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Juventud: Divino Tesoro
Escogiendo Lo Correcto
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 11, 2022
Oct 12, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

Juan 3:19-21; Eclesiastés 11:9-10, 12:1.

Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:19-21 Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. 10 Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad. 12 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento. Eclesiastés 11:9-10, 12:1

Yo había hablado varias veces con William acerca del asunto de las drogas, era un alumno mío en la escuela secundaria, y vivía en el mismo pueblo donde yo vivía en ese entonces. Varias veces le expliqué que lo que él necesitaba para llenar ese vacío en su vida era Jesús, y no drogas. Siempre me contestaba de la misma manera: “no te preocupes por mí, yo sé dominar esto, lo tengo bien controlado”. Hoy mi amigo William es una persona con el cerebro quemado; puede hablar, pero lo hace sin sentido y viendo al espacio, Satanás lo ha dañado de por vida. ¿Qué pasó? Yo traté lo mejor que pude avisarle del peligro en que se estaba metiendo, pero el asunto es que cada joven tiene que decidir por sí mismo, a quién le va a hacer caso, yo le dije a William que las drogas podían quitarle la vida, pero otros le dijeron que yo estaba mintiendo y que las drogas podían traerle felicidad. William escogió escucharlos a ellos. Y es así con cada joven. Dios ha dado a los jóvenes su Palabra, padres, consejeros, maestros y amigos quienes le aman; pero el fin de todo el asunto es que cada joven tiene que decidir por sí mismo qué es lo que va a hacer con su vida, y a quién le va a hacer caso. Con tantas personas involucradas en su vida, y con tantas decisiones qué tomar, ¿Cómo puede el joven estar seguro de que ha hecho lo correcto?, ¿Cómo puede saber lo que debe hacer? ¿Qué le conviene y qué le es dañino? Bueno nada es fácil, pero tengo tres sugerencias que serán muy serviciales en ayudarte a tomar buenas decisiones. Toma un lápiz y papel, y anótalas. Cada vez que tengas dudas acerca de lo que debes hacer, puedes poner en práctica estos tres pasos, y sé que te ayudarán, quizás no te ayuden a llegar a la conclusión que tú querías, pero sí te ayudarán a escoger entre lo que es correcto, y lo que te es indebido. El primer paso es el de hacerse preguntas, la mayoría de los jóvenes no han aprendido a pensar por sí mismos; en la niñez sus padres le dictaron lo que debían hacer, ahora en su juventud los amigos le dictan lo que deben hacer. La mayoría de los jóvenes son seguidores a ciegas de los demás. Les preguntas que por qué están haciendo algo y la contestación de ellos es: “Todo el mundo lo está haciendo”. La juventud necesita aprender a pensar, deben hacerse preguntas, y la primera pregunta que debe hacerse el joven, acerca de una decisión, es ¿De veras quiero saber la respuesta correcta? Cuando William vino a mí haciendo preguntas sobre las drogas, él en realidad no quería saber la verdad, él quería escuchar de mí algo que justificará su tomar o probar drogas; él no quería saber la respuesta correcta; él ya había tomado su decisión; estoy diciendo esto porque la verdad sólo será revelada a una mente sincera, que desea conocer la verdad. Tomemos el caso de un joven que sale con sus amigos, y en la casa de uno de ellos sacan cervezas y las reparten, el joven nunca ha tomado y no sabe si en verdad debe hacerlo, así que les dice: “Dejen que piense sobre esto, pues no estoy seguro”, y cinco segundos después dice: “Ya lo pensé, pásenme la cerveza”. Ahora, ¿Me vas a decir que ese joven balanceó en su mente lo severo de las consecuencias en sólo cinco segundos, y que llegó a una decisión sana y saludable? Claro que no, él no pensó nada, por eso es que la primera pregunta que uno debe hacerse es: ¿De veras quiero saber lo que es correcto? Porque si la respuesta es no, entonces ya ni sigas con los siguientes pasos, porque ya decidiste hacer lo que tú quieres, y no necesariamente lo que te conviene o lo que es correcto. La segunda pregunta que debes hacerte es: ¿Al saber lo correcto, lo haré? Muchos jóvenes hoy saben que hacen mal, pero lo siguen haciendo de todos modos; lo hacen porque todos los demás lo están haciendo. Una mente que busca la verdad debe ir acompañada por un corazón dispuesto a cumplir esa verdad. Estas son las dos preguntas básicas que deben de hacerse. Luego uno las puede acompañar de otras preguntas, tales como: ¿Cómo afectará a otros lo que estoy pensando hacer? o ¿Cuál será el resultado de lo que estoy pensando hacer? El joven cristiano tendrá que ir más allá haciéndose preguntas como: Si hago esto, ¿Cuál será el efecto sobre mi iglesia y la causa de Cristo? o ¿Puede Dios traer honra y gloria a su nombre, por medio de lo que estoy pensando hacer? Lo que estoy diciendo es que debes aprender a pensar, y para pensar son necesarias las preguntas. El siguiente paso es el de las pruebas, hay varias pruebas que podemos aplicar para llegar a obtener respuestas correctas a lo que debemos o no debemos hacer. La primera prueba será la de los secretos, lo que es bueno no le tiene miedo a la luz. Jesús dijo en Juan 3:19-21: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquél que hace lo malo, aborrece la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios”. Si vas a hacer algo, ¿Lo estás tratando de esconder?, y si lo estás tratando de esconder, ¿Por qué?, si no es malo lo que vas a hacer por qué tratar de esconderlo. Si te diese pena que lo supieran tus padres, probablemente es porque no deberías de estarlo haciendo. Al terminar esta prueba puedes hacerte la prueba de la universalidad, ¿Lo que tienes pensado hacer lo puede hacer todo el mundo?, o sea ¿Aprobarías tú que tu papá, mamá, pastor, amigos o hermanos lo hicieran? Y si tu respuesta es no, probablemente tú tampoco lo debes estar haciendo, si no lo aprobarías para las demás personas, seguro está que no lo debieras de hacer tú. Si eres cristiano puedes hacer la prueba de oración, quizás esta es una de las pruebas más exitosas en cuanto a escoger entre el bien y el mal. Cuando el joven se enfrenta a cierta actividad, debe pedir a Dios que le acompañe y que le bendiga; si el joven no puede hacer eso, de buena conciencia, es porque la actividad no le conviene. Si no puedes pedirle a Dios que te acompañe en la actividad, es mejor no hacerlo. El tercer paso es el de seguir la luz, si de veras deseamos saber distinguir entre el bien y el mal, haciendo lo que es correcto, tenemos que seguir a la luz que tenemos; y tenemos que ser constantes y sinceros al hacerlo. Hay una luz que tenemos por dentro, Dios nos ha dado inteligencia, y debemos usar esa inteligencia para determinar lo que es bueno y lo que es malo. Muchos jóvenes hoy han rehusado obedecer a sus propias convicciones interiores, y esto es trágico. El joven debe pensar y seguir la luz que tiene por dentro. También hay una luz por fuera que el joven debe seguir, Dios nos ha dado padres, y familiares, y amistades que tienen experiencia. Y si seguimos los consejos que nos dan, podemos ahorrarnos mucho dolor. A veces solo tenemos que abrir los ojos y ver el resultado de las vidas de otras personas, para ver si nos conviene hacer lo que ellos hicieron o no. Pero la luz de más importancia que debemos seguir es la que viene de arriba, y esta es la ventaja que tienen los cristianos sobre las demás personas, la dirección del Espíritu Santo en nuestras vidas. ¿Sabes qué? Nunca me he metido en un problema sin que el Espíritu Santo me lo avisara antes, cada vez que he llegado a una situación el Espíritu Santo me guio a la verdad. A veces me he ido en contra de su liderazgo, y siempre que lo hago fracaso. Joven la próxima vez que te encuentres en una situación de esas donde no estás seguro, entonces pon en práctica estos tres pasos que hemos estudiado hoy. Piensa, hazte preguntas; pregúntate si de veras quieres saber la verdad; pregúntate que si supieras la verdad lo harías; piensa en cuál va a ser el resultado de lo que vas a hacer y cómo va a afectar a otros. Después de pensar sobre el asunto ponlo a prueba; pruébala a la luz de los secretos, si pasa esa prueba, pásalo a la prueba de la universalidad, y pregúntate que si te gustaría que todas las demás personas lo hicieran; y si pasa esa prueba, pásalo a la prueba de la oración, y no te olvides de seguir la luz, la luz de adentro, la de afuera y la de arriba. Si tomas el tiempo para hacer o tomar estos tres pasos, te aseguro que no te arrepentirás, pero recuerda si no te conviene hacer la cosa sobre lo cual has pensado hacer, todavía te encaras al asunto de obedecer a la conclusión a la cual has llegado, como dije anteriormente, muchos jóvenes saben que están haciendo mal, pero lo siguen haciendo de todos modos. Tú no debes ser así, tú necesitas hacer lo correcto, hazlo por tu propio bien, y también por el bien de los que te aman. Vamos a orar. Padre hoy llegamos al final de otro estudio, pido que tu Espíritu tome lo que hemos hablado hoy, y que lo aplique a la vida y mente de centenares de jóvenes, quienes están escuchando este programa. Ayúdales porque te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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