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El Peligro Del Descuido
El Peligro Del Descuido - Parte 2
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:32 Minutes
Listens:
46
Aired on Ene 12, 2021

Escritura

Juan 3:16; Hebreos 2 y 3; Hebreos 2:1; 1 Juan 2:1 y 2; Hebreos 2:9; Hebreos 6:17-19; Romanos 1:18; Juan 11:25 y 26; Romanos 5:9; 1 Pedro 1:18 y 19; Isaías 53:4-6; Efesios 1:3.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:16 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Hebreos 2:1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. 1 Juan 2:1 y 2

El evangelio cristiano puede expresarse con un solo versículo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”; eso se encuentra en Juan 3:16. El corazón del mensaje es la buena nueva de la salvación que es gratuitamente provista a cualquier persona. Es verdad y es conocida como tan grande salvación en Hebreos 2 y 3. El mensaje de esa salvación fue hablado por Dios, repetido por aquéllos quienes escucharon y confirmado por milagros de Dios mismo. Por eso no nos debe asombrar el hecho de que Hebreos 2:1 nos amoneste en no descuidar tal mensaje. ¿Qué es salvación? Salvación significa ser puesto fuera de peligro, es estar libre de ser dañado o puesto en peligro, es estar lejos de cualquier cosa que pudiera amenazar el bienestar de uno. El término se aplica a la vida diaria cuando decimos que una persona se salvó de ahogarse, se salvó de un fuego o se salvó de alguna enfermedad mortífera. El término también puede aplicarse a la liberación espiritual que es provista al pecador por medio de Cristo Jesús. La salvación que Jesús provee es una salvación grande; es grande porque el peligro del que nos libra es grande. También el precio de esa libertad es grande. Este es el mensaje cristiano: una salvación grande y es el tema de nuestro estudio hoy. ¿Quiénes están incluidos en el plan de la salvación de Dios?, ¿a quiénes es ofrecida esta oferta de la salvación: el perdón de pecados? 1 Juan 2:1 y 2, dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. Debemos notar las palabras alguno y todo el mundo en estos versículos. Esas palabras nos indican la vasta expansión y alcance de la salvación tan grande, provista en Cristo Jesús. Jesús no murió únicamente por unos cuantos; Él saboreó la muerte de cada hombre. Hebreos 2:9 dice: “Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos”. Jesús murió por el mundo; tú estás incluido en eso. Por eso es que la salvación es tan grande; abraza a toda la raza humana. Eso no significa que toda persona será salva porque el hombre tiene que responder al llamado de Dios con fe personal para obtener la salvación; pero la salvación está al alcance de cualquier persona y eso es grandioso. ¿Cómo podemos saber si la oferta de salvación para pecadores es válida y veraz?, ¿cómo podemos recibir el mensaje y responder confiadamente con fe? Pues es simple: debemos observar la fuente de donde salió el mensaje; fue hablado por Dios antes de ser repetido por el hombre. Podemos aceptarlo confiadamente porque Dios es quien lo ha confirmado. Hebreos 6:17-19, dice lo siguiente: “Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que, por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo”. Las 3 personas de la Santa Trinidad fueron involucradas en la provisión de la salvación para los pecadores caídos. Dios, El Padre, puso el plan; Dios, El Hijo, pagó el sacrificio; Dios, el Espíritu Santo, hace aplicar los beneficios a la persona que se arrepiente de sus pecados y pone su fe en el Dios que lo hizo posible todo. Una senda horrible le espera a todo aquél que peca. Romanos 1:18 nos dice: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. La ira de Dios no significa que Dios se enoja con el pecador, sino que Él se opone fuertemente al pecado. La ira de Dios traerá el castigo y destrucción del pecado en el infierno ardiente. La persona que mantiene en ese pecado sufrirá su castigo ahí. Por eso es que una salvación que salve del fuego del infierno no puede ser conocida por otra cosa menos que una salvación grande. Escuchemos estas promesas de Jesús concernientes a la liberación de la muerte. Juan 11:25 y 26 nos dicen: Jesús dijo, ‘yo mismo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, seguirá viviendo, aunque muera; aquella persona que sigue viviendo y cree en mí, nunca morirá’. Una salvación grande es aquélla que puede pasar por la misma puerta de la muerte y hacer que uno siga viviendo. Eso sí es una salvación grande. La persona que viene a Dios por medio de la fe personal en Cristo Jesús ha dejado de ser un hijo de Satanás para ser un hijo de Dios; al salir de las tinieblas a la luz, de condenación a justificación, de esclavitud a libertad, de muerte a vida, de culpabilidad a perdón, y del infierno al cielo. Eso es una salvación grandísima. ¿Cuánto costó esa salvación? En vista de que la salvación de los pecadores fue conseguida por un precio, ¿cuál fue el precio de la salvación? La Biblia es muy específica en cuanto a esto: los pecadores han sido comprados con la sangre preciosa de Cristo Jesús. Esa sangre que fue derramada en la cruz del calvario. Romanos 5:9 dice: Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por Él seremos salvos de la ira”. 1 Pedro 1:18 y 19 dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. Los sufrimientos de Cristo Jesús para los pecadores no fueron por accidente, ni fue un cambio repentino en los planes de Dios. Unos setecientos años antes de que ocurriera, Dios dijo: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”; Isaías 53:4-6. Tal fue el costo que el hijo de Dios dio su vida en rescate por los pecadores. Los logros de nuestro Señor Jesucristo son más allá del valor cuando consideramos todo lo bueno que Él ha traído al pecador. El apóstol Pablo lo expresó de esta manera en Efesios 1:3: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Toda bendición espiritual es de aquél que confía en Jesús como su único y suficiente salvador. Tan grande es la salvación que trae tantos beneficios a aquellas personas que se salvan por medio de confiar en Cristo Jesús. Vamos a orar. Padre, nuestros corazones se llenan de gozo al escuchar el mensaje de la salvación que has provisto en Cristo Jesús. Ayúdanos en comprender, más que nunca, el precioso privilegio que compartimos en la salvación por medio del arrepentimiento y fe. Mueve el corazón de muchos para que vengan a ti y para que entren en esta salvación. Por los méritos de Cristo Jesús, te lo pedimos. Amén.

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