Escritura
Un amigo predicador estaba predicando en una conferencia bíblica en un estado lejos de su hogar. Al final de la conferencia, otro pastor le invitó para ir a pescar con él y así relajarse un poco antes de su siguiente cita en una conferencia. Ellos iban a alquilar una lanchita para dejarse llevar por la corriente de un río precioso que había en ese lugar. Sólo iban a descansar, tener un poco de compañerismo y gozar de la naturaleza; tal vez hasta agarraban algunos peces. Sería una experiencia tranquilizante. Pero existe una ocasión cuando es malo dejarse llevar por la corriente: es malo en cuanto a lo espiritual dejar que la corriente de otras cosas te aleje de tu servicio a Dios. Por eso es que Hebreos 2:1 nos dice: "Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos."
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