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Juventud: Divino Tesoro
La Juventud Pasara Mas Cristo No
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 10, 2022
Oct 12, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
3

Escritura

Eclesiastés 11:9-10, 12:1; Isaías 40:30 y 31.

Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. 10 Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad. 12 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento. Eclesiastés 11:9-10, 12:1 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:30 y 31

Hay un grupo de personas, quienes ocupan un puesto muy especial en mi corazón, son los jóvenes. Pienso que los años juveniles son quizás uno de los años más difíciles. Digo esto, porque si uno escoge mal su camino durante la etapa juvenil de su vida, mayormente ese es el camino que seguirá el resto de su vida. No es siempre que sucede así, pero mayormente así es, Durante los años de la juventud muchas cosas parecen ir en contra del joven, y aparentemente hay muy poco a su favor, su cuerpo está pasando por cambios y el joven se siente incómodo entre las paredes de la niñez y la madurez; un momento quiere jugar con los niños, pero quiere que lo respeten como adulto; otro momento quiere comportarse como adulto, pero quiere que lo traten como niño, dejándole libre de cualquiera responsabilidad. El joven no ha obtenido mucha experiencia cuando llega al mundo real, toda su vida sus padres se han preocupado de él, y al darse cuenta del valor de las cosas, no le es fácil. Pronto se enfrenta al noviazgo y el deseo de querer experimentar cosas nuevas; como no tiene experiencia corre como una persona fuera de sí a probar todo lo que puede. Suelta las riendas de la vida y se lanza de una vez sin cordura al mundo; sus padres y otros que son mayores que él, tratan de avisarle, su respuesta: “no me traten como niño. Yo sé lo que hago. No se metan en mi vida”. Cuando los jóvenes vienen a mí, y me dicen hermano Ricardo “¿Tú qué piensas sobre la juventud? Mis padres no quieren dejarme hacer nada, ¿Tú qué dices?”. Yo les digo que pueden hacer lo que les da sus regaladas ganas, pero que entiendan que después responderán a Dios por lo que hacen, así que deben pensar muy bien las cosas antes de hacerlas. Luego les digo que lean Eclesiastés 11:9 hasta el capítulo 12, versículo 1, dice: “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer en tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad. Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento”. Si, la juventud es una etapa encantadora de la vida, un tiempo de aventura y de muchos cambios. Ya todos hemos oído el dicho: “Juventud, divino tesoro”, y es así debido a que uno tiene energías que gastar. Pero joven quiero que me escuches bien, hay un tesoro más potente que el de la juventud, hay una fuerza mayor al de los jóvenes, es la fuerza, el vigor y el poder de aquellos que confían y esperan en Dios. Permítanme leerte algo en Isaías 40, versículos 30 y 31, la Biblia dice: “Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. ¿Qué te parece? En 1989, el hermano Ricardo cumplió treinta y cinco años de edad, y muchos de los jóvenes no me alcanzan en las actividades que compartimos, siempre me dicen cosas bonitas cómo: “hermano Ricardo nos estás robando el oxígeno” o “ya la tumba te reclama”. Pero ellos me respetan y me aman porque saben que hay una fuerza que opera por medio de mi persona, y ellos aman y respetan esa fuerza. Y hacen bien, porque esa fuerza es de Dios. Joven tú necesitas esa fuerza en tu vida, la juventud pronto pasará por tu cuerpo y de repente ya no te podrás llamar joven. Todas las cosas pasan, pero Dios es eterno, y tú necesitas de Él, ¿Por qué? Bueno hay varias razones. En primer lugar, necesitas de Él porque eres un pecador, no importa que seas joven, eres pecador. ¿Cómo lo sé? Porque la Biblia dice que así es, las Escrituras dicen en Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Todo ser humano, con la excepción única de Cristo Jesús, ha fracasado en el intento de llevar una vida perfecta aquí en la tierra, como dice la Biblia: “No hay justo, ni aún uno”. Tú has pecado, y lo malo de todo esto es que cuando pecamos quedamos excluidos del cielo, como lo dice el versículo: “estamos destituidos de la gloria de Dios”. La juventud no nos puede salvar, es cierto que los jóvenes son fuertes, pero no lo suficiente para destruir el pecado, y las fuerzas malignas y espirituales de Satanás; a veces la juventud ni tiene la fuerza para conducirnos por la vida. La mayoría de las personas quienes se suicidan son jóvenes, y si la juventud da fuerzas para enfrentarse al mundo y a la vida, ¿Por qué se quitaron ellos la vida suya? No, ser joven no nos salva, necesitamos de Dios, si no lo tenemos a Él, ayudándonos en nuestro diario vivir, vamos a caer. La segunda razón por la cual necesitamos de Dios es porque el pecado trae condenación, Romanos 6:23, dice: “Porque la paga del pecado es muerte”; Ezequiel 18:4 nos dice que: “El alma que pecare, ciertamente morirá”. Hay un momento en nuestra niñez, cuando somos inocentes, porque no sabemos distinguir entre el bien y el mal; pero al llegar a la edad del conocimiento del bien y el mal, somos responsables delante de Dios por lo que hacemos. La consecuencia de jugar con una enfermedad es enfermarse y últimamente morir; la consecuencia de pecar es muerte eterna, separación de Dios. La paga del pecado es muerte. Tú has pecado, a consecuencia de pecar tú mismo te has separado de Dios, y vas a morir y vas a ir al infierno, a menos de que busques arreglar las cosas con Él. Así es de sencillo, y eso es lo que la Biblia enseña: el que peca está condenado al infierno, y eso nos trae al próximo paso. La tercera razón por la cual necesitas de Dios es porque Él es el único quien puede librarte de tu situación, Romanos 6:23 dice: “Porque la paga del pecado es muerte, más a dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús”. Viendo la situación triste del hombre, Dios hizo algo que permite que el hombre tenga un escape, Dios envió a su Hijo a morir en la cruz por nosotros; Él pagó nuestra deuda; Él murió en nuestro lugar; y si uno acepta el sacrificio que Él hizo y le recibe como su único y suficiente salvador, esa persona se libra del infierno y recibe vida eterna. En las palabras de Jesús, en Juan 5:24: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. Muchas personas están buscando librar sus almas del infierno, por medio de hacer cosas buenas; otros tratan de ser religiosos; otros tratan de comprar con dinero su salvación; solo hay una forma en que uno puede obtener vida eterna, y esa forma es por medio de recibir a Jesús como Salvador. Él es el único quien puede salvar, Hechos 4:12 dice: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Jesús mismo dice en Juan 3:36 y Juan 14:6: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”; “Yo Soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Joven escúchame bien, si vas a tener victoria en este mundo, si quieres ir al cielo y escapar de esa muerte eterna, separado de Dios por toda la eternidad; necesitas entregarte hoy a Cristo. ¿Cómo se hace? Sólo tienes que hablar de corazón con Dios, creyendo lo que Él ha dicho en su Palabra; si estás cansado de llevar la vida que llevas; si estás convencido de que esa vida no le agrada a Él, y no te llevará a nada bueno, díselo, dile: Señor yo sé que la vida que llevo no te agrada. Soy un pecador, y estoy avergonzado, y arrepentido de serlo. Mi vida está vacía, he pecado y sé que tu Palabra dice que eso me separa de ti. Yo no quiero ir al infierno, yo quiero llevar una vida buena que te agrada. Sé que tu hijo Jesús murió por mí en la cruz; sé que Él tomó mi lugar; y en este momento yo acepto ese sacrificio, e invito a Jesús a entrar a mi vida y ser mi único Salvador. Yo te acepto, entra a mi vida, te entrego todo lo que soy. Así es de sencillo, lo difícil es que tienes que hacerlo creyendo, tienes que creer que Él es fiel a su Palabra; tienes que creer que Él entrará a tu corazón y que te salvará porque ha dicho que lo hará. Tienes que creer. Vamos a orar. Padre mis amigos jóvenes están pasando por una etapa bonita, pero muy difícil de la vida. Es fácil para ellos pensar que la vida en este mundo no tiene fin, les es fácil creer que ellos son autosuficientes y que no necesitan de nadie. Pero pido que tu Santo Espíritu les haga comprender que la juventud es una vanidad y totalmente inútil sin la presencia de Cristo Jesús. Padre ayúdales a comprender esta verdad. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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