Satanás, pero que este individuo pensara que yo iba a retroceder, con una cosa tan ridícula como la de echarme ranas en el estómago, irritó mi paciencia. Aparentemente este curandero era ignorante del poder de Dios que yo recibí cuando acepté a Jesús como mi Salvador, aparentemente desconocía que el Espíritu Santo moraba en mí y que no existe poder más grande que el poder de Dios. Mi falta de paciencia para tolerar esta ignorancia me hizo corresponder fuera de la voluntad de Dios, pues, respondí con enojo, respondí con orgullo y superioridad y Dios no iba a bendecir mi actitud, no di buen ejemplo, no di fruto. Cuando no somos pacientes, el resultado casi siempre va a ser desastroso. Es así porque herimos a personas a quienes no queremos herir, recuerda que esta actitud de la impaciencia surgirá quiera o no, porque uno responde por hábito, somos impacientes para educar a nuestros hijos, somos impacientes para hacer nuestro trabajo; el no añadir paciencia a nuestras vidas es convertirnos en monstruos gruñones que serán evadidos por las demás personas. Si no tenemos paciencia, nada nos saldrá bien. Por otro lado, si aprendemos a ser pacientes tomando las cosas con calma y actuando como es debido de acuerdo a las Escrituras, veremos cambios muy positivos en nuestras vidas. Como dice nuestro texto: No quedaremos sin fruto. Espero que todos meditemos seriamente sobre este asunto de añadir paciencia a nuestra fe, es necesario para tener una vida productiva que agrade a Dios. Vamos a orar. Padre, te damos gracias por el estudio de hoy, y te pedimos que nos ayudes con este proyecto de añadir paciencia a nuestra lista de cosas que hacer. Padre, tú mejor que nadie sabes lo difícil que es para nosotros no desesperarnos en este mundo donde todo parece ser una carrera de ratas; en tu Palabra nos indicas que debemos estar quietos y reconocer que tú eres Dios. No será fácil para nosotros emprender esta tarea, pero tampoco será imposible, especialmente si tú nos ayudas. Suplicamos tu asistencia en este asunto, en el nombre de Jesús. Amén.
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