Copyright 2016-2019 Lifeword
Juventud: Divino Tesoro
¿Cómo Puedo Ser Buen Cristiano?
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 14, 2022
Oct 13, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
Vistas:
230

Escritura

Filipenses 1:21; 2 Corintios 5:17.

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Filipenses 1:21 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17

Nunca he visto a un joven que quisiera ser segundo, creo que las energías o la fuerza que tiene por dentro siempre lo lanza hacia adelante, siempre le exige que busque el primer lugar. Claro está, que cuando no lo puede lograr, se decepciona fácilmente y se queda atrás, pero su pensamiento inicial puede ser número uno en todo lo que hiciera. Ningún joven que está en el equipo de futbol quiere estar sentado en la banca, él quiere estar jugando, quiere estar metiendo goles y eso es natural, lo mismo sucede con los jóvenes en la vida cristiana. No están contentos con solo llegar al templo, ellos quieren ver cambios, ellos quieren hacer algo para Dios, ese es su deseo inicial; pero al pasar de tiempo, viendo el desánimo de cristianos mayores y viendo cara a cara los obstáculos que hay que vencer, hacen lo que hace la mayoría de las personas y se quedan atrás, y por eso es que tenemos tantos cristianos inactivos hoy. ¿Pero sabes qué? No debiera ser así. Hay miles de personas que van camino al infierno a menos de que nosotros nos levantemos y les hablemos de Cristo. Hay cristianos que vendrán tras nosotros que necesitan un fuerte ejemplo que seguir, hoy más que nunca es necesario que tú y yo nos despertemos y comencemos a vivir como es debido. Y para vivir como es debido hay varias cosas que vamos a tener que asegurar en nuestras vidas, vamos a tener que estar bien ligados a Jesús, vamos a tener que ser fieles a su causa, vamos a tener que vivir y practicar lo que predicamos, vamos a tener que tomar nuestra cruz y seguir a Cristo, vamos a tener que lanzarnos al blanco. Como cristianos no debemos estar contentos de estar calentando bancas, debemos meternos en el juego y jugar el partido como nunca hemos jugado antes. Debemos echarle todas nuestras fuerzas. La unión que hay entre el cristiano y Jesús debe aumentar al pasar del tiempo, no menguar. Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, lo que había entre nosotros era maravilloso, había una unión tremendísima. En ese momento se hubiera podido acabar el mundo y no nos hubiera preocupado porque estábamos tan unidos a nuestro salvador. Teníamos dentro de nosotros un nuevo corazón con nuevos propósitos y metas, teníamos una nueva fuerza que nos impulsaba a cosas buenas y agradables a Dios; aunque nunca podemos perder esa experiencia original de salvación, y estar perdidos otra vez, sí podemos perder el gozo de nuestra unión con Jesús, sí podemos perder la vitalidad que originalmente sentíamos. Lo que Dios desea es que esa unión inicial fuera solo el principio de una buena relación con Él, nuestra conversión debiera ser el comienzo de una vida de compañerismo con el Cristo que vive en nosotros, y debiera ser algo que florece y crece saludablemente al pasar de los días. El sentir de todo cristiano debiera serel mismo del apóstol Pablo, quien dijo en Filipenses 1:21 “Para mí el vivir, es Cristo”. Y esto podrá lograrse únicamente cuando hacemos el esfuerzo máximo de entregarnos por completo a Él sin tomar en cuenta lo que pensarán las demás personas. Para aumentar y fortalecer nuestra unión con Jesús, necesitamos ser fieles a su causa. Dios hizo una institución por medio de la cual Él establece su reino de justicia entre los hombres, esa institución es la iglesia. Cada cristiano tiene su puesto en esa institución, y debiera estar ocupado fielmente dentro de ella llevando a cabo el trabajo que Dios le ha designado. Cada cristiano debiera apoyar a su iglesia por medio de asistir regularmente a los servicios, dar sus diezmos y ofrendas para mantenerla económicamente, orar por ella y sus diferentes ministerios, y participar fuertemente en sus actividades. La iglesia es muy especial a Dios, pues es una institución compuesta de sus hijos y de la cual Cristo es la cabeza. El creyente que tiene una buena unión con Cristo promoverá el crecimiento y bienestar de su iglesia. Otra forma en que podemos hacer más visible la unión que tenemos con Jesús, es por medio de vivir una vida que va de acuerdo a lo que enseñamos. Nosotros hablamos tanto del cambio que Jesús hace en la vida de uno, pero muchos de nosotros detenemos el cambio total. 2 Corintios 5:17 nos enseña que: “Si estamos en Jesús, somos nuevas criaturas; las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas”. Sabemos que nacemos espiritualmente de Dios en ese momento, y que en el hombre interior nos deleitamos en las cosas de Dios, según Romanos 7:22. En cuanto a nuestra propia vida, hay cambios. Dejamos de decir palabras sucias, dejamos de fumar y de hacer otras cosas que no debemos hacer y en nuestra vida se ve esa diferencia. Sin embargo, este cambio operado en nosotros involucra mucho más. No solo debemos cambiar internamente, sino que este cambio se debe ver externamente y debe producir fruto. O sea, que, de nosotros, deben salir otros cristianos. Colosenses 3:10 nos enseña que el cristiano no solo debe despojarse del viejo hombre con sus malos hábitos, sino que también debe revestirse del nuevo hombre. Muchos cristianos se deshacen de sus malos hábitos, pero nunca son productivos. Están viviendo una vida a medias para Jesús, y eso no sirve. Si nuestra unión con cristo es fuerte vamos a ganar almas, vamos a dar fruto. Juan 15:5 dice, Jesús nos habla aquí “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto”. Si decimos que Jesús es nuestro Salvador, debemos vivir la vida de una persona salva. Si decimos que Él es nuestro Señor, debemos vivir en obediencia. Si decimos que Él puede cambiar la vida, debemos mostrar al mundo ese cambio en nuestra propia vida, si no, nuestras vidas y nuestras palabras son vacías, sin ningún valor. Seguro está que para que esto pueda llevarse a cabo, tendremos que morir a nuestros propios deseos y hacer que su voluntad se lleve a cabo en nuestras vidas. La meta de cada cristiano debe ser decir con honestidad las palabras de Galatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a si mismo por mí”. Jesús mismo dice en Lucas 9:23 “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. La causa de Cristo y su reino no pueden ser primordial en mi vida, si mí causa no es la suya. La mayoría de los cristianos viven vidas dobles, están divididos haciendo sus quehaceres, y al mismo tiempo queriendo servir a Dios. Esto no puede tener éxito, Jesús nos enseña en Mateo 12:25 que: “Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”. El cristiano no puede vivir su vida separada de los propósitos de su Señor, fracasará. Por eso es necesario que tomemos nuestra cruz todos los días, y crucifiquemos en ella nuestros propios deseos, así nos sometemos a la dirección del Espíritu Santo en nuestras vidas, y cumplimos con los deseos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. De esta manera nuestra unión con Él es fortalecida, y su reino es engrandecido debido al hecho de que Él puede operar libremente a través de nosotros. Decir todo lo que hemos dicho hoy es fácil, hacer todo lo que hemos dicho hoy no lo es, sin embargo, tenemos que luchar para lograrlo en vista de nuestra imperfección y en vista de las imperfecciones del mundo, nosotros no podemos alcanzar a ser perfectos en esta vida, si pudiéramos, Jesús no habría tenido que morir. No obstante, esto es el deber de cada cristiano asirse de la verdad, y hacer todo lo que puede para alcanzar la perfección y ser como su Señor. El apóstol Pablo dijo en Filipenses 3:12-14 “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello por lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está adelante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Aunque no podemos ser perfectos en este mundo debido a nuestra naturaleza carnal, podemos ser mucho mejor de lo que somos, y esto lo lograremos únicamente por medio de crucificar nuestros deseos carnales y entregarnos de lleno a la voluntad de Cristo. Vamos a orar. Padre, sé que el estudio de hoy es difícil, pero al mismo tiempo es cierto. La razón por la cual no estamos viviendo, y viviendo mejor y viendo más conversiones y dedicación a tu reino es porque muchos cristianos tienen sus deseos divididos entre servirte a ti y hacer lo que ellos quieren. Padre, ayúdanos a tomar nuestra cruz y crucificar nuestros deseos para la honra y gloria tuya, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Otros archivos en esta serie