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El Peligro Del Descuido
El Peligro Del Descuido - Parte 4
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Duración: 00:14:32 Minutes
Listens:
512
Aired on Ene 14, 2021

Escritura

Hebreos 2:1; Santiago 4:13-15; Ezequiel 33:11; 2 Pedro 3:9; 2 Pedro 2:22; Hebreos 1:1-4; Hebreos 2:2; Juan 3:36; Job 22:21

Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Hebreos 2:1 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; 14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. 15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Santiago 4:13-15 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel? Ezequiel 33:11

Un amigo predicador estaba predicando en una conferencia bíblica en un estado lejos de su hogar. Al final de la conferencia, otro pastor le invitó para ir a pescar con él y así relajarse un poco antes de su siguiente cita en una conferencia. Ellos iban a alquilar una lanchita para dejarse llevar por la corriente de un río precioso que había en ese lugar. Sólo iban a descansar, tener un poco de compañerismo y gozar de la naturaleza; tal vez hasta agarraban algunos peces. Sería una experiencia tranquilizante. Pero existe una ocasión cuando es malo dejarse llevar por la corriente: es malo en cuanto a lo espiritual dejar que la corriente de otras cosas te aleje de tu servicio a Dios. Por eso es que Hebreos 2:1 nos dice: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos”. Consideremos el término deslizar. Nos viene la idea de botar cierto objeto repentinamente de modo que se quiebra con la caída; pero eso no es lo que significa este término. Deslizar significa únicamente dejar pasa una oportunidad. Esto no nos da un cuadro trágico de lo que perdemos por no ser cuidadosos y por ser negligentes. Viene un barco al puerto; el que navega no pone atención a las señales que le son dadas, no pasa por las aguas profundas y entonces queda embancado. Ese es el cuadro que nos da el término deslizar. Dios nos ha dado un maravilloso camino de salvación en Cristo Jesús; en Él estamos seguros. Él nos ha declarado positivamente en términos fáciles de comprender lo que se tiene que hacer para posesionar lo que Él ha provisto. Qué trágico sería que una persona, por negligencia, dejara que esa oportunidad se le escapara y, sin embargo, no le sucederá sólo a uno sino a multitudes de personas debido a la negligencia. Félix cometió el trágico error de la negligencia. Él despidió a Pablo quien le había dado su testimonio, introduciéndole al evangelio con estas palabras: “Ahora vete: pero cuando tenga oportunidad, te llamaré”. Él no consideró el hecho de que ahora es el tiempo de la salvación; tal vez el llamó a Pablo en otra ocasión, tal vez el escuchó el mensaje de la salvación, tal vez pidió perdón y aceptó a Cristo como salvador. Pero si lo hizo, la Biblia no nos lo dice. Es muy peligroso poner a un lado cosas de tanta importancia. Lo malo es que estas cosas traen consecuencias eternales. Consideremos la brevedad de la vida. El apóstol Santiago nos dice en su libro, en el capítulo 4:13-15: “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. La brevedad de la vida nos enseña que debemos de arreglar asuntos eternales hoy mismo. Alguien ha dicho que el deslizarse es la forma más pacífica, la forma más fácil, la forma menos dolorosa para morir; deslizarse poco a poco hasta, finalmente, morir. Pero Dios no desea que el pecador muera en sus pecados; Él dijo lo siguiente en Ezequiel 33:11 a su profeta: “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis?”. 2 Pedro 3:9 dice: El Señor es paciente, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Si alguien perece en sus pecados será porque eso es lo que quiso hacer y no porque Dios así lo deseó. Por eso es que la Biblia nos enseña en 2 Pedro 2:22 que sería mejor que una persona nunca conociera el camino de la salvación que haberlo oído y no hacerle caso dejando pasar la oportunidad. Tal persona no tiene apetito por las cosas espirituales. El juicio les espera a aquellas personas que dejan pasar la oportunidad de la salvación, la oportunidad de conocer a Dios. Ese juicio nos es relatado en el nuevo testamento e ilustrado repetidas veces en el antiguo testamento. Según la Biblia, la ley de Moisés fue la palabra hablada por ángeles, fue ordenado por ángeles y aquéllos quienes originalmente recibieron la palabra recibieron la ley por dispensación de los ángeles. La ley era importante porque era de Dios por la meditación de ángeles. La ley fue estrictamente ejecutada; cada transgresión o desobediencia recibió el castigo merecido. Cuando una persona, a sabiendas, se oponía a la ley de Dios, porque eso es lo que significa transgresión, tal persona pagó la consecuencia. Cuando una persona quebraba la ley, era responsable de sus hechos. La ley que vino de Dios, por medio de los ángeles a los hombres, fue estrictamente ejecutada. Existe otro mensaje que fue muy superior al mensaje recibido por Moisés en el Monte Sinaí: fue el mensaje que Dios envió a través de su unigénito hijo. Este mensaje es más importante porque el mensajero es más importante. Debemos considerar lo que nos dice Hebreos 1:1-4: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos”. El mensaje dado por Jesucristo es más importante que el mensaje que Moisés recibió de los ángeles. Éste es el argumento de Hebreos 2:2: “Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad”. ¿Entendiste la lógica de este versículo? Si un mensaje inferior, dado por mensajeros inferiores, recibió la necesaria disciplina para desobediencia qué más grande será el castigo y la disciplina para aquél que ignora con negligencia un mensaje tan grande dado por un mensajero superior como los es Cristo Jesús. La desobediencia y el rechazo al mensaje dado por los ángeles a Moisés trajo disciplina, exilio o la muerte física. Eso fue todo. Pero desobediencia o el rechazo del mensaje dado por Jesús resulta en el infierno mismo. Juan 3:36 nos dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”. Tú necesitas arrepentirte. Job 22:21 dice: “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien”. Vamos a orar. Padre, reconocemos que tus amonestaciones de juicio son expresiones de tu gracia porque tú nos amonestas para que no vengamos a condenación. Te damos gracias por cada vez que nos avisas al igual que por cada promesa que nos haces. Permita que aquéllos que escuchan el mensaje y el aviso puedan venir en arrepentimiento y fe en Cristo Jesús; porque en su nombre te lo suplicamos. Amén.

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