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Vida Nueva
Lección Siete: Un Banquete Con El Rey
Pastor - Paul Tinoco
(Centro De Vida)
Duración: 00:21:58 Minutes
Listens:
45
Aired on Abr 19, 2020

Escritura

Lucas 14:15-24

Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.

Hay una invitación en tu puerta el día de hoy y es una invitación a un gran banquete. ¿estarías listo para asistir? Hoy continuaremos con la serie “Vida Nueva” y el mensaje de este estudio se titula “Un banquete con el Rey” con ustedes su amigo y pastor Paúl Tinoco. Hola estimado oyente, hoy estudiaremos una parábola muy hermosa y esta fue narrada en la casa de un gobernador que era Fariseo y que había invitado a Jesús a comer. En ese lugar nuestro maestro sanó a un hombre enfermo y enseño sobre el valor de la humildad como un requisito indispensable para entrar al reino de los cielos. Al oír acerca del Reino de Dios uno de los fariseos que estaba en ese lugar dijo una frase en referencia a ese tema. Les invito a abrir sus Biblias en el libro de Lucas 14:15-24 la palabra de Dios dice “Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.” La palabra bienaventurado significa feliz, contento o dichoso. ¿Quién gozaba de tales privilegios? Dijo el fariseo “Aquel que coma pan en el reino de Dios.” Estas palabras pronunciadas por este hombre, no eran dirigidas a todo el mundo, sino era una referencia a sí mismo y a sus amigos fariseos quienes estaban a la mesa con él. En otras palabras, lo que el fariseo dijo en realidad fue “Felices nosotros que un día gozaremos en el reino de Dios” Si algo caracterizaba a los Fariseos era la arrogancia, eran unos completos pavorreales, ellos no solo creían que tenían el cielo asegurado, sino también que eran dignos de entrar ahí. Lo que ellos no entendían es que nadie en este mundo es digno de entrar al cielo, el cielo es simplemente un regalo de la gracia de Dios a aquellos que reconocen su miseria y pecado delante de su creador y depositan toda su confianza en el salvador. Ante la errónea suposición de que él y sus amigos entrarían al reino, Jesús les mostro a través de una parábola quienes verdaderamente entrarían a ese lugar. Una parábola no era más que una narración breve y simbólica de la que se extraía una gran verdad espiritual. El texto de hoy lo podemos dividir en tres partes. En primer lugar, Un Reino Maravilloso; en segundo lugar, una invitación rechazada y en tercer lugar un regalo inmerecido. En primer lugar, veremos un reino maravilloso. La palabra de Dios dice “Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.” La historia comienza presentando a un hombre que hizo una cena realmente impresionante. Por la cena que hizo y por la cantidad de invitados podemos notar que este hombre era sumamente rico. ¿a quién representa este hombre? Este hombre representa a Dios.  ¿y la gran cena?   Esta cena maravillosa representa la salvación en su reino eterno. Este no era un evento cualquiera, era una cena extraordinaria y fenomenal, un verdadero banquete, una celebración llena de gozo, deleite y felicidad. ¿sabían que así será el cielo? Amado amigo, creo que el pensamiento más hermoso que podamos tener de ese lugar no se compara en nada a lo que ella será. el cielo será un lugar maravilloso, un lugar lleno de gozo, vida abundante, satisfacción y felicidad. Jesús también presenta la entrada al reino como un verdadero privilegio. ¿se imaginan que un día de estos el presidente de tu nación te haga llegar una invitación a una gran cena en Palacio de gobierno? Muchos estaríamos emocionados y felices de asistir. El hombre rico de esta historia representa al Dios de los cielos y es él directamente quien hace la invitación. ¡Que hermoso privilegio ¡ Las invitaciones a esta cena se dieron en dos etapas. Primero los siervos fueron y dieron aviso a los invitados de esta maravillosa cena que se iba a realizar, pero no les dijeron la hora exacta a la que se realizaría la cena. Después de esto cuando ya todo estaba listo dice la palabra de Dios “Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.” Cuando ya el banquete estaba preparado, el local adornado y las mesas listas, el siervo fue inmediatamente a casa de todos los invitados a anunciarles que ya todo estaba listo y que se apresurasen en venir. ¿a quienes representa los siervos que llevaron la primera invitación? Estos representan a los profetas del Antiguo testamento  ¿y a quienes representan los invitados?  los invitados representan a los israelitas quienes en primera instancia aceptaron la voz de los profetas de que ellos eran el pueblo elegido de Dios y que por tanto entrarían al reino. En segundo lugar, veremos, una invitación rechazada. La palabra de Dios continúa diciendo: “Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.” Cuando ya todo estaba listo lo inimaginable paso. Ninguno vino a la fiesta, todos, uno tras otro comenzó a presentar excusas. En el texto vemos tres ejemplos de las excusas que presentaron. Uno de ellos dijo “he comprado una hacienda y necesito ir a verla; te ruego que me excuses” esta excusa era totalmente absurda y carecía de lógica y sentido. ¿Quién compra algo sin antes verlo previamente? Yo creo que nadie. Todos antes de comprar algo nos fijamos bien en el producto,  si está  en  buenas  condiciones,  si  cumple  todas  nuestras expectativas o si es de buena calidad. Ya que una vez comprado mayormente no se puede devolver. El siguiente hombre dijo “He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.” Esta es otra excusa sin sentido, ¿Qué agricultor prueba cinco yuntas de bueyes en la noche? Nadie. El tranquilamente pudo haber esperado hasta el siguiente día para hacerlo, sin embargo, esta no era más que una excusa para no ir. Por último, otro hombre dijo “Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.” todo recién casado en la nación judía tenía ciertos privilegios como el ser excusado de hacer viajes de negocios o de prestar servicio militar, así esos asuntos no eran impedimento para que ellos pudieran ir y si lo pensamos bien que mejor forma de celebrar una boda que asistiendo a un banquete de lujo. Creo que asistir a este evento hubiera traído felicidad a la esposa, sin embargo, el hombre rehusó asistir. ¿a quienes representa el siervo que dio la segunda invitación? no hay duda de que representa a Juan el Bautista y a Jesús. Cuyo mensaje era “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” Sin embargo, los judíos entre ellos los Escribas y Fariseos a quienes la invitación había sido hecha al ver que Jesucristo era la puerta al salón de banquetes o al Reino de Dios simplemente rechazaron la invitación. la seducción de las riquezas y las preocupaciones de este mundo fueron la venda que les impidió ver la belleza de la salvación y el gozo de estar en Cristo. Antes de indicar con un dedo a estos hombres debemos de cerciorarnos si nosotros no estamos en la misma condición. ¿Cuántas personas en el día de hoy cuando se les invita a conocer y seguir a Cristo, presentan excusa tras excusa con tal de no hacerlo? ¿Cuáles son las excusas que normalmente escuchamos? Una de ellas es “no tengo tiempo ahora, más tarde talvez” decimos no tener tiempo para Dios, pero si tenemos tiempo para estar en el Facebook, tenemos tiempo para ver televisión o asistir a eventos o reuniones insignificantes. Otros dicen me gustaría ir a la iglesia, pero ahí todos son unos hipócritas” si algo es cierto es que no podemos generalizar, yo sé que hay muchos hipócritas en la iglesia, pero no todos son así, y si ese fuera el caso creo que no nos haría mal contar con uno más en la lista. Y si andas buscando una iglesia perfecta déjame decirte que nunca lo encontraras, y si en algún momento o lo encontraras déjame darte un consejo: “no te unas a ella, porque tan pronto lo hagas dejara de ser perfecta” muchos ven a la iglesia como si fuera un museo de santos, sin darse cuentas que no es más que un hospital de pecadores. Otra excusa bien común es “déjame gozar mi juventud y más adelante buscare a Dios” esta excusa no es válida ya que no sabemos cuándo será el último día de nuestra existencia, a veces creemos que viviremos muchos años, sin darnos cuenta que hoy puede ser el último día que estemos en este mundo.  Por último, muchos dicen “si entrego mi vida a Dios mi familia y mis amigos me abandonaran” si tus amigos te abandonan por tomar esa decisión en realidad no eran tus amigos, ya que un amigo permanece a nuestro lado en todo tiempo. Y si tu familia te bota de la casa por ser cristiano, déjame decirte que ese es el precio que tienes que pagar por ser discípulo del maestro. A veces decimos: “me gustaría estar en el cielo con el Señor” pero con nuestra vida, actitud y miles de excusas simplemente rechazamos esa hermosa invitación. Eso pasaba con los Fariseos, ellos soñaban con el cielo, sin embargo, con su vida y su actitud rechazaban y despreciaban al único que los podía salvar. En tercer lugar, veremos un regalo inmerecido. la palabra de Dios dice: “Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos que fueron convidados gustará mi cena” Después del rechazo a la invitación y de las excusas que pusieron cada uno, el siervo fue donde su señor y le contó lo sucedido. El padre de familia al escuchar la noticia se enojó grandemente. ¿Quién no haría lo mismo? Habían despreciado y actuado con indiferencia ante su amabilidad y generosidad, ofendiéndolo personalmente y avergonzándolo frente a todos. De la misma forma está enojado Dios con todos aquellos que rechazan el maravilloso regalo de la salvación. Juan 3:36 dice “el que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” ¿Qué de ti querido amigo? Si no aceptas hoy la invitación a la salvación por manos de un Dios misericordioso y clemente, un día lo enfrentaras como juez soberano y serás excluido del cielo por toda la eternidad. El banquete estaba preparado, la fiesta estaba a punto de comenzar así que ya no había tiempo para cancelar semejante celebración.  se haría de todas formas, sin embargo, ahora con un grupo totalmente diferente. El Señor manda a su siervo a ir por las plazas y calles de la ciudad y traer a los pobres, a los mancos, los cojos y los ciegos. Muchos de ellos no podrían ir por su propia cuenta y algunos ni siquiera se creerían semejante invitación, así que requería que alguien los llevara. Y esa era la tarea del siervo. Para los fariseos que estaban escuchando lo que Jesús decía, esta invitación a este tipo de personas parecía algo absurdo y ridículo, ya que ellos los consideraban como impuros e indignos,  personas de segunda categoría,  que eran malditos a los ojos de Dios.  ¡cuán equivocados estaban¡ Después de cumplir la tarea el siervo va nuevamente a su señor y le dice: ya hice lo que me mandaste sin embargo todavía hay espacio en el salón. Entonces el dueño de la casa le ordena y le dice: ve por los caminos y por los vallados y fuérzalos a entrar para que se llene mi casa. ¿Quiénes vivían por los caminos y los vallados? Eran personas gentiles de mal vivir, muchos de ellos no tenían casa propia y se alojaban en burdeles, albergues andrajosos y posadas de caminos. ¿a quienes representan los pobres, los cojos, los mancos, los ciegos y aquellos que vagan por los caminos y collados? No hay duda que representan a los pecadores arrepentidos, a aquellos que reconocen su miseria y su pobreza espiritual, a aquellos que se creen indignos de entrar al cielo basado en sus logros personales. Representan a los humildes, a los que reconocen su bancarrota espiritual, a aquellos que no quieren ni siquiera alzar sus ojos al cielo y con lágrimas de dolor exclaman “Dios ten misericordia de mí, él gran pecador” ¿Qué de ti querido amigo? ¿has aceptado o has rechazado la invitación para la gran cena? A causa de nuestro pecado estamos condenados a la muerte eterna, sin embargo, por amor, nuestro Señor Jesucristo dejo su gloria y descendió a este mundo lleno de maldad para morir por tus pecados y por los míos, el ocupo en la cruz el lugar que nosotros merecíamos. Sin embargo, la muerte no tuvo poder sobre él y al tercer día resucito. Y desde esa tumba vacía invita a todo el mundo a arrepentirse de sus pecados, a creer en él y por gracia aceptar el regalo de la vida eterna. Amado amigo la invitación a la salvación de tu alma y a la entrada al reino está en tu puerta el día de hoy, no pongas excusas para rendirte delante de él, no rechaces semejante amor. Acepta la bondad y la misericordia de un Dios compasivo y solo así serás participe de la gran cena en el reino de los cielos.

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