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Como Ser Puro
Corre Del Peligro
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 21, 2021
Oct 16, 2021
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

2 Timoteo 2:22; Romanos 6:16.

Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. 2 Timoteo 2:22 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Romanos 6:16

En 2 Timoteo 2:22 encontramos una exhortación que fue dirigida a un joven, pero que es un imperativo para todo cristiano, dice: “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor”. Este versículo es un llamado a pureza espiritual, es un versículo que podemos usar como principio para nuestra serie de estudios sobre cómo mantenernos puros.   En realidad, este versículo nos enseña varios principios espirituales. En primer lugar nos enseña de las fuerzas y de las pasiones fuertes que rugen dentro de la naturaleza humana; en segundo lugar admite que los jóvenes tienen a veces más problemas con la carne, por ser un poco más fuertes los deseos, en ese tiempo de su vida; en tercer lugar nos enseña que uno puede huir de las pasiones juveniles; en cuarto lugar nos enseña que las cosas que deben marcar la vida de un cristiano son: justicia, fe, amor y paz; y en quinto lugar nos confiesa que las cualidades que acabamos de expresar están en aquellos quienes invocan al Señor, con un corazón limpio.   Todas estas cosas nos son serviciales en ayudarnos a mantener pura nuestras vidas delante del Señor. Para guardar nuestra pureza tendremos que huir de cosas que podrían contaminarnos. Podemos huir de lo que nos podría contaminar por medio de renunciar en nuestro corazón todo lo malo, es decir que podemos escoger lo correcto y rechazar lo malo. Debemos escoger a Dios en vez de satanás; lo puro en vez de lo sucio, por el resto de nuestras vidas. Mire, no podemos ser esclavos de dos señores, debemos aclarar nuestra alianza, pues no podemos ser de doble opinión. Romanos 6:16 nos dice: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”.   Observemos por un momento el ejemplo que nos da Moisés, Hebreos 11:27 nos dice que: “Él dejó a Egipto”; el término traducido “dejó”, es “catalipe”, en griego. Significa que Moisés hizo más que abandonar físicamente el país de Egipto. Significa que él lo abandonó también en su corazón, perdió el interés en Egipto, y ya no lo tomaba en cuenta. En realidad, podemos decir que él dejó a Egipto aún antes de salir del país de manera física. De igual manera la pureza espiritual necesita ser un abandono espiritual del pecado, ya no debemos mostrar un interés por el pecado, ya no deben haber deseos de pecar. No sólo necesitamos abandonar la práctica de pecar, sino que también debemos abandonar el deseo de practicar el pecado. Es fácil caer en tentación cuando nuestro deseo interno está de acuerdo con el llamado a pecar. Dios manda a todo creyente en Efesios 4:22 y 23 a: “Despojarse del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente”. Así que, si vamos a mantenernos puros delante de Él, debemos abandonar en nuestros corazones el preferir practicar el pecado.   Podemos huir de lo que nos puede contaminar espiritualmente, por medio de rehusar participar en cosas malas. El sabio autor de Proverbios 1:10 nos da este consejo: “Hijo mío, si los pecadores te quisieran engañar, no consientas”. Quiero decirles que otros van a intentar hacernos participar con ellos en pecar en contra de Dios, pero Efesios 5:7 nos dice: “No seáis, partícipes con ellos”. Nehemías fue un gran hombre de Dios en la Biblia, leemos de él en el Antiguo Testamento, los enemigos de Dios intentaron detenerle de reconstruir los muros de Jerusalén, para unirse al consejo de ellos; en Nehemías 6:3 encontramos que él les respondió: “Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros”. ¿Saben? La obra de nosotros es manifestar la realidad de Dios diariamente en nuestras vidas, ese también es una gran obra; ninguno debiera ser permitido interferir con esa obra por medio de llamarnos a consejo con los enemigos de Dios.   También tenemos el ejemplo de Daniel, su preparación religiosa le había informado de que ciertas comidas no eran la dieta apropiada para el pueblo de Dios; él propuso en su corazón no contaminarse por medio de comer esas comidas. No las comió, aun cuando el rey que las comía le ordenó hacerlo; Dios vindicó su fidelidad y honró su entrega total a Él.   Es importante que comprendamos que solo podremos ser limpios de corazón, cuando decidimos en nuestro corazón rechazar hacer cualquier cosa que va en contra de lo que a Dios le agrada. Debemos huir de la contaminación espiritual por medio de alejarnos de personas, o lugares, que son una tentación para nosotros. Muchas veces somos tentados más fuertes en alguna parte en particular, en tal caso debemos alejarnos de ese lugar. Podemos tener victoria sobre muchas cosas simplemente por no frecuentar ir a lugares que nos perjudican y por no juntarnos con personas quienes suelen intentar llevarnos a la práctica del pecado. José estuvo en casa de Potifar por un tiempo. Potifar había llegado a tener una gran confianza en él, y le había puesto sobre todo lo que estaba en su casa; pero José tenía un problema, la esposa de Potifar era una mujer inmoral que se sentía atraído a José. Un día ella le propuso entrar con ella a una relación adúltera, José tuvo que decidir: ¿Iría en contra de Dios por medio de consentir a la petición de ella? O ¿Huiría de la pasión juvenil? José escogió huir y quedar bien con Dios. El apóstol Pablo le dice al joven Timoteo: “…Huid de pasiones juveniles…”; de esta manera él amonesta a todo creyente que siente el deseo de pecar. Debemos huir de las personas o lugares que nos incitan a ir en contra de Dios; debemos huir o caer en pecado.   Otra cosa que creo, que es importante, es que cuando huimos, asegurémonos de irnos lejos, hay quienes huyen hasta la puerta para regresar. Debemos huir hasta estar fuera de peligro; nuestra separación debe ser total. Simón Pedro siguió a Jesús después de que el maestro fuera arrestado; se paró entre los enemigos del Señor para calentarse a la orilla de un fuego; alguien expresó el pensamiento de que Pedro era discípulo de Jesús, ya esto era un aviso de que él no estaba en el lugar correcto. Pedro se quitó, pero no se fue lejos, sólo se apartó a otro sector del Palacio, entre otros de los enemigos de Jesús. El fin del asunto fue que maldijo negando conocer al Señor Jesucristo, y después tuvo que salir a llorar amargamente por lo que había hecho. Si él se hubiera alejado totalmente del lugar tal vez no se hubiera tenido que arrepentir. No es suficiente movernos de un lugar de tentación a otro, cuando nos separemos del pecado, separémonos de verdad, totalmente.   Debemos huir de lo que podría contaminarnos espiritualmente, por medio de sustituir lo malo por algo mejor; debemos llenar nuestras mentes con tantas cosas buenas, que no habrá lugar para pensamientos malos. Filipenses 4:8 lo expresa de esta manera: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Si podemos llegar a pensar en todas las cosas buenas que Dios nos ha dado, y de lo misericordioso que es con nosotros; y si pensamos en lo que nos espera en el cielo y en todas las cosas que Él nos promete, entonces nuestra mente será re fortalecida y aguantará los ataques de pensamientos malos, no permitiéndolas entrar para hacer su daño.   Óigame, no es cosa de cobardía el huir del pecado, es cosa de inteligencia. Es asunto de rehusar en nuestros corazones el contaminarnos con cosas que nos alejarán de una buena comunión con Dios. Debemos rehusar participar en pecado; debemos alejarnos de lugares y personas quienes nos podrían llevar al pecado; debemos sustituir cosas malas por cosas buenas en nuestra vida; y si seguimos estos principios podremos mantenernos puros ante los ojos de Dios.   Vamos a orar. Padre nuestro deseo es conservarnos puros delante de ti, ya sabemos que no nos será fácil. Sabemos también que solos no vamos a poder, por eso es que venimos delante de ti. Danos fuerza para huir de la tentación; danos inteligencia de sustituir lo malo por cosas buenas. Padre ayúdanos a lograr esto para nuestro bien y para tu honra y gloria. En el nombre de Jesús te lo pedimos. Amén”.

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