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La Voluntad de Dios
La Voluntad De Dios Es Que Seamos Libres
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 21, 2022
Dic 18, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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4

Escritura

1 Pedro 2:15 y 16; 1 Pedro 1:18 y 19.

Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; 16 como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. 1 Pedro 2:15 y 16 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. 1 Pedro 1:18 y 19

¿Has soñado alguna vez con volar? Imagínate la libertad que deben sentir las aves al elevarse sobre los árboles y las montañas, para ver hacia abajo a la tierra; debe ser increíble. Yo he tenido muchas veces la oportunidad de viajar en avión. Me encanta asomarme por la ventanilla del avión, y ver abajo a las nubes y la tierra. Siempre vienen a mi mente en esos momentos, aquel glorioso día cuando todos los santos del Señor tomarán vuelo en el rapto, para unirnos con Jesús en las nubes. Me imagino que voy subiendo para arriba sin el avión. Trato de borrar la ventanilla y el ala del avión de mi mente, e intento imaginar el aire soplando alrededor de mí, levantándome como una pluma hacia los brazos de mi Señor.  Esos momentos han sido muy especiales para mí.   En nuestros pasados dos estudios, observamos que la voluntad de Dios es que hagamos el bien, y que hagamos callar la ignorancia de los hombres con nuestro ejemplo. Pero con esto no termina la voluntad de Dios para nuestra vida. Él tiene mucho más para nosotros. Vamos ahora a nuestro texto, para ver si podemos encontrar algo más concerniente a la voluntad de Dios para nosotros. También queremos saber, qué tiene que ver el estudio con lo de volar. Nuestro texto se encuentra en 1 Pedro, capítulo 2, versículo 15 y 16, dice así: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombre insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios”. La voluntad de Dios es que seamos libres. Nuestro Padre Celestial nos ha dado libertad en la persona de Cristo Jesús. Anteriormente estábamos encadenados al pecado. Íbamos camino al infierno arrastrados por Satanás, pero en eso entró Jesús al escenario. Nos libró a costo de su vida; nos compró con su propia sangre. 1 Pedro, capítulo 1, versículo 18 y 19, dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin manchas y sin contaminación”. Sí, Dios quiere que seamos libres; es su voluntad que seamos libres. La libertad que tenemos en Jesús no es una libertad cualquiera, es una libertad muy importante, pues cuando Jesús libra a uno, lo libra de verdad. Juan 8:36, dice: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Lo que sucede es que Jesús no libra a medias. Él libra completamente y eternamente. Y cuando uno recibe a Jesús como único y suficiente Salvador, es eternamente libre de condenación. Nunca más tiene uno que preocuparse de su paradero. Puede vivir en libertad sabiendo que ha pasado de muerte a vida, y que no existe ninguna condenación para los que están en Cristo. Muchas personas están muy confusas acerca de la libertad que existe en Cristo Jesús. Quieren adaptar lo espiritual a lo físico. Debemos entender que la carne y el espíritu, son dos cosas totalmente diferentes. Y aunque se involucran el uno con el otro, y aunque afectan el uno al otro, siempre son dos cosas distintas. Jesús dijo claramente a Pilatos, que su reino no era de este mundo. Jesús no vino a salvar al hombre físicamente, si así fuera, ningún cristiano se enfermaría, ningún cristiano moriría. Si Jesús vino a salvar físicamente, ningún cristiano nacería con defectos. Pero Jesús no vino a salvar al hombre físicamente; el mensaje de la Biblia es bastante claro en cuanto a esto. Jesús vino a dar libertad espiritual; Jesús vino a salvar el alma del hombre de las llamas del infierno. Esto lo hace ver Jesús claramente en su plática con Nicodemo, cierta noche en Jerusalén. Nicodemo estaba mal interpretando a Jesús. Él pensaba que Jesús estaba hablando de lo físico, cuando le dijo que tendría que nacer otra vez. Pero Jesús, para explicar con claridad le dijo: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. O sea, que Jesús quería que Nicodemo entendiera con claridad, que Él no hablaba de algo físico sino algo espiritual. Y cuando Jesús dice que seremos verdaderamente libres está hablando de nuestro estado espiritual, no nuestro estado físico. Hay cristianos que piensan que jamás volverán a tener problemas económicos, simplemente porque ahora son hijos de Dios. Hay cristianos que piensan que no volverán a padecer enfermedad, sencillamente porque han recibido a Jesús como Salvador. Es increíble que podamos ser tan absurdos en nuestra forma de pensar. Me pregunto: ¿qué piensan estos hermanos que estaba diciendo Jesús cuando dijo: “en el mundo tendréis aflicción”? ¿Qué piensan estos hermanos que quiere decir: “tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”? Yo te digo que la libertad que tenemos en Jesús es una libertad espiritual. Es saber que no importa cómo estoy físicamente, reinaré con mi Señor para siempre, y no hay nadie ni nada que me pueda quitar eso. Soy salvo; soy libre. El hombre puede tomar mi cuerpo y torturarme; el hombre puede echarme en la cárcel; el hombre puede cortarme la lengua privándome de poder hablar del mensaje de Jesucristo a la humanidad. Pero no importa lo que el hombre me haga, yo por dentro tengo una paz que el hombre no puede quitarme, tengo una libertad que el diablo no puede quitarme. ¡Yo soy libre! Los gobiernos pueden echarme preso por orar en público, pero no pueden apagar mi comunicación con Dios adentro de mi espíritu. Me pueden quitar a mi esposa y mis hijos, y encerrarme en un calabozo oscuro y húmedo, pero no pueden quitarme el sol que brilla dentro de mí ser. De esta libertad es que habla Jesús. ¿Tienes tú esta libertad? ¿Conoces realmente a Jesús? Si no, hoy puedes tener esta libertad. De hecho, es la voluntad de Dios que tú seas libre. Él desea que seas libre del infierno. Él desea que tengas poder en tu vida para vencer sobre el mundo. 2 Pedro 3:9, dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Hay quienes piensan que todo este asunto de predicar y hablar del amor de Dios y todo eso, es pura fanfarronada. Déjame decirte que cada una de las cosas que Dios ha dicho en su Palabra se cumplirá. ¿Tú crees que, porque el fin del mundo no ha venido todavía, que es un mito nada más? Pero déjame decirte que lo que pasa, es que Dios simplemente te está dando una oportunidad más. Hace esto, porque ama al hombre; te ama a ti. Su voluntad es que seas libre: libre del infierno, libre del pecado y libre del mundo.  Tanto es su voluntad de que seas salvo, que vino a morir en una cruz, para que pudieras escapar y tener la libertad de tu alma. En cierta ocasión, Jesús predicó a un grupo de personas, que cuando se dieron cuenta que Jesús no les iban a atender físicamente, lo abandonaron. Juan 6:63-69, nos da el relato, escuchen: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quienes eran los que no creían, y quién le había de entregar. Y dijo: Por eso os he dicho, que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado al Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con Él. Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Me pregunto yo: ¿la mayoría de las personas siguen a Jesús hoy día por las razones correctas? ¿Vienen a Él en busca de libertad espiritual o física? ¿Han entendido la razón por la cual vino Jesús al mundo? Dios quiere que tengamos libertad, es su voluntad que la tengamos; y podemos tener libertad en Jesús, verdadera libertad. Vamos a orar. Padre, te damos gracias hoy por todas tus bendiciones. Yo te doy gracias por la libertad que tengo en Jesús. Soy libre del infierno y condenación. Ya no soy esclavo al pecado. Hoy, debido a la libertad que tengo, puedo sentir lo que siente el ave al volar. Te pido que ayudes a mis amigos, a encontrar esta misma libertad que tú me has dado a mí. En el nombre de Jesús, te lo ruego. Amén.

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