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Como Ser Puro
Recibe La Vindicación De Dios
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 22, 2021
Oct 16, 2021
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

Deuteronomio 7:9; 2 Tesalonicenses 3:3

Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones. Deuteronomio 7:9 Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. 2 Tesalonicenses 3:3

“Dios es fiel a aquellos a quienes le son fiel a Él. Si nos paramos firmemente de parte de Dios veremos que Él se ha parado firmemente para nosotros. Deuteronomio 7:9 nos dice: “Conoce pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”. La fidelidad de Dios a su pueblo se manifiesta mejor en la separación de ellos del mundo, cada cristiano que resuelve en su corazón vivir en pureza, encontrará que los recursos de Dios están a su disposición. Eso es algo que Dios promete en su palabra. 2 Tesalonicenses 3:3 dice:” Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal”.   Satanás va a hacer todo lo posible para destruirnos, pero entonces tenemos la promesa de 1 Corintios 10:13 que nos dice: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. Hebreos 10:23 dice que nosotros los creyentes debemos mantener firmes, sin fluctuar la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió, aquel cuyo nombre es fiel y verdadero, nos ayudará al resolver nosotros conservarnos en pureza. 2 Crónicas 16:9 nos dice: “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él”.   La Biblia nos da muchos relatos de cuándo el pueblo de Dios resolvió mantenerse puros y sin contaminación del mundo. También nos habla de cómo Dios los vindicó, interviniendo a favor del pueblo. Todos estos relatos nos fueron dados para que pudiéramos tener confianza de que Dios también nos vindicará a nosotros, si es que resolvemos mantenernos puros delante de Él.   El primer capítulo del profeta Daniel nos cuenta de cómo cuatro jóvenes judíos, tal vez entre las edades de trece a quince años, fueron llevados en cautiverio de Jerusalén a la tierra de Babilonia. Ahí ellos fueron entrenados para servir de consejeros al rey. Los cuatro resolvieron en sus corazones mantenerse puros delante de Dios, no importara cuál fuera la situación en que se encontraran; en vez de contaminarse con la comida del rey de Babilonia, ellos pidieron comer legumbres y agua. El hecho de que hayan hecho tal asunto ponía en peligro sus vidas, fueron probados por diez días y al final de ese período el estado físico de ellos era mejor que el de los otros, quienes habían estado comiendo de la ración del rey, que se componía de carne y vino. Así que se les permitió seguir su dieta, en vez de tener que comer la comida del rey.   Debemos notar la evidencia de la intervención de Dios de parte de los jóvenes. Daniel 1:17, 19 y 20 nos dicen: “Y Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en su reino”. Yo te pregunto ¿Cómo llegaron ellos a tener estas habilidades? Y la Biblia nos responde: Dios les dio conocimiento e inteligencia; Dios los vindicó porque ellos estaban dispuestos a hacer su voluntad; ellos querían agradarle a Él, y Él los bendijo.   No debemos permitir que las personas nos juzguen en asuntos de comida y bebida, debemos pararnos sobre los principios de Dios en cuanto a la santidad. El hecho de que los hombres nos condenen, o nos alaben, eso no tiene importancia, Dios manifestará su aprobación en presencia de nuestros enemigos. Debemos pararnos firmemente en la pureza.   El tercer capítulo del libro de Daniel nos relata el solemne momento en que el rey Nabucodonosor hizo una imagen a semejanza de sí mismo. Fue una imagen muy impresionante; fue declarado que todos debían inclinarse a su imagen al oír la gente el sonar de ciertos instrumentos musicales; todos debían adorar a la imagen; el que no adorara sería lanzado a un horno de fuego ardiente. Este decreto del rey no era problema para los de Babilonia, ellos adoraban a diferentes imágenes todos los días. Pero ¿Y qué de los hebreos? Según el segundo mandamiento de Dios no debían inclinarse delante de ninguna imagen ¿Qué harían los hebreos? Lo que debían hacer, era permanecer fieles a su Dios y eso fue lo que hicieron, al único Dios verdadero.   Sadrac, Mesac y Abed-nego se atrevieron a serle fiel a Dios y no inclinarse delante de la imagen del rey, resolvieron no contaminarse con la idolatría. El rey tratando de darles una oportunidad más, los mandó traer delante de su presencia para inclinarse a su imagen, y así salvar sus vidas, los tres hebreos rehusaron inclinarse. Daniel 3:17 y 18 nos dice que ellos hablaron al rey diciendo: “Nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”. El rey se puso furioso, mandó a que calentaran el horno siete veces más caliente de lo que ya estaba.   Sadrac, Mesac y Abed-nego fueron atados y lanzados al horno; ellos habían decididos ser hallados puros delante de Dios y estaban dispuestos a cumplir, aun a costa de sus vidas. Es entonces cuando Dios entra al escenario, tres hombres fueron lanzados al horno, pero Nabucodonosor vio a cuatro sueltos y paseando en las llamas. La forma del cuarto hombre era semejante al Hijo de Dios. Dios había llegado al rescate de sus fieles siervos, salieron ilesos del horno y ni siquiera se le sentía olor a humo. Nosotros también podemos poner nuestras vidas en las manos de Dios. Mateo 4:10 nos dice: “Al señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás”. Debemos entregarnos por completo a Dios y ser lo que Él desea que seamos. Él cuidará de nosotros.   El sexto capítulo del libro de Daniel nos habla del hábito que Daniel tenía de orar tres veces al día. El rey nuevamente hizo un decreto prohibiendo a todos el expresar peticiones a su Dios, por un período de treinta días. El que violara este estatuto sería lanzado a un foso de leones. A Daniel no le importó lo que el rey había proclamado, él siguió postrándose delante de su Dios las tres veces al día. Sus acciones fueron descubiertas y Daniel fue llevado delante del rey. ¿Qué haría Dios? Pues vindicó a Daniel, es cierto que el profeta fue lanzado al foso de leones, pero Dios envió a un ángel a tapar las bocas de los leones; de tal manera que a Daniel no le sucedió nada.   Les he contado de estos tres incidentes, para aclarar el asunto de que podemos confiar en Dios. Debemos resolver en nuestro corazón serle fiel en todo lo que hagamos. Debemos pararnos firmes en la verdad, no importa cuál sea nuestra situación Dios nos protegerá y estará siempre a nuestro lado. A cada creyente Dios dice: “Sed santo, porque Yo Soy Santo” O también podríamos decir que es nuestro deber conservarnos en la pureza, cada uno de nosotros debemos estar dispuestos a pagar el precio y obedecer a Dios. Esto debe ser nuestro deseo porque Él es nuestro Padre.   Hemos llegado al final de otra serie, y espero que hayamos podido aprender nuevos principios que nos ayudaran a llegar a ser los hijos que Dios quiere que seamos. Y si tú no eres hijo de Dios, ¿Por qué no te arrepientes hoy de tus pecados y aceptas a Jesucristo? Él es el único quien puede salvarte. Para terminar, quiero que leamos en 1 Pedro 1:13-16: “Ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque Yo Soy Santo”.   Vamos a orar: Padre llegamos al final de otra enseñanza. Hemos aprendido que debemos resolver ser puros, que debemos resistir cada tentación, que debemos rehusar comprometernos con el mundo, que debemos huir de lugares o personas quienes nos podrían llevar al pecado y que demos confiar en ti sabiendo que Tú nos cuidarás si es que te somos fieles. Ayúdanos ahora a aplicar estas enseñanzas a nuestras vidas y ponerlas en práctica, porque te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén”.

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