Copyright 2016-2019 Lifeword
¿Que Debo Hcer? Parte I
Estoy Deprimido
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 17, 2022
Oct 16, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
3

Escritura

1 Reyes 19:4.

Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. 1 Reyes 19:4

Desde el momento en que la persona recibe a Jesús como su Salvador, comienza en su ser una nueva batalla. Es una batalla entre la carne y el Espíritu. Satanás el enemigo no puede tocar el espíritu de la persona, pues esa parte de uno es nacido de Dios y no puede pecar. Entonces su única alternativa es tocar la parte física de uno con la esperanza de que esto detenga el avance de la naturaleza espiritual, y es así como Satanás trata de vencer al testimonio del cristiano, para que no tenga efecto sobre la vida de otros. Para que nuestros amigos no vean el verdadero cambio que Jesús ha traído a nuestras vidas, Satanás nos ataca en nuestro punto más débil: la carne. Nos ataca con la depresión, tentaciones, culpabilidad, aburrimiento y amargura. Nos ataca con preocupaciones, dudas, orgullo y temor. Nos ataca con el fin de rendirnos inofensivos e inútiles, para engrandecer el reino de nuestro Dios. Lo triste, es que el diablo muchas veces logra su objetivo debido a que ignoramos lo que él está tratando de hacer. En esta serie de estudios titulado “¿Qué debo hacer?”, quiero ayudarte a comprender lo que Satanás está tratando de hacer y proporcionarte algunas sugerencias que pueden ser útiles para repelar su ataque y ayudarnos en ganar la batalla interna que se está llevando a efecto en la vida de cada siervo del Señor. Uno de los demonios que Satanás envía a la vida del soldado de Dios, es el espíritu de depresión. Este demonio horrible llega lanzando sus mentiras a la mente del soldado, mayormente cuando éste está cansado, o después de un pequeño fracaso. De repente el soldado comienza a sentirse de poco valor pensando que nadie le quiere, y sintiendo que todo lo que hace le sale mal. Sin embargo, la depresión puede llegar a uno después de un gran éxito también, porque cuando uno ya llega a la cumbre, ¿para dónde puede ir? Depresión también puede venir cuando uno mismo no puede vivir de acuerdo a sus expectaciones. Por ejemplo, el apóstol Pedro dijo que él moriría antes de negar al Señor, dijo que, aunque todos los demás le abandonaran, él quedaría firme al lado del Señor Jesús, pero cuando llegó la presión, Pedro no cumplió con su propia expectación, y fue el primero en negar a Jesús. Lo trágico de la depresión es que la mayoría de las personas piensan que sólo pueden escapar de ella con la muerte, pero no así los cristianos. Nosotros tenemos una ayuda, Dios nos puede ayudar a vencer la depresión. Una de las historias bíblicas que presentan claramente un ejemplo de la depresión es la de Elías, el gran profeta de Dios. Su relato se encuentra en 1 Reyes, capítulos 18 y 19. En el capítulo 18 encontramos a Elías parado firmemente al lado de Dios desafiando a todos sus enemigos. Elías hace un reto a 400 profetas de Baal, hacen dos altares, los profetas de Baal pasan horas pidiendo fuego del cielo, pero Baal no les oye. Elías hace una sola oración a Dios, y fuego desciende del cielo y consume el sacrificio que Elías puso sobre su altar. Dios le contestó, y Elías era un héroe. Tomó a los 400 profetas de Baal y los degolló junto al arroyo de Sisón. Ha sido una gran victoria para Elías. La noticia del evento llegó a oídos de la reina Jezabel, que era una mujer perversa. Al escuchar lo que Elías había hecho a sus profetas, ella le mandó un mensajero diciendo “Así me hagan los dioses y aún me añadan, si mañana a estas horas yo no te he puesto a tu persona como la de uno de ellos”. Elías acaba de degollar a 400 hombres, pero ahora va a huir de una sola mujer. Tuvo miedo. Y huyó para salvar su vida a un lugar llamado Beerseba, que está en la parte sureña de Israel. ¿Qué ha pasado? Ha llegado a Elías un espíritu de depresión, el profeta está deprimido. Escucha su petición a Dios en 1 Reyes 19:4, Elías dice: “Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. ¿Se parece esto al mismo hombre que retó a los 400 profetas? Claro que no, Elías está claramente deprimido, no hay duda de ello. Pero no dejemos al pobre profeta de Dios en esta triste situación, observemos su condición y miremos lo que hace Dios para restaurarlo. Lo primero que hace Dios es que aleja a Elías de su problema para que pueda descansar. Elías había estado tan preocupado con el bienestar espiritual de otros, que había sido negligente para consigo mismo. Necesitaba descanso, necesitaba un refrigerio, un tiempo de autoanálisis y recuperación. Dios hizo que Elías en su vida de Jezabel, corriera unos doscientos kilómetros, desde el monte Carmelo en Galilea hasta Beerseba, en la parte sureña de Judea. Ahí físicamente agotado Elías tuvo que descansar. Dos veces Dios envió un ángel a él para darle de comer. Descansó y tuvo buena alimentación. Después de este pequeño descanso y alimentación Elías va a viajar cuarenta días y noches hasta el monte Horeb, donde va a estar totalmente alejado de su problema por un tiempo. Las cosas no han cambiado hoy, servir al Señor es trabajo difícil. A veces es bueno alejarse por unos días para descanso y recuperación, y eso es lo que Dios hizo por Elías. La segunda cosa que Dios hizo por Elías en su depresión era dejar que se desahogara. Después de una noche de descanso en una cueva en el monte Horeb, Dios en palabra vino a Elías y le preguntó “¿Qué haces aquí, Elías?”. O sea, en otras palabras, “Elías, ¿qué tienes?”. Y allí Elías se descargó, sacó todas sus frustraciones al aire, le contó a Dios como nadie apreciaba todo lo que él había hecho por ellos, de cómo él les había hablado su Palabra sin embargo ninguno quería unirse a él en la lucha contra el mal, y hasta que lo querían matar por todo el odio que le tenían. Y Dios solo escuchaba, dejando que Elías sacara todos sus sentimientos desahogándose. Hoy también Dios está dispuesto a hacer lo mismo con nosotros, podemos llegar a Él en oración y contarle todas nuestras penas, Él está ahí para escucharnos. La tercera cosa que Dios hizo para Elías, en su momento de depresión, era mostrarle que Él todavía estaba en control y que no había perdido su poder. Muchas veces pensamos que, si no hay truenos y terremotos, Dios no está con nosotros, pero Dios no siempre nos habla en voz alta, Dios no siempre contesta con gran estruendo. Para mostrarle a Elías esta verdad, Dios le sacó de la cueva e hizo que pasara un poderoso viento, pero Dios no estaba en el viento. Después hizo pasar un terremoto, pero Dios no estaba en el terremoto. Y después hizo pasar un fuego, pero Dios tampoco estaba en el fuego. Sin embargo, después del fuego, vino un silbo apacible y delicado, y allí estaba Dios. El hecho de que Dios no está operando en nosotros a potencia de truenos y terremotos, no significa que Él nos ha abandonado. Necesitamos entender que Dios nunca nos desampara, nunca. Y la cuarta y última cosa que Dios hizo para Elías en su depresión, es que lo envió de nuevo al trabajo. Dios sabía que entre tanto Elías se quedaba sentado ahí, sólo iba a estar pensando en el pobrecito de sí mismo, agravando su situación, así que le dio una tarea y lo mandó de regreso al trabajo. Una vez que nosotros hemos descansado, comido bien y obtenido la seguridad que Dios está con nosotros, necesitamos hacer exactamente eso, regresar al trabajo. Hermano, espero que el estudio de hoy te sea de gran bendición y escúchame: si te sientes deprimido, sigue la receta médica de Dios. Número uno, aléjate por un tiempo del problema y descansa. Número dos, desahógate. Cuéntale a Dios lo que estás sintiendo, háblale a tu pastor, maestro de escuela dominical o a un buen hermano en la fe, en quien tienes confianza. Descárgate sacando todas tus frustraciones. Número tres, lee las promesas de Dios de nunca dejarte, de nunca desampararte, asegúrate de la presencia de Dios contigo, y en último lugar, regresa al trabajo. Todo siervo de Dios pasa por momentos de depresión, pero pienso que si ponemos en práctica estos cuatros pasos que Dios nos ha mostrado en su Palabra, podemos vencer a la depresión en nuestras vidas. La depresión va a venir, de ello podemos estar seguros, pero con la ayuda de Dios podemos vencer y así tener una victoria y traer honra y gloria a nuestro Padre celestial. Vamos a orar. Padre hoy quiero hacer una petición de parte de todos mis hermanos y hermanas que están deprimidos. Pido que tu Espíritu Santo lleve el mensaje de hoy a sus corazones, y que use la enseñanza para darles victoria sobre la depresión en sus vidas, para que puedan brillar por Cristo. En su nombre te lo pido. Amén.

Otros archivos en esta serie