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El Peligro Del Descuido
El Peligro Del Descuido - Parte 3
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:32 Minutes
Listens:
32
Aired on Ene 13, 2021

Escritura

Lucas 12:48; Hebreos 2:1; 2 Pedro 1:16 y 19; 1 Juan 1:1-3; 2 Pedro 1:19; Hebreos 6:16

Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:48 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Hebreos 2:1 16 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;

Nosotros somos una gente privilegiada en cada área de vida. Políticamente, vivimos en países libres y soberanos, gobernados por leyes que son justas. En cuanto a la sociedad, tenemos el privilegio de vivir donde queremos y escoger la vocación que nos guste. Culturalmente, la mayoría de nosotros vivimos en lugares donde la humanidad se ha desarrollado grandemente en tecnología moderna. Espiritualmente, tenemos la libertad de escuchar la verdad de Dios por medio de la Biblia y somos libres para adorar a Dios en la iglesia que deseamos. Tenemos muchos privilegios. Debemos acordarnos que los privilegios traen responsabilidades. Jesús dijo lo siguiente en Lucas 12:48: “Porque todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. Ese principio es verídico en cada área de nuestras vidas. No nos asombramos cuando leemos lo que nos dice Hebreos 2:1 porque estamos a sabiendas de este principio. El pasaje nos dice de la siguiente manera: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos”. El privilegio de poder escuchar el evangelio nos trae la responsabilidad de recibir ese mensaje y vivir conforme a ese mensaje. Hay un privilegio al cual no se le puede poner valor, incluido en el escuchar el evangelio, y no debemos de menospreciar ese privilegio. Pero el fiel discípulo de Jesucristo debe continuar dentro de los límites de lo que él ha escuchado. Para atender con diligencia las cosas que hemos oído de Dios, debemos entender dos cosas. En primer lugar, no debemos rechazar las verdades que Dios nos ha revelado. Esta revelación debe recibirse con gozo y humildad; es verdad, es una eterna verdad y nuestro destino eterno depende de cómo acatamos al oír el mensaje de la salvación. En segundo lugar, no podemos ser negligentes en cuanto al continuar en lo que hemos escuchado. Muchas personas reciben a Jesús, lo confiesan como salvador, pero no le siguen por medio de vivir la vida cristiana con buen testimonio y esto es un grave error. No importa si es el rechazo o la negligencia a las cosas de Dios, cualquiera de las dos cosas son actos serios de desobediencia a Él. Notemos que el versículo nos dice que ‘es necesario’; es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído. Esa frase nos indica un deber: somos responsables delante de Dios en hacer el bien con lo que hemos oído. La negligencia es un pecado; por lo consiguiente, es necesario que atendamos con diligencia. ¿Qué es lo que significa eso? Varios traductores nos dicen que la frase quiere decir poner más atención, escuchar más cuidadosamente, estar lo más atento posible. Todas estas ideas nos sugieren el hecho de considerar bien el asunto y darle mucha atención. Cada uno se refiere a un pensar profundo y una evaluación honesta en respuesta al mensaje que Dios clama en las sagradas escrituras. Tal mensaje tan importante por una persona tan importante como lo es Dios y sobre un tema de tanta importancia merece que lo atendamos diligentemente. ¿Cuál es la naturaleza de este mensaje? Número uno, es divino porque fue pronunciado por El Señor. Número dos, es un mensaje verdadero porque fue confirmado por aquéllos quienes le escucharon. Número tres, es divino porque Dios da testimonio de ese mensaje con señas y milagros y dones del Espíritu Santo. Uno podría considerar cosa de poca importancia un mensaje de los hombres, pero dicho mensaje de Dios debe ser atendido con diligencia. 2 Pedro 1:16 y 19 nos dice: “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. Hay dos testimonios grandes en cuanto a la veracidad del mensaje cristiano. En primer lugar, existe el testimonio de muchas personas que vieron con sus propios ojos lo majestuoso del mensaje. Esos testigos nos dicen lo siguiente en 1 Juan 1:1-3: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos”. No hay lugar para dudar del mensaje que ha venido al hombre por medio de la persona y el trabajo de Cristo Jesús. En segundo lugar, la verdad del mensaje cristiano nos viene por testimonio de la palabra escrita de Dios. Un testimonio visual es excelente pero la persona que vio podría equivocarse en cuanto a la visto o el significado de lo que vio. No es así con la escritura inspirada. En cuanto a la Biblia se nos dice en 2 Pedro 1:19 que tenemos la palabra profética más segura. ¿Más segura que qué? Más segura que el testimonio de un hombre mortal. Ocasionalmente oiremos a las personas decir ‘yo sólo creo lo que veo’. La Biblia dice que hay una forma más segura que esa: la palabra inspirada de Dios. La palabra escrita de Dios y el testimonio de sus hijos están unidos en cuanto al evangelio se concierne. Son buenas nuevas; es la buena nueva de salvación para pobres, para personas sin ayuda, para pecadores de los más perversos. Es la buena nueva de la salvación para todos basada en la gracia de Dios y no en los méritos humanos. Es un reporte verdadero de un hecho bendecido. Dios desea que cada persona pueda tener confianza en sus promesas. Por esa razón, Él no sólo habló y causó que sus palabras fueran escritas en un libro sagrado; también prometió cumplir cada palabra que Él dijo y, por si eso no era suficiente, Él hizo un juramento para asegurar el cumplimiento de sus promesas. Hebreos 6:16 nos aclara un poco más acerca de este asunto, leamos lo que nos dice: “Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que, por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros”. Somos responsables y es nuestro deber el escuchar y el obedecer la palabra de Dios. Dios no desea que tú avances con sólo el sentir del deber; Él desea que tú te sientas gozoso en tu relación personal con Él. Por eso es que Él promete y hace juramento para confirmar tu fe en Él y para inspirarte en su servicio. Propongo esas preguntas a cada creyente que comparte conmigo en este estudio: ¿cuál es la calidad de tu servicio a Dios en comparación a lo que era hace unas semanas?, ¿está mejor?; ¿estás más fervientemente en su obra o te sientes menos inspirado?; ¿está motivado tu servicio a Dios por amor a Él o lo haces porque es un deber?; ¿tu servicio hacia Dios está para agradarle a Él o para impresionar a los hombres? La respuesta que damos a esas preguntas reflejará si hemos atendido diligentemente el mensaje que Dios nos ha dado. Deseo también que cada persona quien no han recibido a Jesús como único y suficiente salvador responda en arrepentimiento y fe al llamado que Dios le hace. Tú has oído el mensaje de la salvación, pero ahora debes atender diligentemente a lo que has oído por medio de obedecer. Recibe en estos momentos a Jesús como tu salvador. Vamos a orar. Padre, estamos agradecidos de que cuando la inspiración no nos motiva en servirte, el deber lo hace. Te damos gracias porque entendemos que nuestro servicio no depende de nuestros sentimientos sino en el plan tuyo que nunca cambia. Danos la gracia que necesitamos para mantenernos interesados en cosas espirituales aun en medio de esta generación perversa y mala. Porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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