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La Voluntad de Dios
La Voluntad De Dios Es Que Hagamos Callar A Los Imprudentes
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 20, 2022
Dic 18, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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1

Escritura

1 Pedro 2:15-16; Romanos 1:21-25.

Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; 16 como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios. 1 Pedro 2:15-16 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22 Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. 24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Romanos 1:21-25

Todos quisiéramos saber la voluntad de Dios para nuestras vidas. Qué tremendo sería si Dios simplemente se reuniera con nosotros para indicarnos personalmente su voluntad, dándonos una lista de cosas que Él deseara que hiciéramos durante nuestra estancia aquí en el mundo. Sin embargo, como vimos en nuestra última lección, Dios desea que vivamos por fe, eso significa aceptar su Palabra y vivir de acuerdo a ella, aunque no comprendamos plenamente cómo funciona.   Otro asunto que observamos fue el hecho de que sólo un hijo de Dios puede hacer la voluntad de Dios. Esto es así, porque el hijo de Dios es alguien quien ha recibido a Jesús en su vida, y ahora tiene el poder de Jesús, para ayudarle hacer la voluntad de Dios. Nadie puede hacer la voluntad de Dios, aparte de tener a Cristo en su vida. De nuestro texto, sacamos una lista de cosas que nos indican la voluntad de Dios para nuestras vidas. La primera cosa que estaba en la lista era que Dios desea que hagamos bien. Y, habiendo tenido este breve repaso, vamos ahora a nuestro texto, para ver la segunda cosa en la lista que compone la voluntad de Dios para nosotros. Nuestro texto se encuentra en 1 Pedro, capítulo 2, versículos 15 y 16, dice así: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombre insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios”. Lo que queremos ver en nuestro estudio hoy, es el asunto de hacer callar la ignorancia de hombres insensatos. En otras palabras, la voluntad de Dios es que cerremos, y digo esto con amor, que cerremos la boca de aquellos quienes no quieren reconocerle como Dios, por medio de vivir una vida ejemplar delante de ellos. Lo que el mundo enseña al hombre hacer, es tener cuidado del número 1; claro está que el número 1 es uno mismo. Este es el lazo más grande que ha sido tendido por Satanás, y que casi siempre le da el resultado que él desea obtener, y es triste. Lo utilizó en el jardín del Edén con el primer hombre, haciéndole pensar que sería como Dios, sin tan solo probaría el fruto que Dios le había prohibido comer. El preocuparse por el número 1, llevó al hombre a la ruina, fue sacado del huerto del Edén, para tener que luchar sin descanso el resto de su vida, para poder sobrevivir. No sólo perdió su residencia en el huerto del Edén, sino causó, por el pecado de su desobediencia, que la muerte entrara al mundo. No sólo la muerte física, sino también la espiritual. El hombre de hoy sigue con su ego. Creyéndose mejor que Dios y preocupándose por sí mismo. Romanos 1:21-25, nos dibuja al hombre de la siguiente manera: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”. Como podemos ver, el hombre sabe que Dios existe, pero desea ignorarle. ¿Por qué? Porque si reconoce a un Creador a quien tiene que rendirle cuentas, ya no puede ser Dios él mismo. El hombre piensa que, si ignora la existencia de Dios y su palabra, que puede vivir la vida que desea, y luego pedir clemencia por su ignorancia. Pero tal no es el caso. Dios, de alguna manera u otra, se presenta a cada ser viviente, de tal manera, que nadie tiene excusa. Y es aquí donde nosotros, los hijos de Dios, entramos al escenario. Porque nuestro trabajo, pues es la voluntad de Dios, es que nosotros hagamos callar a esas personas insensatas, por vivir vidas que muestran la existencia de Dios. Nosotros estamos aquí como testigo, del maravilloso poder transformador del Dios Todopoderoso. Y es la voluntad de nuestro Dios, que nosotros seamos ejemplos físicos de lo que somos espiritualmente. O sea, que Él desea que vivamos en la carne, lo que somos en el espíritu. El evangelio que nosotros predicamos no es algo muerto; ¡Tiene poder! Y cuando nosotros vivimos el evangelio delante del mundo, por medio de hacer bien, el mundo no sabe qué hacer. Este es el método que Dios ha designado para que las personas puedan ser salvas. Cuando estamos hablando de callar la ignorancia de los insensatos, no es con el fin de que se vayan al infierno, es con el fin de que se den cuenta que ellos también tienen necesidad de lo que nosotros tenemos, en la persona de Cristo Jesús. Es con el fin de que ya no puedan poner pretextos ni excusas. Es con el fin de que ya no puedan decir absolutamente nada, porque han llegado a reconocer que hay un Dios, por nuestros actos. Escucha lo que nos dice 1 Corintios 1:18-21, “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación”. ¿Cómo es que callamos la ignorancia de personas insensatas que no quieren reconocer a Dios por quién es? Les hacemos callar por medio de hacer bien. Y ¿cuál es el bien que le debemos hacer? El bien que le debemos hacer es proclamar el evangelio en palabra y en hecho. Vivir la vida cristiana victoriosa en amor ante el mundo; ¡esa es la voluntad de Dios! Eso lo podemos lograr únicamente por seguir en las pisadas de nuestro Señor Jesucristo, quien según Filipenses 2:6-8, “siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Y esto es precisamente lo que necesitamos hacer nosotros. Necesitamos reconocer que la voluntad de Dios es que nosotros vivamos una vida de servicio a la humanidad, siendo ejemplos para que otros puedan conocer al amor y la salvación de Dios. Así como Jesús dejó su palacio en el cielo, despojándose de todo egoísmo para salvar al pecador, en obediencia a la voluntad del Padre, así también nosotros debemos dejar de ser egoístas y cumplir con la voluntad de nuestro Dios, para el bien de la humanidad. ¿Sabías que momentos antes de que crucificaran a Jesús, el sanedrín anduvo buscando a personas para testificar en contra de Él, para así condenarle? Lo triste es que no pudieron encontrar a nadie. Jesús no había hecho nada de que pudieran reprocharle. Lo único que pudieron hacer era pagar a unos testigos falsos, para que inventaran una historia con el fin de poder acusarle de algo. Y ¿qué sucedió? Pues fíjate que cuando llegaron a contar sus historias fabricadas, se enredaron de tal manera que tuvieron que despedirlos porque todo el mundo se dio cuenta de la farsa. Y esto sólo añadió a la vergüenza de sus acusadores, los religiosos de su tiempo. Era una injusticia lo que ellos estaban cometiendo y lo sabían. ¿Por qué entonces querían apartar a Jesús del camino? Sencillamente, porque no le querían reconocer como Dios. Y lo mismo sigue sucediendo hoy día. El hombre en su insensatez quiere establecerse a sí mismo como Dios. Nosotros estamos aquí para dar testimonio de que Jesucristo es Dios. ¿Por qué? Porque es la voluntad de Él. Para terminar, haríamos bien en hacer caso a la exhortación que nos da el apóstol Pablo, en Tito 2:7-8, por inspiración del Espíritu Santo, Pablo escribe: “Presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros”. ¡Esta es la voluntad de Dios! Vamos a orar. Padre, te damos gracias por la enseñanza de hoy. En estos momentos queremos implorar que tú tengas piedad de aquellos de nuestra audiencia, quienes no conocen a Jesús. Padre, usa este programa para callar la ignorancia de hombres insensatos. Usa El Contacto Cristiano para levantar en alto a Jesucristo, para que las personas puedan verle, arrepentirse de sus pecados y recibirles como el Salvador de sus vidas. En el nombre de Jesús oramos. Amén.

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