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¿Cómo Es Que Debemos Vivir? Parte I
Guarda Tu Vida Personal
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Abr 20, 2022
Abr 20, 2022
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

Efesios 4:17-32; Efesios 2:1

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; 19 los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 20 Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, 21 si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. 22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. 25 Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. 26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo. 28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:17-32 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Efesios 2:1

¿No es maravilloso como la Biblia es tan práctica en cuanto a su aplicación a nuestras vidas? De hecho, es como si él que estuviera escribiendo se diera cuenta de nuestro diario vivir. Hoy vamos a seguir nuestro estudio sobre cómo debemos vivir nosotros, los creyentes en Cristo. Seguimos en el libro de Efesios, capítulo 4, y hoy estudiaremos los versículos 17 al 32. Nuestro pasaje se va a dividir en 3 secciones lógicas, indicándonos lo que fuimos anteriormente, por qué cambiamos y cómo debemos comportarnos ahora.   Quiero que vayas con tu Biblia conmigo a nuestro texto en Efesios 4, y leeremos primeramente los versículos 17 al 19: “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza”. ¿Te acuerdas de cómo éramos antes de recibir a Jesús? Yo pienso que estos tres versículos nos dan una descripción perfecta de lo que éramos. El estado de todo incrédulo se puede describir con las 4 frases siguientes que sacamos de estos 3 versículos. La primera frase que describe al incrédulo es que “anda en la vanidad de su mente”. Una cosa vana es algo sin provecho, sin propósito, algo que no vale nada. Nos describe una vida sin metas y sin dirección. La mente del incrédulo es una mente muy activa pero nunca produce nada bueno. Por eso es que el versículo 23 de Efesios 4 nos enseña que debemos renovar nuestra mente en el Espíritu. La mente debe concentrarse en cosas buenas, puras y de beneficio. La segunda frase que nos describe al incrédulo es “un entendimiento entenebrecido”. Esto no significa que el incrédulo ya no pueda entender nada, sino que ya no puede distinguir entre el bien y el mal. Dios ha dicho que la consecuencia última de la rebelión en pecado es una mente reprobada que ha perdido los poderes de discernimiento. La tercera frase que describe al incrédulo es “ajeno a la vida de Dios”. El estar separado o ajeno a la vida de Dios simplemente significa que uno no ha recibido la vida que Dios ofrece por medio de su Hijo Jesucristo y que la persona que hace esto está muerto en sus delitos y pecados, según Efesios 2:1. Existe una insensibilidad espiritual que endurece el corazón de uno, haciéndole rechazar la invitación de Dios a recibir a su Hijo. Tal persona no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. La cuarta frase que describe al incrédulo es “los cuales se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impurezas”. La persona que rehúsa actuar de acuerdo a la justicia de Dios vivirá con la necesidad de vivir en un mundo corrupto de pecado. No tenemos más que hacer que ver a nuestro alrededor: Borracheras, impurezas sexuales, homosexualismo, lesbianismo, robos, abortos, y la lista podría seguir el resto del día para entrar aún al día de mañana. Lo malo es que esta es la condición no de unas cuantas personas nada más sino de todas las personas que rehúsan aceptar a Jesús como único y suficiente Salvador; esa era la condición de todos los creyentes antes de recibir a Jesús. Ahora quiero que vayamos a los versículos 20 al 24 para ver cómo fue que cambiamos: “Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Según estos versículos, puedo ver 5 cosas que se involucran con la descripción del cambio que une experimenta al venir a Jesús. En primer lugar, cambiamos cuando aprendimos a Cristo. ¿Te acuerdas cuando de repente te diste cuenta de lo que realmente significaba aceptar a Jesús como tu Salvador? El darme cuenta de ello fue lo que me ayudó en ejercer fe en Él, el conocerle personalmente es vida eterna. De hecho, ese fue el cambio que ocurrió en mi vida cuando realmente aprendí en Jesús. En segundo lugar, cambiamos cuando fuimos enseñados por Cristo. El mismo Espíritu Santo quien nos convenció de nuestra necesidad de Cristo y nos hizo nacer a la familia de Dios, permanece en nosotros para enseñarnos los asuntos de nuestro Señor. El gran gozo del cristiano es conocer cada día más y más de Dios. En tercer lugar, cambiamos cuando nos despojamos del viejo hombre. El viejo hombre es la condición no regenerada en la cual vivimos antes de conocer a Cristo; pero ahora nos hemos despojado de ese hombre. Ese hombre ha muerto y le hemos renunciado; ya no somos esclavos del pecado sino siervos de Cristo. En cuarto lugar, cambiamos cuando nos vestimos del nuevo hombre y ese nuevo hombre es marcado con la justicia y santidad de Dios mismo. Porque como nuevas criaturas en Cristo, llevamos en nosotros su naturaleza divina. De hecho, Dios vive en nosotros por medio de su Espíritu Santo. Y, en quinto lugar, cambiamos cuando nos renovamos en el espíritu de nuestra mente. Esta renovación es una experiencia continua; esta renovación sigue mientras que nosotros, según 2 Pedro 3:18, crecemos en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Vamos ahora a la tercera sección de nuestro estudio para ver cómo debemos comportarnos. Esto lo encontraremos en los versículos 25 al 32. Dice: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Quiero que sepas que cuando recibimos a Jesús, toda nuestra forma de vivir cambió y seguirá cambiando. Quiero que veas 8 cualidades que marcan la vida de los hijos de Dios en los versículos que terminamos de leer. Número 1: Los hijos de Dios dejan de ser mentirosos y buscan siempre hablar verdad. Ellos buscan ser honestos en todo lo que hacen, demuestran esta honestidad para que otros puedan confiar en ellos concerniente a la fe que profesan en Cristo Jesús. Número 2: Los hijos de Dios buscan controlar sus emociones. El enojo que tiene que ver con nuestro orgullo es dañino y el hijo de Dios no debe llevar un enojo de esta índole de un día para otro. Número 3: Los hijos de Dios no roban, sino que buscan más bien dar a otros. El trabajo honesto traerá ganancias y con esa ganancia el hijo de Dios suplirá las necesidades de otras personas. Número 4: Los hijos de Dios cuidan su hablar. El hablar de ellos es positivo y siempre buscan cultivar mensajes de aliento a otros. Número 5: Los hijos de Dios intentan no entristecer al Espíritu Santo e intentan estar siempre llenos de Él. El Espíritu de Dios se entristece cuando el hijo de Dios permite que haya pecado en su vida. Cuando el pecado entra a la vida del creyente, inmediatamente lo confiesa y pide el perdón de su Padre. Número 6: Los hijos de Dios mantienen fuera de sus vidas la amargura, enojo, gritería y otras malicias. Número 7: Los hijos de Dios son benignos; se ayudan y se aman, y sirven a Dios y al hombre por medio de diversos ministerios que Dios les ha dado. Y número 8: Los hijos de Dios perdonan. Vamos a orar: Padre, pido en el nombre de Jesús que nos ayudes a examinar nuestras vidas y ver que estas cosas estén en orden. Te lo pido para tu honra y tu gloria. Amén.

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