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La Mujer Que Place A Dios
Busca Convertir Su Familia A Cristo
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Dic 23, 2021
Dic 20, 2021
Duración:
00:14:33 Minutes
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Escritura

1 Corintios 7:14; Efesios 5:23

Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. 1 Corintios 7:14 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Efesios 5:23

Dios ha mandado específicamente que el creyente no se junte en yugo desigual con el incrédulo. Tal relación es inconsistente, hay mucha diferencia entre ellos, así como la diferencia entre la luz y la oscuridad, la justicia y la injusticia, o Cristo y Satanás. Aunque Dios avise en contra de ello muchos cristianos se han unido en matrimonio con incrédulos. Tal unión es atacada con fuertes problemas, no hay igualdad, hace falta aquella cosa que une a dos cristianos: el Espíritu básico, que es necesitado en el compañerismo matrimonial, está ausente. Es mi deber el intentar prevenir problemas, que ciertamente ocurrirían en el matrimonio, además de ayudar a aquellas personas quienes ya han entrado a una relación matrimonial sin tener una fe común en Dios. Vamos a suponer que una mujer cristiana está casada con un hombre incrédulo, en el hogar hay un problema bastante grave. En realidad, no importa si ella era cristiana antes o después de casarse con él, todavía tienen el problema. ¿Qué se puede hacer en esta situación? Bueno, en primer lugar, podría haber un divorcio entre la pareja, pero Dios no lo autoriza, la única base bíblica para el divorcio es la infidelidad o adulterio, de otra manera el cristiano tendrá que vivir con su cónyuge incrédulo, tal relación es santa. 1 Corintios 7:14 nos dice: “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos”. La mujer cristiana debe entregarse a ser la clase de persona, o la clase de esposa, que Dios quiere que ella sea. Puede ser que su situación matrimonial no sea ideal, pero ella puede mejorar esa situación por medio de ser devota a Dios. En segundo lugar, la esposa cristiana debe sujetarse a su marido incrédulo, si esto parece una injusticia, ella debe acordarse de que Efesios 5:23 dice que “…el marido es cabeza de la mujer”. Dios no hace estipulaciones sobre el hecho de que este arreglo cambia cuando uno de la pareja matrimonial es incrédulo. La única manera en que la mujer no tendría que obedecer a su marido es que si él la manda a hacer algo directamente en contra de la voluntad de Dios. Indudablemente el marido incrédulo no tratará a su esposa de la manera en que un marido creyente lo haría, pero de todos modos ella debe sujetarse a él como cabeza del hogar. Ninguna esposa cristiana guiará a su marido a los pies del Señor por medio de vivir en desobediencia a este mandato del Señor. Efesios 5:24 dice: “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”. La mujer no debe intentar excusarse de cumplir este mandamiento. En tercer lugar, la esposa cristiana debe preocuparse vitalmente con la conversión de su marido incrédulo, el hacer otra cosa sería negar su propia relación con Jesucristo. Dios ha puesto en los cristianos el deseo natural de ver a otros entregar sus vidas a Jesús, y ese deseo es magnificado cuando un miembro de su propia familia está sin Cristo. La esposa cristiana debe entregarse a Dios para ser usada por Él para atraer a su marido a los pies del Señor Jesús. ¿Qué hará la esposa cristiana para que su marido pueda llegar a los pies de Cristo? Hay varias cosas que puede hacer, tal vez ella tenga que hacerlas todas. Ella debe hablarle del Señor Jesús. Yo me asombro de cuántos matrimonios no saben si su marido o esposa son salvos o no, me parece a mí que esto se sabría por medio de una simple conversación. La esposa debe determinar cuál sea la relación entre su marido y Jesús, ella sabrá hacer esto sin enojarlo. Ella debe buscar las oportunidades para hablar personalmente con él de lo que Cristo significa para ella, claro está que estoy suponiendo que la mujer misma está viviendo en buena relación con el Señor. Si ella puede hablar de sus ropas favoritas, de su deseo de arreglar la casa, de su actitud hacia los vecinos y de su preferencia de amistades, seguramente podrá hablar del amor que ella tiene para con Jesús. Muchas veces el marido no deseará que su mujer hable de Jesús, en este caso ella no debe molestarlo, un testimonio en este caso no es prohibido, pero cuando el testimonio no es bien recibido no hay ventaja en poner oposición a la resistencia. La mujer debe tener cuidado de estar siempre amonestando al marido, un método antiguo de tortura era atar a un individuo donde no podía moverse y dejarle caer en la frente una gota de agua continua, gota a gota por un largo período de tiempo, después de un tiempo esto enloquecía a la víctima, y muchas esposas han perdido su testimonio por ser como esa tortura una gotera continua de amonestaciones. La esposa debe vivir la vida de Cristo delante de su marido, escuchemos lo que nos dice el apóstol Pedro en 1 Pedro 3:1 y 2: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa”. En otras palabras uno debe dejar que la vida de Cristo brille en su vida, uno tiene que cuidar sus acciones, sus palabras y sus actitudes, uno debe exhibir bondad, amor y el fruto del espíritu que es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre y templanza. Palabras de amonestación nunca pueden bombardear a la persona hasta hacerle someterse a Jesús, palabras así más bien alejarán a la persona, y cuando este es el caso, la esposa debe vivir su testimonio delante de su marido. La esposa debe tener un testimonio interno al igual que externo, haciendo notar la realidad de Jesús en su vida. Pedro exhorta en 1 Pedro 3:3 y 4: “Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino al interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible”. Algunos usan esos versículos para prohibir que la mujer use collares y pulseras, etc. El mismo argumento nos enseñaría que no debe usar ropa, “vuestro atavío en el vestir” sería el mismo de no usar peinado ostentoso o ponerse adornos de oro. La Biblia no prohíbe estas cosas, simplemente está enseñando que la mujer debe vestirse moderadamente, ella no debe vestir lo que está a la moda a menos de que esa moda vaya de acuerdo a su caminar delante de Dios. Su atracción a su marido no debe ser únicamente físico sino también espiritual, y no debe vestirse lujosamente pero tampoco debe vestirse con trapos, debe vestirse modestamente. La influencia primaria sobre su marido no debe ser por el hecho de que aparenta ser una reina físicamente, sino por el Espíritu de Cristo que ella refleja. Ella debe ser atractiva cuidando su cuerpo físico, pero de igual manera debe cuidar su actitud siendo tierna, quieta y paciente. ¿Tendrá efectividad tal testimonio? Si está saturado de oración, sí. La Biblia promete que el marido incrédulo puede ser ganado, aparte de la Palabra, por el testimonio de su mujer. La mujer cristiana no debe desesperarse, Dios ha provisto una manera en que su marido pueda salvarse. Si como esposas cristianas no han estado viviendo de esta manera ustedes deben pedir perdón a Dios y poner todo esto en práctica, deben decirles a sus maridos que se sienten mal por no haber estado viviendo correctamente y haciendo esto deben dedicar sus vidas completas a vivir como cristianas verdaderas, y Dios las usará para la salvación de toda la familia. Vamos a orar. Padre te pido que este mensaje haya tocado el corazón de alguna hermana en la fe, que necesitaba de esta enseñanza, Te pido que tu Espíritu Santo haga resplandecer la verdad en sus corazones y que puedan tomar medidas para vivir como Tú quieres que vivan para el bienestar de sus maridos e hijos. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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