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Como Ser Puro
Resiste El Mal
Pastor - Ricardo Robinson
(Centro De Vida)
Aired on Oct 19, 2021
Oct 16, 2021
Duración:
00:14:32 Minutes
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Escritura

1 Pedro 1:13-16; 1 Timoteo 5:22

Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 1 Pedro 1:13-16 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro. 1 Timoteo 5:22

1 Pedro 1:13-16 dice: “Ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque Yo Soy santo”. Este versículo se encuentra en dos palabras en 1 Timoteo 5:22: “Consérvate puro”.   El salmista hizo esta pregunta en el Salmos 24:3: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?” en el versículo 4 encontramos la respuesta: “El limpio de manos y puro de corazón”. Las manos limpias representan acto de pureza, un corazón puro significa motivos de honor; el anciano salmista expuso una verdad que Jesús declaró en una de las bienaventuranzas encontrada en el capítulo 5 de Mateo: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. La única manera de encontrarse con Dios es tener un corazón puro, por esto es que la Biblia nos expresa tantas formas en que podemos adquirir esa pureza, y la razón también por la cual estamos llevando a cabo esta serie de estudios de cómo mantenernos puros.   El cristiano toma el primer paso hacia la pureza cuando propone en su corazón no contaminarse con las cosas que Dios no aprueba, toma el siguiente paso hacia la pureza y una vida de santidad cuando resiste a la maldad. Unámonos de mente y corazón mientras que investigamos este asunto, de resistir la maldad.   En primer lugar, es necesario que comprendamos que Dios desea que nos mantengamos puros. Efesios 1:4 nos dice: “Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él”. La elección divina de Dios, no es solamente para salvación, sino para una vida de santificación consagrada a Él. Por eso es que la Biblia nos dice en 1 Pedro 1:15: “Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”. Dios requiere santidad en su gente. Conociendo nuestros límites, Él hace que cada creyente sea una nueva criatura en Cristo Jesús, y le da la capacidad de ser lo que es. Efesios 2:10 nos dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.   2 Corintios 5:14 y 15, dice: “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”. Como podemos ver el creyente en Cristo ya no debe vivir para sí, sino para Cristo. 1 Pedro 4:2 lo dice de esta manera: “Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios”. Dios quiere que sus hijos seamos puros en actitud, palabra y hecho. 1 Tesalonicenses 4:3 nos dice que “la voluntad de Dios es nuestra santificación”. Si deseamos agradar a Dios, solo hay una forma de hacerlo y es mantenernos puros. Debemos huir de cada situación en que podríamos pecar.   En segundo lugar, debemos reconocer que el problema que el hombre tiene con la carne, el mundo y el diablo, lo que le detiene de conservarse puro, es su propio problema, y es un problema grande. El mundo es enemigo del hombre y una fuerza que le detiene de conservarse puro. 1 Juan 2:15-17 nos dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Antes que todo quiero que comprendamos que, al decir mundo, no estamos hablando de las montañas, árboles, valles y ríos, sino de una sociedad degenerada en medio de la cual vivimos. No podemos vivir de acuerdo a lo aceptado por nuestra sociedad y ser puros al mismo tiempo.   La carne es enemigo del hombre y algo que puede contaminar su pureza espiritual. El término carne tiene cinco diferentes significados en la Biblia. En Génesis 2:24 se refiere a la unión íntima y permanente establecido entre el hombre y su esposa; en Génesis 6:13 se refiere a las criaturas que dependen del aliento de vida para existir; en Génesis 2:21 se refiere a la porción suave de nuestro cuerpo; en Juan 1:14 se refiere a la naturaleza humana material, en oposición a la divina naturaleza espiritual; y en Romanos 8:5 se refiere a la naturaleza del hombre no regenerada. Es en este último término, la depravidad de la naturaleza humana, que la Biblia expone a la carne como enemigo de la pureza en el cristiano.   El diablo es enemigo del hombre y de su pureza espiritual. El mismo nombre diablo significa acusador. Entendamos que hay un diablo y muchos demonios. El diablo conocido también por el nombre satanás, es el maligno enemigo de Dios y del hombre, él acusa a ambos. Él se lleva en cautiverio a los que se someten a él y los guía a la destrucción total de todo su ser. Él es como león rugiente, fuerte y sin compasión; como animal salvaje anda en busca de quien despedazar. El mundo, la carne y el diablo son nuestros enemigos espirituales. Estos tres se oponen a nosotros tanto internamente como externamente, y sin embargo nosotros podemos ser puros, no importa que tan fuertes sean estos tres.   En tercer lugar, debemos reconocer que es la habilidad de Dios que nos da fuerza para vencer. 1 Corintios 10:13 nos dice: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. Pensemos unos segundos en este versículo; en primer lugar nos enseña que vamos a experimentar la tentación, esto es común pues, no hay persona que no sea tentado, aún Jesucristo fue tentado; en segundo lugar nos enseña que nuestra victoria sobre la tentación se basa en la fidelidad de Dios; en tercer lugar nos enseña que Dios nunca nos permitirá ser tentados con más fuerza de lo que podríamos soportar; y en cuarto lugar nos enseña que cada vez que satanás nos envía una tentación, Dios nos envía una salida de escape.   En todo esto encontramos la esperanza del cristiano en obtener la victoria. No nos desanimemos cuando somos puestos a prueba. 2 Pedro 2:9 nos dice: “Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos”. Ninguna prueba es demasiado para Dios. 1 Juan 4:4 dice: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. Nosotros debemos aceptar con fe la victoria que Dios nos ha provisto, y en esto nos podremos regocijar.   En cuarto lugar, debemos reconocer que es el privilegio del hombre ser suficiente y puro en todas las situaciones. 1 Juan 5:1 y 4 nos dice: “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios. Todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. Nosotros podemos tener la victoria sobre el diario pecado. Dios dijo que lo podríamos tener, en cada tentación nosotros podemos decir: “Todo lo puedo en cristo que me fortalece” El Salmos 125:1 y 2 dice: “Los que confían en Jehová son como el Monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre”.   Nosotros podemos tener victoria, pero la victoria está en el poder de Dios y no en nuestro poder. 2 Corintios 3:5 dice: “No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”. No hay ninguna demanda sobre nosotros que no es también una demanda sobre Dios, quien vive en nosotros. Así que debemos mantener nuestra mira en Dios, para mantenernos puros delante de Él. Santiago 4:7 nos dice: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” así es como podemos mantenernos puros.   Vamos a orar. Padre el deseo de nuestro corazón es agradarte. Gracias por darnos la victoria sobre el mal en nuestras vidas, pero no vamos a ser necios y pensar que la fuerza está en nosotros. Bien sabemos que dependemos totalmente de ti. Señor ayúdanos a estar siempre totalmente entregados. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

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